El abuso experimentado durante la infancia se registraría permanentemente en el ADN del individuo, según un estudio realizado por la Universidad de Harvard y la UBC. Fotografía: iStock / Zmeel Photography

El abuso infantil deja cicatrices en el ADN

Un nuevo estudio conjunto de la Universidad de Columbia Británica y la Universidad de Harvard, publicado en la revista científica Translational Psychiatry, dice que los niños maltratados llevan las cicatrices de estos abusos en su ADN por el resto de su vida.

La psiquiatría ya ha establecido que un trauma en la infancia aumenta el riesgo de enfermedades mentales en la edad adulta.

Pero el abuso infantil puede tener un impacto que va mucho más allá del trauma psicológico hasta el punto de que puede quedar grabado físicamente en el código genético de las víctimas, sugieren el nuevo estudio de ambas universidades.

En su trabajo, los científicos llegaron a la conclusión de que el abuso infantil «está asociado con la metilación del ADN», lo que posiblemente puede tener «implicaciones para el desarrollo de la descendencia».

Los investigadores fueron capaces de determinar aproximadamente la edad en que se produjo el trauma. Ello podría servir para obtener pruebas para uso médico o incluso como evidencia de un abuso iStockphoto

La metilación es un proceso mediante el cual se agrega una estructura denominada grupo metilo a una cadena de ADN. Las marcas de metilación en el ADN también fueron descritas como «cicatrices moleculares».

Nicole Gladish, una estudiante de doctorado de la UBC y una de las coautoras del estudio, explica que el esperma analizado de los hombres que fueron objeto de abuso era diferente del de los hombres que tuvieron una infancia feliz.

De los 34 individuos evaluados, 17 informaron haber sido atacados físicamente cuando eran jóvenes, dos de los cuales fueron víctimas de abuso sexual.

Estas pequeñas marcas que encontramos en el ADN aparecieron durante la infancia, cuando el niño fue maltratado.

-Nicole Gladish, coautora del estudio y estudiante de doctorado de la UBC.

El trabajo se centró en la existencia de un regulador de luz dentro del ADN, una especie de interruptor o regulador, como el que se usa para reducir la intensidad de la luz de una bombilla, a veces hasta el punto de extinguirla.

Los investigadores están convencidos de que existe un sistema similar dentro de los genes, que puede reducir o incluso interrumpir el funcionamiento de ciertas células.

Si piensas que los genes son como bombillas, la metilación del ADN es como un interruptor que controla la intensidad de cada luz, lo que a su vez puede influir en el funcionamiento de las células», comentó Nicole Gladish.

Estas marcas todavía están presentes en el ADN como adultos y confirman que el individuo fue maltratado a una edad temprana.

-Nicole Gladish, coautora del estudio y estudiante de doctorado de la UBC.

Nicole Gladish es candidata a doctorado en el Departamento de Genética Médica de la UBC y coautora del estudio. (Nicole Gladish)

El estudio involucró exclusivamente células masculinas, debido a la dificultad de extraer las células de los óvulos de las mujeres.

Desafortunadamente, esta barrera impide las pruebas de ADN de las mujeres, que son más propensas a sufrir abusos durante la infancia.

Cicatrices heredadas

La investigadora agrega que este descubrimiento es un primer paso hacia un conocimiento más profundo que podría usarse en el campo de la salud y en las investigaciones criminales.

La investigación, dice ella, continúa aprendiendo sobre el impacto a largo plazo del abuso en la salud del niño maltratado.

Queremos saber qué sucede en el cuerpo humano entre el momento en que el niño es maltratado y el momento en que aparecen las enfermedades, más adelante, en su vida adulta.

-Nicole Gladish, coautora del estudio y estudiante de doctorado de la UBC.

Debido a que el grado de metilación cambia con el tiempo, los investigadores fueron capaces de determinar aproximadamente la edad en que se produjo el trauma. Ello podría servir para obtener pruebas para uso médico o incluso como evidencia de un abuso.

Los científicos buscan cada vez más lo que hace que los genes se «activen y desactiven» a lo largo de toda la vida, conocido como el estudio de la epigenética, porque se cree que los factores externos están influenciados por fuerzas externas, como el entorno natural o el abuso.

Los hombres que donaron su esperma para el estudio ya formaban parte de un estudio más grande y separado que se estaba llevando a cabo en Harvard. Los datos se recopilaron en la Ivy League University y se analizaron en la UBC.

En cuanto a si estas marcas en el ADN pueden transmitirse a la generación futura, la pregunta sigue sin respuesta por el momento.

CBC Columbia Británica/Radio Canadá/Nature

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