Por años, la canadiense Amanda Grzyb y su equipo multidisciplinario y multinacional de investigación ha recopilado más de 600 fotos tomadas por trabajadores humanitarios canadienses y estadounidenses, personal médico, delegados de paz y políticos que visitaron los campos de refugiados salvadoreños en Honduras en la década de 1980.
Ahora, los investigadores están entregando a ex refugiados y a sus familias las fotografías y otros elementos musicales, arquitecturales y hasta cartográficos con el fin de recuperar y resguardar la memoria del horror de la guerra civil pero también de la resiliencia con la que salieron adelante y con la esperanza de que los errores del pasado no se repetirán.

Foto: Moses Monterrozza
En colaboración con la Asociación de Sobrevivientes de la Masacre de Sumpul y Otras Masacres de Chalatenango en El Salvador, el equipo también está creando un mapa de las más de 58 masacres identificadas por la comunidad en Chalatenango y recolectando testimonios de sobrevivientes.
Además, otro aspecto del proyecto es compilar las ideas de la comunidad para planificar, diseñar y construir un Parque Conmemorativo de la Masacre del Río Sumpul. Este último aspecto se hace en colaboración con dos arquitectos belgas, Evelia Macal y Harold Fallon.
Para entender mejor este proyecto conversamos con Jaime Brenes Reyes, estudiante de doctorado en Literatura Comparada de la Universidad de Western Ontario, quien es parte del equipo de investigación. En este extracto, Brenes Reyes nos cuenta en qué consiste el proyecto del Parque Conmemorativo de la Masacre del Río Sumpul:
Como decíamos, uno de los objetivos centrales de este proyecto es cartografiar las masacres. La idea es crear un mapa en línea donde se pueda hacer clic en un sitio de masacre en particular y obtener testimonios en video, testimonios escritos, cualquier tipo de documentos oficiales y cobertura de noticias que estuviera disponible.
Es una forma de archivar digitalmente y proporcionar un sentido topográfico de dónde ocurrieron las masacres, Jaime Brenes Reyes nos da más detalles.
El proceso de compilación de testimonios conlleva un proceso de dolor. Los sobrevivientes de las masacres fueron testigos de las más grandes atrocidades y perdieron a muchos seres queridos. Por eso, el colectivo de investigadores también cuenta con la participación de la Dra. Arlene MacDougall, professor de la Universidad Western Ontario quien está desarrollando un proyecto para proteger la salud mental de los testigos.
El mapa también incluirá un componente musical dirigido por la profesora Emily Abrams Ansari, de la Facultad de Música de la misma universidad y que ha estado recopilando entre los ex refugiados canciones populares escritas durante la guerra civil en El Salvador.
Con la ayuda de las fotografías de archivo, muchos de los ex refugiados identificaron a un músico que alegraba las noches en los campos de refugio. Su nombre es Norberto Amaya. Les dejamos un video realizado por otro de los colaboradores al proyecto, el cineasta Juan Bello, quien habló con el artista y grabó sus sabios consejos:
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