El ex presidente Álvaro Uribe, sobre quien pesan sospechas de vínculos con el narcotráfico y el paramilitarismo, junto a su delfín, Iván Duque, actual presidente de Colombia. (Foto: FB)

Iván Duque asume la presidencia en una Colombia dividida

Iván Duque, el político colombiano y delfín del cuestionado ex presidente Álvaro Uribe, asumió este martes como presidente de Colombia con la promesa de unir a un país dividido por el acuerdo de paz con la desmovilizada guerrilla de las FARC.

El político de derecha, que reemplazó al ganador del Premio Nobel Juan Manuel Santos, enfrenta los desafíos de buscar ajustar el acuerdo con la desmovilizada guerrilla de las FARC, combatir el narcotráfico, la violencia, la corrupción y reducir las brechas sociales mejorando la cobertura de educación y salud.

En Colombia la economía sigue débil, una nueva ola de bandas criminales se dedica al narcotráfico y a la minería ilegal ocupando territorios desalojados por las FARC y el país cobija a más de 870.000 inmigrantes venezolanos que cruzaron la frontera buscando mejores condiciones de vida.

Duque, un ex senador del partido Centro Democrático, quiere hacer ajustes a un acuerdo de paz con la desmovilizada guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para impedir el narcotráfico sea un delito amnistiable y obligar a que los antiguos comandantes rebeldes respondan ante la justicia antes de ocupar cargos políticos.

Un ex rebelde de las FARC durante la ceremonia de entrega de armas en Mesetas, Meta, el 27 de junio 2017. (REUTERS/Jaime Saldarriaga)

“Desplegaremos correctivos para asegurar a las víctimas verdad, justicia proporcional, reparación y no repetición. También corregiremos fallas estructurales que se han hecho evidentes en la implementación”, dijo Duque ante 10 presidentes latinoamericanos invitados en un acto en la Plaza de Bolívar de Bogotá, en medio de fuertes medidas de seguridad.

Duque, de 42 años, tiene el apoyo del expresidente Álvaro Uribe, un duro crítico del acuerdo de paz cuyo padre fue asesinado por los rebeldes en un fallido intento de secuestro y quien fue el más férreo opositor de Santos.

Uribe, quien enfrenta acusaciones de manipular testigos en un proceso ante la Corte Suprema de Justicia por sus vínculos con escuadrones paramilitares de ultraderecha, es visto por algunos como el poder detrás de Duque, a quien consideran como un político inexperto.

Pero Duque, quien trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington antes de que Uribe le pidiera regresar a Colombia en 2014 para convertirse en senador, ha mostrado independencia en la conformación de su equipo de ministros y moderó su discurso frente al acuerdo de paz.

El presidente reiteró que buscará “soluciones y no agresiones”.

El acuerdo de paz firmado en 2016 puso fin a la participación de las FARC en más de cinco décadas de un violento conflicto que dejó más de 260.000 muertos, mientras que más de 12.000 integrantes de la ex guerrilla, incluidos unos 6.000 combatientes, entregaron sus armas a la ONU y conformaron un partido político.

La conservadora sociedad colombiana está dividida entre quienes respaldan que los antiguos líderes de las FARC participen en política, con los 10 escaños en el Congreso que les entregó el acuerdo de paz, y los que se oponen y exigen que paguen primero con privación de la libertad por sus crímenes.

Además de recuperar la seguridad en las ciudades, el presidente prometió mano dura contra las bandas criminales dedicadas al narcotráfico, las disidencias de las FARC y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), responsable de frecuentes ataques contra los oleoductos del país.

Categorías: Internacional, Política
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