Una empresa canadiense de publicidad en la red del internet, reconocida por su papel a la hora de convencer a los votantes británicos a que abandonen la Unión Europea, también fue utilizada en un esfuerzo por eludir los límites de gastos de la campaña de Brexit, según un denunciante, aunque no está claro si la empresa estaba implicada en el supuesto plan.
Durante el referéndum de 2016, un grupo llamado Vote Leave, respaldado entre otros por el entonces ex alcalde de Londres y actual canciller británico Boris Johnson, fue la organización oficialmente designada por el bando que propiciaba esa salida mediante un referéndum.
Según previos informes financieros, alrededor del 40 por ciento del total de la recaudación de fondos de la campaña de Vote Leave fue gastada en una pequeña empresa con sede en la ciudad de Victoria, Columbia Británica, llamada AggregateIQ (AIQ): unos 3 millones de libras esterlinas, o 5.4 millones de dólares en total.
Otras campañas llevadas a cabo por terceras partes también podían recaudar fondos en apoyo a la campaña para dejar la Unión Europea. Estas tenían su propio tope de recaudación de fondos más pequeño, siempre y cuando se mantuvieran independientes de la campaña oficial.
La firma canadiense AIQ también trabajó para una de estas campañas de apoyo, un grupo enfocado en los jóvenes llamado BeLeave, que fue presentado como distinto y separado de la campaña Vote Leave.

Los voluntarios de BeLeave, Shahmir Sanni (izquierda) y Darren Grimes (derecha), haciendo campaña a favor de «Vote Leave», que oficialmente era una campaña aparte, el día antes del referéndum del Brexit. Sanni es el informante que habló con el difusor público CBC News. (Foto: CBC)
El papel de AIQ en la campaña es bien conocido. Lo que es nuevo, según el denunciante y ex voluntario de Vote Leave, Shahmir Sanni, y lo que muestran documentos obtenidos por la radio pública canadiense CBC, el periódico británico The Guardian y el estadounidense The New York Times, es que la conexión entre las campañas Vote Leave y BeLeave sería de una mayor proximidad que lo que fue revelado anteriormente.
El alcance de esa conexión es importante. No es ilegal que una campaña oficial coordine gastos con campañas de terceras partes, pero bajo las leyes electorales británicas, todas estas campañas deben compartir un solo límite de gastos.
El denunciante, Shahmir Sanni afirma que eso no fue lo que ocurrió en los hechos.
«Ahora, por primera vez, tenemos una gran cantidad de pruebas que demuestran que estas dos campañas estaban estrechamente vinculadas, contrariamente a lo que se ha dicho», dijo Tamsin Allen, la abogada de Shahmir Sanni, en una entrevista con CBC News desde Londres el pasado viernes.
«Si hubo gasto excesivo, entonces lo que fue proclamado como la voluntad del pueblo podría haber sido, de hecho, un resultado por el cual se pagó», dijo la abogada Tamsin Allen.

El ex alcalde de Londres y actual canciller británico, Boris Johnson, es un firme partidario de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. (Foto: Reuters)
Dominic Cummings, que dirigió la campaña «Vote Leave», y Darren Grimes, que dirigió la campaña «BeLeave», negaron las acusaciones de gastos ilegales en declaraciones a The Guardian.
En noviembre del año pasado, la Comisión Electoral del Reino Unido abrió una investigación sobre si el uso de los servicios de la compañía canadiense AggregateIQ (AIQ) por parte de las dos campañas violó la ley electoral británica. Dos evaluaciones anteriores realizadas a principios de 2017 no dieron lugar a ninguna acción.
Los cofundadores de AIQ, Jeff Silvester y Zack Massingham, ambos basados en Victoria, no respondieron a las múltiples solicitudes de entrevistas. Pero mediante comunicado, la compañía negó haber cometido un acto ilegítimo.
«AggregateIQ trabaja en total cumplimiento con todos los requisitos legales y regulatorios en todas las jurisdicciones donde operamos», dijo la compañía al difusor público canadiense CBC, y «nunca ha estado involucrada a sabiendas en ninguna actividad ilegal».
Sanni presentó los documentos de prueba a la Comisión Electoral del Reino Unido la semana pasada. Hay planes para hacer público en los próximos días ese material, dijo su abogada, a fin de que «la gente decida por sí misma».

Christopher Wylie dijo al difusor público canadiense CBC que Cambridge Analytica apuntó como objetivo a millones de estadounidenses durante la campaña electoral de Trump, utilizando sin su conocimiento sus perfiles psicológicos. (Foto: Lily Martin/CBC)
Esta historia empezó ccuando Christopher Wylie, el denunciante canadiense, desencadenó una poderosa tempestad esta semana al exponer las prácticas de la consultora política británica Cambridge Analytica.
Esa compañía obtuvo información privada de más de 50 millones de usuarios de Facebook y utilizó esos datos para vincular los rasgos de personalidad de estos usuarios con su comportamiento electoral para beneficio de clientes como Donald Trump durante la campaña electoral estadounidense de 2016.
Documentos obtenidos por CBC News muestran que Wylie envió un fatídico correo electrónico al cofundador de AggregateIQ (AIQ), Jeff Silvester en agosto de 2013.
Christopher Wylie describió a Silvester como un antiguo colega y mentor. Ambos habían trabajado para el Partido Liberal federal de Canadá.
En el correo electrónico, Wylie le habló de su nuevo trabajo como director de investigación para una empresa británica de consultoría política llamada SCL, la empresa matriz de lo que con el tiempo se convertiría en Cambridge Analytica.
«Principalmente hacemos trabajo de guerra psicológica para la OTAN», escribió Wylie en el correo electrónico. Y adjuntó un folleto. ¿Le interesaría a Silvester unirse a esta causa?
«Necesitas una oficina en Canadá», le respondió Silvester más tarde esa noche.
En noviembre de 2013, Jeff Silvester y su socio Zack Massingham firmaron su primer contrato con SCL. Ellos llamaron a su compañía AggregateIQ.

Alexander Nix, director ejecutivo de Cambridge Analytica. Él declaró que “trabajó con Facebook para asegurarse de que estaban satisfechos de que no habíamos violado a sabiendas ninguno de los términos de servicio de Facebook». (Foto: Pedro Nunes/Reuters)
Aunque Wylie dijo que técnicamente la canadiense AggregateIQ estaba separada de SCL, él dice que la oficina de AIQ en Victoria, BC, internamente era referida simplemente como el brazo canadiense de la compañía británica.
La firma canadiense AIQ refuta esta información. «AggregateIQ no es y nunca ha sido parte de Cambridge Analytica o SCL», dijo la compañía, y «tampoco ha firmado un contrato con Cambridge Analytica».
Durante los años siguientes, Wylie dice que la firma AIQ trabajó en proyectos para Cambridge Analytica en todo el mundo en relativo anonimato, hasta que su trabajo sobre Brexit se convirtió en noticia de primera plana.
Ese trabajo es ahora objeto de investigaciones por parte de la Oficina del Comisionado de Información y Privacidad de Columbia Británica (OIPC, por sus siglas en inglés) y el Comisionado de Información de Gran Bretaña, aunque la jurisdicción en la que se basa la empresa AIQ puede dificultar las cosas para la entidad británica.
La empresa canadiense AIQ dijo que está cooperando con la investigación del Comisionado de Información y Privacidad de Columbia Británica, y declaró al periódico canadiense The Globe and Mail el año pasado que cooperaría con cualquier investigación.
Un aspecto central de la investigación es si Vote Leave coordinó con BeLeave el gasto de unas 625.000 libras esterlinas, equivalentes a 1.1 millones de dólares, suma que habría colocado a la campaña oficial en favor del Brexit por encima de su límite de gastos.
Otra interrogante es saber si la empresa canadiense AIQ les ayudó a hacerlo a sabiendas de que era una acción ilegal.
La campaña de Vote Leave le dio el dinero a BeLeave, que luego fue gastado en servicios proporcionados por la canadiense AIQ.

Aunque la xenofobia fue un factor clave para algunos votantes británicos en favor de la salida de la Unión Europea, otro factor es el dinero gastado en la campaña en favor del Brexit. (Foto: Matt Dunham/ Prensa Asociada)
En una declaración, un abogado que representaba a AIQ dijo que la compañía «no tenía conocimiento de ninguna prueba de coordinación entre Vote Leave y BeLeave para violar cualquier norma».
Ese acuerdo salió a la luz pública por primera vez en 2016. Los organizadores de ambas campañas mantuvieron desde entonces que BeLeave era una organización totalmente separada, actuando por su cuenta, y que no había coordinación sobre cómo debería ser gastado el dinero.
Sin embargo, el denunciante, Shahmir Sanni presentó pruebas escritas y documentos de apoyo a la Comisión Electoral británica que demuestran que sí hubo coordinación entre las dos campañas para que Gran Bretaña deje la Unión Europea.
«Hay un agujero en esta historia. ¿Qué fue precisamente lo que la firma canadiense AIQ hizo con todo el dinero que les dieron los activistas por la salida de Gran Bretaña en el referéndum de la UE?», dijo Tamsin Allen, la abogada de Sanni. «¿Qué pasó con ese dinero? ¿Para quién trabajaban y qué mensajes enviaban, a quién y con qué datos? Esa pregunta sólo puede ser respondida por personas que trabajan para AIQ. Y ellos son los que necesitan venir aquí y contestar», sostuvo la aboga del denunciante.
AIQ dijo al difusor público CBC que el pago que recibió «sólo se utilizó para la campaña y los propósitos de BeLeave, y para ningún otro propósito».
No fue hasta el verano pasado, cuando comenzaron a surgir informes más detallados, que Sanni dijo que se dio cuenta de que algo andaba mal.
Su conclusión fue que él, un voluntario sin experiencia, fue utilizado por altos responsables de la campaña Vote Leave en lo que Sanni afirma que fue una «estafa» para gastar más dinero del permitido legalmente en la campaña del Brexit.
EscucheFuentes: M. Bragga/CBC/RCI
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