El parche de la ONU en Malí en el uniforme de un miembro de las fuerzas canadienses antes de abordar un avión en CFB Trenton, Ontario, el 5 de julio de 2018. (Chris Wattie / Reuters)

Complicada misión de las fuerzas de paz canadienses en Mali

A principios de este mes, en las Naciones Unidas, el secretario general Antonio Guterres expresó sus respetos a miembros de las fuerzas de paz que perdieron la vida en Malí. La misión en ese país, descrita como la operación más letal de la ONU incluye también a 250 miembros de las Fuerzas Canadienses. La última evaluación de las Naciones Unidas sobre la situación en Malí y las perspectivas de paz según el propio informe del organismo, indican que la situación es preocupante y cada vez más sombría.

Un experto canadiense coincide con esa evaluación.

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Han pasado tres meses desde que aproximadamente 250 efectivos de las Fuerzas Canadienses fueron enviados a Mali para ayudar en una operación de mantenimiento de la paz. Y de acuerdo con un nuevo informe de la ONU sobre Mali, la situación en el terreno se ha deteriorado significativamente desde entonces. Y aunque desde junio, las tropas canadienses han estado proporcionando ayuda y asistencia médica a Mali, la vida cotidiana de los malienses continúa siendo cada vez más peligrosa.

Sin embargo, hubo algunas señales alentadoras, entre ellas el éxito de las elecciones presidenciales en julio y agosto, y una brusca caída en el número de efectivos de mantenimiento de la paz muertos o heridos a pesar de los continuos ataques de grupos armados.

Aunque la tarea principal del ejército canadiense en Malí es evacuar en helicóptero a los efectivos de mantenimiento de la paz, hasta el momento solo ha realizado dos de esas intervenciones, ambas el 11 de septiembre.

Pero el Secretario general de la ONU,  Antonio Guterres, retrató a un país en guerra consigo mismo. Varios grupos étnicos y extremistas se han atacado entre ellos y también al ejército de Malí, a las fuerzas internacionales y a los civiles.

El resultado: un registro de civiles asesinados (287) durante un período de tres meses desde que las fuerzas de paz de las Naciones Unidas llegaron al país en 2013. Además, miles de malienses se vieron obligados a abandonar sus hogares para huir de la violencia.

Gran parte de la lucha ha sido entre miembros de dos comunidades étnicas en el centro del país, mientras que grupos vinculados a Al Qaeda y al grupo armado del Estado Islámico (EI) han estado al origen de mucha violencia.

«Los conflictos intercomunitarios, exacerbados por grupos extremistas violentos, están erosionando un tejido social ya frágil y son profundamente preocupantes», escribió Guterres.

«La magnitud de las necesidades es más alta que nunca desde el inicio de la crisis en 2012”.

Las fuerzas de paz canadienses recientemente ayudaron al Programa Mundial de Alimentos a entregar más de dos toneladas de alimentos, agua y medicamentos en helicóptero a una aldea en el centro de Mali.

La evaluación del secretario general de la ONU coincide con la presencia de las fuerzas de paz canadienses en Malí y sugiere que el país se encuentra en un estado más preocupante que cuando llegaron en junio. Foto: La prensa canadiense / Sean Kilpatrick

Una ayuda precaria y sin resultados según experto canadiense

El personal canadiense de mantenimiento de la paz puede lograr «muy poco» dentro de los límites de su misión en Malí.

Esto lo dice Bruno Charbonneau, profesor de estudios internacionales en el Royal Military College en Saint-Jean, Quebec, en una entrevista en el programa The Current, del radiodifusor público CBC.

«Pones todos estos esfuerzos, todos estos soldados en el terreno, además de la gente que trabaja en Ottawa para apoyarlos y se retiran después de 12 meses», le dijo a la periodista Connie Walker.

«No diría que es un desperdicio, probablemente sea una palabra demasiado fuerte, pero definitivamente es una oportunidad desperdiciada para hacer más».

El conflicto en Malí estalló en enero de 2012, cuando los grupos rebeldes en el norte iniciaron una insurgencia contra el gobierno de Malí. Las tropas francesas ayudaron al gobierno a recuperar el control en 2013, y el personal de mantenimiento de la paz de la ONU llegó en abril de ese año.

Pero la situación no ha cesado de empeorar,  explica Charbonneau.

“Lo que tenemos en 2012 y 13, realmente es una historia de enfrentamientos y luchas Norte-Sur. Rebeldes que se aliaron con grupos más extremistas que tomaron el territorio del norte contra el gobierno de Malí por todo tipo de razones políticas y económicas.  Pero el conflicto ha evolucionado y la situación ha empeorado desde 2015. Y ese conflicto o esas dinámicas de conflicto son muy diferentes a las de una confrontación Norte-Sur”.

Muy diferentes, explica el profesor Charbonneau porque básicamente el estado se ha retirado de Mali.

Soldados alemanes y canadienses Foto: Radio-Canada / Jean-François Bélanger

Un Estado ausente agrava el problema

Bruno Charbonneau, profesor de estudios internacionales en el Colegio Real Militar en Saint-Jean señala que el estado no proporciona ninguna forma de estabilidad y seguridad. El sistema de justicia tiene dificultades en adaptarse a la resolución de conflictos.

Y eso no es todo. Bruno Charbonneau, profesor de estudios internacionales en el Colegio Real Militar en Quebec explica que los mecanismos tradicionales de resolución de conflictos también se están desmantelando y, por lo tanto, la comunidad se está fracturando según líneas étnicas u otras que dificultan la resolución de tales conflictos comunales.

Para agravar la situación, incluso el ejército de Malí es visto también como un enemigo potencial porque ha sido encontrado culpable de abusos contra los derechos humanos.

La situación en el centro del país es muy diferente entonces de lo que el acuerdo de paz de 2015 trata de solucionar, que es la confrontación Norte-Sur.  Hoy hay dos conflictos en Mali. “El conflicto Norte-Sur de 2012-13, que se supone cambiará a través del acuerdo de paz y luego este tipo de guerra civil en el centro de Mali. Y los dos están obviamente relacionados, no están totalmente separados. El hecho de que en el centro del país el estado se haya retirado ha significado que algunos grupos extremistas, traficantes y otros hayan aprovechado esa oportunidad para infiltrarse o, en algunos casos, proporcionar servicios que el estado no puede proporcionar”.

La situación que enfrentan las fuerzas canadienses en Malí

Bruno Charbonneau, profesor de estudios internacionales en el Colegio Real Militar en Saint-Jean  dice que básicamente las fuerzas canadienses están reemplazando a las alemanas que tenía su base en Gao. Están proporcionando los medios necesarios para la misión de la ONU, especialmente en términos de helicópteros y evacuación médica, ese tipo de cosas.

“La contribución canadiense a la misión de mantenimiento de la paz de la ONU no cambiará mucho la situación, dado que no tiene ningún impacto en la forma en que realmente funciona la misión. La contribución canadiense es necesaria para la misión, pero para la ONU es una misión habitual”.

Ottawa ha proporcionado $ 60 millones en ayuda de emergencia desde 2012.

Si bien ese dinero ha financiado proyectos importantes, «$ 60 millones es muy poco en términos de los desafíos generales que enfrentan el estado de Malí y el pueblo de Malí», dijo Charbonneau.

«Básicamente estamos hablando de reconstruir una democracia que se derrumbó en 2012.»

En ese sentido, Guterres dijo que solo una tercera parte de los aproximadamente 400 millones de dólares necesarios para ayudar a los malienses habían sido entregados a la ONU a principios de septiembre.

«A medida que las necesidades continúan creciendo, el financiamiento humanitario ha disminuido, lo que impide una respuesta rápida y adecuada», escribió.

Han pasado 70 años desde el nacimiento de la primera operación de mantenimiento de la paz de ONU, el Organismo de las Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua en Oriente Medio (ONUVT). El 29 de mayo de 1948, el Consejo de Seguridad autorizó el despliegue de un pequeño número de observadores militares en Oriente Medio para garantizar el cumplimiento de los acuerdos de armisticio entre Israel y las regiones árabes circundantes.

Lester Pearson  primer ministro y diplomático canadiense, ganó el Premio Nobel de la Paz en 1957 por organizar la Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas para resolver la Crisis del Canal de Suez.

RCI con información de/CBC/ONU/Radio Canadá

Categorías: Internacional, Política
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