Miles de canadienses están presionando al gobierno federal para que prohíba la llamada «terapia de reorientación sexual «, que es una controvertida práctica de aconsejar a los jóvenes LGBT para que se conviertan en heterosexuales.
LGBT es un acrónimo originado en la lengua inglesa que agrupa a las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales.
Una petición firmada por más de 2.500 personas hasta la fecha será presentada en el Parlamento canadienses, en la que se insta al gobierno de Canadá a que prohíba el acto de coaccionar o asesorar a menores de edad para que cambien de orientación sexual o identidad de género, así como prohibir sacar a menores de edad fuera del país para someterles a terapias que pretendan hacerles heterosexuales.
La «terapia de reorientación sexual» es una práctica ampliamente desacreditada que trata de cambiar la orientación sexual o la identidad de género de una persona a través del asesoramiento, la modificación del comportamiento o el uso de medicamentos. Esto a partir de la idea que ser homosexual o transexual es una anormalidad que puede ser “curada”.

Niña o niño LGBT en un desfile en Canadá. (Foto; CBC)
“Esta terapia está basada en la noción de que ser homosexual, lesbiana, bisexual o transexual es algo malo, que es algo que necesita ser cambiado y corregido”, dice Devon Hargreaves, un activista LGBT con sede en Lethbridge, Alberta, quien fue el iniciador de la petición.
Él destaca que en el pasado las personas homosexuales, lesbianas o transgénero eran a veces sometidas por la fuerza a sufrir lobotomías o eran institucionalizadas como enfermos mentales.
En la actualidad, los esfuerzos de las organizaciones religiosas o de psicólogos y psiquiatras de cambiar la orientación sexual de una persona adoptan principalmente una metodología de «terapia de conversación». «Se trata de impedir que las personas expresen sus opiniones ideológicas o religiosas sobre la identidad de otra persona, lo que tiene repercusiones psicológicas, emocionales y a veces incluso físicas para el niño», dijo el activista Hargreaves.
Lo que este activista LGBT quiere es que el gobierno de Canadá declare la “terapia de reorientación sexual” como una ofensa criminal.
En otros países, esta terapia de conversión es llevada a cabo por profesionales de la salud y terapeutas autorizados, así como por líderes religiosos o espirituales.
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Ontario fue la primera provincia canadiense en aprobar una ley que prohíbe la «terapia de reorientación sexual » de los niños LGBT y que impide a los médicos facturar al plan provincial de seguro de salud por ello.
La Ley de Afirmación de la Orientación Sexual y la Identidad de Género prohíbe cualquier tratamiento que «busque cambiar la orientación sexual o la identidad de género de pacientes menores de 18 años de edad y declara como delito tratar de hacerlo».
Manitoba fue la siguiente provincia canadiense en legislar la misma prohibición, y el mes pasado la provincia de Nueva Escocia aprobó un proyecto de ley que prohíbe la “terapia de reorientación sexual”, proyecto apoyado por todos los partidos políticos.
El gobierno de la provincia de Alberta también ha dado los primeros pasos hacia esta prohibición, mientras que la ciudad de Vancouver tiene prohibida esta terapia para personas de todas las edades.
Varios estados de los Estados Unidos, incluyendo California, Illinois, Nueva Jersey, Oregón y el Distrito de Columbia han aprobado leyes en contra de la “terapia de reorientación sexual”, mientras que Malta se convirtió en el primer país europeo en prohibirla en 2016.
En Canadá, la Asociación Psicológica Canadiense también ha tomado una posición firme en contra de esta terapia.

Devon Hargreaves de Lethbridge, Alberta. ha lanzado una petición electrónica pidiendo la prohibición en Canadá de la «terapia de conversión», es decir, el asesoramiento religioso o psicológico destinado a persuadir a las personas LGBT para que se conviertan en heterosexuales. (Foto: Cody Kapscos)
El activista Hargreaves considera que la capacidad de las provincias para hacer cumplir una prohibición es limitada, razón por la cual él cree que es necesaria una ley federal que la convierta en un delito penal en todo Canadá.
Ann Travers es una profesora de sociología en la Universidad Simon Fraser, en Columbia Británica y autora de un libro sobre niños transgénero. Ella sostiene que esta “terapia de reorientación sexual” es una faceta de la reacción contra la corriente que busca reconocer y proteger los derechos de los canadienses LGBT.
«Creo que estamos en medio de un gran conflicto cultural relacionado con el género y la identidad sexual, y aunque algunas personas están reconociendo el daño que este tipo de terapias causan a los niños y a las personas de todas las edades, hay otras personas que están profundamente preocupadas por cualquier tipo de cambio en las formas tradicionales de concebir la identidad de género», dijo Travers.
Mientras que el activista Hargreaves sostiene que cualquiera que sea cómplice en la aplicación de la «terapia de conversión» en los menores de edad, incluyendo a los padres y tutores, debe enfrentar una acusación penal, Travers argumenta que una ley federal debe tener como objetivo a aquellos que se encargan de llevar a cabo semejante terapia.
«Me gustaría que se les quiten sus licencias de práctica profesional y no veo ningún problema en que sean criminalizados, porque sus acciones son muy dañinas para los niños. Es un abuso», dijo Travers.
Desde una perspectiva diferente, el líder cristiano evangélico Charles McVety, presidente del Colegio Cristiano de Canadá, dijo que es un error que los padres, educadores, terapeutas y otros pueden aconsejar a los niños sobre la identidad sexual no heterosexual pero que no se les pueda decir que los sentimientos de atracción hacia el mismo sexo podrían ser nada más que un momento pasajero.

Una pareja homosexual: Michael Went y Doug Kerr junto a su hijo, Malaki (Foto: Doug Kerr)
La idea de penalizar a alguien por tratar de aconsejar a un niño sobre un estilo de vida heterosexual es algo «tan ideológico que es casi de naturaleza soviética», dijo McVety. En última instancia, argumentó, se violarían los derechos del niño al negarles ese asesoramiento.
“Tengo la esperanza de que los niños no tendrán que sufrir a causa de la ideología radical de unos cuantos”, dice el cristiano evangélico Charles McVety, presidente del Colegio Cristiano de Canadá.
La petición iniciada por el activista Devon Hargreaves, que busca la mayor cantidad de firmas en apoyo a la prohibición de la «terapia de reorientación sexual» en Canadá está abierta a firmas hasta el 18 de enero de 2019. Después de eso, el gobierno federal de Canadá tendrá 45 días para responder a esta petición.
Fuentes: K. Harris/FCBC/RCI
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