Un grupo de niños migrantes, en su travesía a través de México. REUTERS/Henry Romero.

El flagelo de la migración no acompañada de menores

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Antonia Rodríguez es una abogada mexicana especializada en derechos humanos, que participó días pasados en los encuentros organizados en Canadá por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y que referimos el lunes aquí.

Dentro de la problemática de los desplazamientos que se registran de manera masiva en América Central, uno de los ejes más preocupantes lo constituye la migración no acompañada de menores, es decir, el traslado de niños solos, sin la presencia de sus padres, que buscan escapar a la situación que ellos y sus familias viven en sus lugares de residencia.

La violencia los empuja lejos de sus familias, pero los acompaña a lo largo de sus desplazamientos. REUTERS/Edgard Garrido.

Esos niños se dirigen principalmente hacia Estados Unidos, atravesando vastos territorios en los que están a merced del crimen organizado, que puede utilizarlos para el contrabando de drogas o, directamente, como pieza de tráfico humano.

La violencia se ubica en el centro de esos traslados, sobrepasando a las razones económicas que eran el motor de las migraciones registradas en años precedentes.

Rodríguez sostiene que esos menores llegan a tal situación por encontrarse en un contexto de abandono social, es decir, no reciben la protección y la contención adecuada por parte de quienes deberían dársela, principalmente el Estado, el sistema educativo, las organizaciones intermedias

Son numerosos los niños migrantes desaparecidos sin dejar rastro. REUTERS/Gustavo Graf.

Nuestra entrevistada es integrante, además, de la Fundación Casa Alianza México, una institución que trabaja por la restitución de derechos a niños, niñas y adolescentes víctimas de ese abandono social.

En diciembre próximo, México tendrá un nuevo gobierno y establecer políticas para contrarrestar el desplazamiento de menores, y del resto de la población, constituirá uno de sus principales desafíos.

Del mismo modo, la situación planteada en Estados Unidos, donde las autoridades forzaron la separación de los menores de sus padres y la revisión de esa medida, en parte gracias a la presión de la comunidad internacional, hablan de la necesidad de cooperación y solidaridad  a través de las fronteras.

En ese terreno, Canadá tiene un papel a jugar. El interés y la repercusión logrados por los encuentros de la ACNUR en Toronto y Ottawa deberían, entonces, traducirse en el futuro en acciones concretas.

Antonia Rodríguez nos da más detalles en entrevista con Luis Laborda.

El abandono social ha favorecido la invisibilidad de los menores. Foto: iStock.

Categorías: Inmigración y Refugiados, Política
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