Lo que le sucede a los ojos es crucial para el cerebro. Hay un cerebro, pero dos ojos. Y los dos ojos transportan más o menos la misma información, pero no completamente la misma. Entonces, el cerebro único, que se encuentra detrás, debe seleccionar lo que viene de un ojo o del otro. Y surge la pregunta de la rivalidad entre los dos ojos, de lo que se llama dominancia ocular. Tratamos de encontrar un método que permita de manera segura y sin ninguna duda, distinguir, cuál de los ojos, el derecho o izquierdo es el dominante ocular. Y creamos un método de determinación que llamamos la dominancia afterimage.
-Albert Le Floch
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Guy Ropars y Albert Le Floch, científicos de la Universidad de Rennes, creen haber descubierto la causa de la dislexia, la dificultad para leer que se da en individuos que, en principio, no presentan ninguna condición física ni mental que pueda explicar este problema. Foto Pier Gagné
La dislexia, un trastorno de aprendizaje de la lectura considerado común, afecta a unas 700 millones de personas en el mundo según la OMS, es decir, a una de cada diez. Investigadores franceses creen haber hallado una causa anatómica y al parecer tratable de la dislexia, que estaría localizada en unas minúsculas células receptoras de luz en los ojos.
Y aunque muchos científicos argumentan que la dislexia es de origen neurológico, los dos físicos especializados en óptica, Albert Le Floch y Guy Ropars abrieron nuevas vías explicativas.
La parte del ojo que permite al cerebro seleccionar un ojo dominante sería idéntica en ambos ojos en los disléxicos. El descubrimiento es prometedor para el tratamiento de este trastorno de la lectura, según Albert Le Floch, quien junto a Guy Ropars, han desarrollado el método afterimage (de la imagen subsiguiente) que puede detectar el dominio ocular. Durante un experimento en varios grupos de estudiantes, descubrieron que los sujetos disléxicos carecían de un ojo dominante como ocurre en una persona normal.
La investigación
Los científicos de la Universidad de Rennes, estudiaron los ojos de un grupo de 30 personas disléxicas y de otras 30 que no lo eran.
Su observación se concentró sobre todo en la fóvea, una pequeña fosa que se encuentra en la retina. La fóvea enfoca los rayos luminosos y, por ende, constituye el punto de máxima agudeza visual. Cuando uno se concentra en observar una cosa específica, está utilizando su fóvea.
Los ojos cuentan con dos tipos de células fotorreceptoras, es decir, que procesan la luz: los conos y los bastones. Gracias a los bastones podemos ver en un cuarto poco iluminado. Pero son los conos los que nos permiten distinguir los colores.
La mayor parte de los conos se encuentran en la fóvea y son de tres clases: los sensibles a la luz roja, a la verde y a la azul. Le Floch y Ropars descubrieron que las fóveas de ambos grupos de personas estudiadas diferían.
La diferencia del ojo dominante
La fóvea tiene un pequeño agujero de entre 0,1 y 0,15 milímetros de diámetro donde no hay conos azules.
La mayoría de personas tienen un ojo dominante al que el cerebro hace más caso que al otro a la hora de procesar las imágenes que le llegan.
En los no disléxicos, el hueco de la fóvea del ojo dominante es redondo mientras que el del otro ojo tiene una forma irregular.
En los disléxicos, en cambio, los agujeros de ambos ojos son redondos. Esto significa que carecen de un ojo dominante, según los investigadores.

Floch y Ropars afirman que no encontraron ningún ejemplo que contradiga lo encontrado entre los 30 estudiantes disléxicos que participaron en el experimento. getty images/istockphoto / tony4urban
Anatomía del ojo disléxico
Para entender esta anomalía, buscaron en la parte inferior de la retina, específicamente en la fóvea. La mitad de las fibras que van al cerebro provienen de esta área del ojo, que mide un milímetro cuadrado. Los optometristas la conocen bien; es particularmente útil para medir la calidad de la vista.
En la fóvea, los conos azules, rojos y verdes permiten distinguir los colores. Sin embargo, en los humanos, los conos azules son más numerosos que los rojos. Para remediar este problema analizaron una pequeña zona llamada centroide del punto de Maxwell que no contiene ningún cono azul. Para Albert Le Floch y Guy Ropars, el contorno de ese punto es muy importante. En el ojo dominante, el contorno es redondo, mientras que en el otro ojo, su contorno es impreciso, como un globo deformado. Sin embargo, en los disléxicos, los dos centroides son redondos: el cerebro recibe dos imágenes dominantes.
Si tienes dos ojos que producen dos imágenes con el mismo valor en términos de imagen, el cerebro se molesta: porque recibe dos imágenes que tienen la misma calidad. Entonces pasa su tiempo saltando de una imagen a otra.
-Albert Le Floch

En esta prueba, la lámpara derecha es normal y la izquierda es estroboscópica. La luz estroboscópica se usa para apagar la luz por una fracción de segundo, lo que atenuaría la imagen del espejo en el participante disléxico. Foto: Pier Gagné
Efecto especular: ¿»b» o «d»?
En el corazón de esta confusión, el cerebro de los disléxicos tiene un gran problema. Él ve tanto la imagen especular, su reflejo, lo que podría explicar por qué confunde letras como la «b» y «d».
Albert Le Floch explica que cuando se forma una «b» en un hemisferio del cerebro, su imagen también se envía al hemisferio opuesto. Durante el pasaje, la imagen se invierte. Luego se envía al cerebro central, pero con un retraso de diez milisegundos en la imagen principal.
Normalmente, el cerebro rechaza la imagen reflejada, que es de menor calidad. Sin embargo, el disléxico ve ambas imágenes porque tiene dos ojos dominantes.
«La imagen especular, que la persona normal es capaz de eliminar porque es de menor calidad, en el disléxico, cuando se le muestra una b él ve al mismo tiempo una b y la imagen espejo, es decir una d”.
Ambos científicos creen que se puede desarrollar una cura.
Albert Le Floch y Guy Ropars han desarrollado una técnica para contrarrestar este efecto espejo problemático. Como la imagen especular demora 10 milisegundos más que la imagen principal para llegar al cerebro central, descubrieron que una iluminación tipo estroboscópica podría ofrecer una solución.
Su equipo utilizó una lámpara que emitía luces LED a tanta velocidad que las mismas se hacían invisibles a simple vista, pero conseguían anular una de las imágenes en el cerebro de los disléxicos cuando leían.
Si modulamos la lámpara y usamos estos milisegundos para atenuar la fuerza de la imagen especular, el cerebro puede eliminarla. La lectura se vuelve normal.
-Albert Le Floch, físico
Floch y Ropars siguen siendo cautelosos sobre los efectos beneficiosos de su descubrimiento en la vida diaria de los disléxicos. Aunque afirman que no encontraron ningún contraejemplo entre los 30 estudiantes disléxicos que participaron en el experimento.
Hipótesis impugnada por científico canadiense y otros
Sin embargo, los especialistas en trastornos del aprendizaje no están convencidos por las conclusiones de estos investigadores. Dave Ellemberg, un neuropsicólogo que estudia el desarrollo de las funciones visuales en la Universidad de Montreal, señala que es demasiado pronto para sacar conclusiones y que el estudio no menciona específicamente cómo el nivel de lectura de las personas disléxicas se mejora con la luz estroboscópica.
¿Leer es más fluido, más preciso? ¿Es más rápido? ¿La lectura pasa de 120 palabras por minuto a 400 palabras por minuto cuando hacen una lectura silenciosa? Estas son todas cosas para validar.
-Dave Ellemberg, neuropsicólogo

El neuropsicólogo Dave Ellemberg Foto: Radio-Canadá
Esta investigación fue criticada inmediatamente también por especialistas en trastornos del aprendizaje. La Federación Francesa de Dislexia es muy cautelosa. Establece que los métodos utilizados por los investigadores son poco convencionales y que es difícil apreciar su valor total.
Los resultados del estudio acaban de publicarse en la revista británica Proceedings of the Royal Society.
Albert Le Floch fue entrevistado por Sophie-Andrée Blondin
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