Los hombres en la medicina académica están usando el movimiento #MeToo (#YoTambien) para justificar no querer ser tutores de mujeres, privándolas de oportunidades importantes para avanzar en sus carreras, según un comentario publicado en The New England Journal of Medicine.
Las seis autoras de «Men’s Fear of Mentoring in the Era of #MeToo: What’s at Stake for Academic Medicine» (El Miedo de los Hombres a ser Mentores en la Era de #MeToo: Lo que está en juego para la Medicina Académica) afirma que existe una persistente brecha de género en los roles de liderazgo médico académico. La paridad de género para la matriculación en las facultades de medicina de los Estados Unidos y Canadá existe desde hace décadas, pero las mujeres sólo representan el 16% de los decanos de las facultades de medicina y el 15% de los presidentes de los departamentos.
Las autoras afirman que cuando las mujeres comenzaron a superar en número a los hombres en las escuelas de medicina canadienses, algunos líderes en el campo expresaron su preocupación por la «feminización de la medicina», e incluso propusieron que se requirieran iniciativas de acción afirmativa para los hombres a fin de cerrar la brecha de género en la matrícula.
Falta de mentores, falta de oportunidades
Algo que preocupa particularmente a las autoras es la falta de oportunidades de tutoría para las mujeres en la medicina académica por parte de hombres, en parte porque los científicos (hombres) afirman que temen acusaciones falsas de conducta sexual inapropiada.
Además, dicen las autoras, los médicos no pueden negarse a atender pacientes de un género en particular; tampoco pueden los médicos académicos limitar sus interacciones con los estudiantes o colegas por ser de un género u otro por miedo a ser acusados de conducta sexual inapropiada. Los médicos académicos tienen la obligación profesional y moral de ser mentores de la próxima generación de médicos y médicas.
Los autores hacen varias recomendaciones para facilitar el tipo de tutoría que ayudaría a abordar la brecha de género en los roles de liderazgo de la medicina académica, incluyendo:
- Establecer programas de tutoría/patrocinio
- Ofrecer programas de desarrollo de liderazgo y capacitación sobre prejuicios implícitos
- Proporcionar flexibilidad en la estructuración de las trayectorias profesionales de las mujeres, incluidas las trayectorias de ascenso y los criterios de ascenso
- Apoyar el acceso universal a las políticas de licencias familiares y médicas
En última instancia, dicen las autoras, las instituciones académicas y las organizaciones de salud pública, pueden implementar estrategias para ayudar a los hombres a superar el miedo y crear un ambiente que apoye las oportunidades de ser mentores. Tales esfuerzos incluyen la creación de un «espacio seguro» donde hombres y mujeres puedan hablar directamente sobre sus preocupaciones en relación con la tutoría. Con el fin de crear acuerdos de compensación departamentales explícitos, equitativos y transparentes.
Las otras coautoras son Deborah Gillis, Presidenta y Directora Ejecutiva de la Fundación CAMH, la Dra. Valerie Taylor, Jefa de Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Calgary, la Dra. Ayelet Kuper, Científica y Directora Asociada del Centro Wilson para la Investigación en Educación de la Red Universitaria de Salud de la Universidad de Toronto, y la Dra. Cynthia Whitehead, Vicepresidenta de Educación del Women’s College Hospital.
El movimiento Me Too surgió hace aproximadamente 12 años como una manera de llamar la atención y la conciencia sobre la agresión sexual. Pero fue en los últimos dos años, que el tema ha atraído la mayor atención de los medios de comunicación después de que docenas de mujeres de la industria cinematográfica alegaron públicamente que el director de Hollywood Harvey Weinstein había participado en innumerables actos de conducta sexual inapropiada.
El haghtag #MeToo se volvió viral en los medios sociales, y las celebridades se unieron para lanzar el movimiento Time’s Up para combatir la violencia sexual y el acoso en el lugar de trabajo. A medida que surgieron acusaciones contra otros hombres de alto perfil, las conversaciones sobre el acoso y la agresión sexual se centraron en el tema más amplio del sexismo institucionalizado y la discriminación contra las mujeres en otras industrias.
Con informaciones del Centre for Addiction and Mental Health y del The New England Journal of Medicine.
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