El plan de la primera ministra británica Theresa May sobre las futuras relaciones comerciales con la UE fue rechazado por los líderes del bloque europeo. (REUTERS/Peter Nicholls)

Brexit: temor entre líderes británicos por negociaciones empantanadas

El jefe de la diplomacia británica, Jeremy Hunt, se mostró preocupado por la posibilidad de que su país se dirija hacia una separación conflictiva de la Unión Europea.

La inquietud del funcionario se debe a la falta de progreso en las conversaciones entre los representantes de ambos lados para implementar el denominado Brexit, la salida del Reino Unido del bloque europeo, cuando faltan sólo 3 meses para que venza el plazo otorgado para llegar a un acuerdo.

El fracaso de esas negociaciones podría tener graves consecuencias para el comercio entre ambos bandos a partir de marzo de 2019, ya que se volverían a instaurar los controles aduaneros.

“El riesgo de un divorcio tempestuoso es real, lo que constituiría un enorme error geoestratégico”, sostuvo Hunt tras una entrevista con su homólogo austríaco, Karin Kneissl.

Hunt reemplazó al controvertido Boris Johnson, una de las voces más fervientes a favor del Brexit. REUTERS/Hannah McKay.

La marcha del diálogo tendiente a lograr una salida armoniosa del Reino Unido de la Unión Europea, que debería concretarse en marzo de 2019, sigue plagada de incertidumbre.

A la falta de acuerdo entre los dirigentes de sendos bloques se suma una evidente carencia de consenso hacia el interior de la sociedad británica, con numerosos grupos civiles y líderes políticos reclamando una nueva consulta popular, que permita establecer si el gobierno de Theresa May cuenta con el suficiente respaldo de los ciudadanos para concretar la desvinculación del bloque europeo.

Al ser consultado sobre la posibilidad de una postergación de la fecha límite para las conversaciones e incluso para concretar el Brexit, el ministro del Exterior británico sostuvo que se trata de algo “muy improbable”.

El funcionario agregó que tal situación generaría gran preocupación en la gente, lo que podría ser interpretado por algunos sectores como un intento para evitar dejar la Unión Europea, idea que fue apoyada por el referendo llevado a cabo en junio de 2016, con el 51,9 por ciento de los votos a favor y 48,1 en contra.

La falta de definiciones ha generado gran incertidumbre en las islas. REUTERS/Toby Melville.

El Reino Unido se sumó a la Comunidad Europea en 1973 y desde entonces el tema ha generado controversia constante entre la población y los representantes políticos. En 1975 se llevó a cabo una primera consulta sobre el asunto y, en esa ocasión, el 67 por ciento de los electores se expresó a favor de permanecer.

En la actualidad, el Reino Unido es socio pleno del bloque, lo que implica la circulación libre de mercancías y personas en todo su territorio. Este último punto fue uno de los argumentos utilizados por los partidarios del Brexit, lanzando la idea de que los británicos debían volver a tomar el control de sus fronteras y decidir quién puede permanecer o no al interior de las mismas.

A pesar de ser integrante de la Comunidad, el Reino Unido rechazó adoptar el euro como moneda única y mantuvo a la libra esterlina en circulación.

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