A medida que aumenta la impugnación al presunto ataque químico por parte del gobierno sirio en Duma el pasado 7 de abril, la embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, decidió ampliar sus argumentos para justificar un ataque contra Siria este viernes al declarar que Washington cree que las fuerzas del presidente Bashar al-Assad usaron armas químicas al menos 50 veces durante los siete años de guerra en Siria.
“(Trump) aún no ha tomado una decisión sobre una posible acción en Siria. Pero Estados Unidos y nuestros aliados deberíamos decidir actuar en Siria, será en defensa de un principio en el cual todos estamos de acuerdo”, dijo Haley al Consejo de Seguridad de la ONU.
Sergei Lavrov, ministro ruso de Asuntos Exteriores, declaró que posee pruebas documentales que demostraban que «los servicios especiales de un país, que ahora está tratando de estar en las primeras filas de la campaña rusofóbica, estaban involucrados en el montaje del evento», en referencia al presunto ataque con armas químicas ocurrido en Siria el pasado 7 de abril.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, habla durante una conferencia de prensa en la sede de las Naciones Unidas. (Foto: Mary Altaffer / Prensa Asociada)
Alexander Yakovenko, el embajador ruso en Londres, dijo a los periodistas que las fuerzas de defensa civil sirias financiadas por el Reino Unido, los Cascos Blancos, eran responsables de organizar falsos ataques químicos por parte del ejército sirio en un intento de engañar al mundo. Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, fue más allá diciendo: «Tenemos… pruebas que demuestran que Gran Bretaña estuvo directamente involucrada en la organización de esta provocación».
El equipo de inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas de la ONU comenzará a trabajar el sábado para determinar si se utilizaron armas químicas en Duma el 7 de abril.
Esta ciudad era el último bastión de la oposición en la capital siria. El ataque causó la muerte de más de 40 personas y dejó heridas a unas 500 otras, suscitando una la condena de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido. Rusia dice que se trata de un montaje mediático.
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