En Estados Unidos, un médico retirado especializado en fertilización, que mintió sobre el uso de su propio esperma en la inseminación de numerosas pacientes, debió entregar su licencia.
El hecho ocurrió en Indianápolis, donde las autoridades decidieron que el profesional no tendrá derecho a solicitar la rehabilitación de su permiso para ejercer la medicina.
La viceprocuradora general del estado de Indiana, Laura Iouse, justificó la expulsión definitiva del médico diciendo que “es importante que el doctor Cline no pueda volver a practicar nunca más”.
Las normas locales no condenan el accionar del médico. Foto: iStock.
Donald Cline, que se retiró de la práctica activa de la medicina en 2009, había recibido una sentencia en noviembre último, que lo suspendía durante un año, luego de haberse declarado culpable de dos cargos de obstrucción a la justicia, en una causa por haber usado su propio esperma para inseminar a decenas de mujeres, que recurrieron a sus servicios de fertilización, y a quienes dijo que los donantes eran anónimos.
De todos modos, el galeno fue acusado sólo de interferir con la justicia, ya que la ley en Indiana no prohíbe expresamente a los médicos usar su propio semen con sus pacientes.
Cline fue acusado tras haberse comprobado que mintió a los investigadores. Las penas estipuladas para los cargos que se le adjudicaron llegan hasta los 3 años de prisión.
Pruebas de ADN realizadas sobre los niños alumbrados por las pacientes demostraron la paternidad biológica del médico en por lo menos 20 casos.
Una práctica generalizada en este tipo de tratamientos es mantener el anonimato sobre la identidad de los donantes. Foto: iStock.
El especialista dijo estar arrepentido por sus acciones y pidió perdón por el dolor que estas puedan haber ocasionado.
Tras el fallo del tribunal que suspendió su licencia, el hombre, que en la actualidad tiene 79 años de edad, no podrá volver a solicitar un permiso profesional en el estado.
Si bien la investigación no logró determinar con precisión el número de ocasiones que Cline utilizó su esperma en el tratamiento de las pacientes, la corte pudo establecer que el médico dijo a una de sus hijas biológicas que cometió ese acto en cerca de 50 ocasiones, a lo largo de las décadas de 1970 y 1980.
Varias de las víctimas intentan ahora convencer a las autoridades estaduales para que aprueben una norma que impida que los especialistas en fertilidad utilicen su propio semen en los tratamientos, considerando a dicha práctica como un delito.
Uno de los nacidos a partir de los procedimientos de Cline, y que se enteró siendo adulto de que el médico era su padre biológico, consideró que la suspensión de la licencia ya vencida es un castigo menor, pero de todos modos consideró que constituía una “pequeña victoria”.
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.