Nosotros los jóvenes consideramos que no es posible continuar con los escenarios de guerra y no es posible terminar el conflicto en Colombia bajo la eliminación del otro, sino que es necesario llegar a una salida política y negociada. Fue después de las movilizaciones juveniles que se logra la firma del acuerdo el 26 de noviembre del 2016.
– Rosa Ballesteros, activista colombiana, Directora de proyectos de Tierra Libre
El elemento que falta para la paz, un estudio de Naciones Unidas sobre los jóvenes, la paz y la seguridad, del cual participó Oxfam Quebec, se propuso abordar esa problemática en diferentes países del mundo, entre ellos, Colombia. Una joven líder colombiana estuvo recientemente en Ottawa para la presentación del estudio y para dar su visión sobre la juventud colombiana y su implicación en el proceso de paz en su país.
EscucheRosa Ballesteros es una activista colombiana, directora de proyectos de Tierra Libre, un organismo que defiende los derechos humanos, el medio ambiente y las minorías.
Ella estuvo el pasado 4 de abril en Ottawa junto con una delegación de Oxfam-Québec donde fueron recibidos por representantes de la ONU, para presentar un estudio histórico sobre la participación de los jóvenes en los procesos de paz. Oxfam Quebec estuvo implicado en ese estudio basándose en el trabajo efectuado en Colombia conjuntamente con Tierra Libre.
Ese organismo colombiano trabaja con jóvenes mujeres campesinas (afrocolombianas, campesinas e indígenas) para implicarlas en la puesta en marcha de una economía solidaria, en el marco del acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC-EP.
Conversamos con Rosa Ballesteros.
La cooperación entre Oxfam Quebec y Tierra Libre
La relación entre Oxfam Quebec y Tierra Libre nace en Colombia como una iniciativa de generar alternativas innovadoras para jóvenes.
“Interesó nuestra propuesta con jóvenes campesinos, cuenta Rosa, de generar formación y asociatividad, que tenga por un lado el tema de formación de liderazgo en ciencia política, en gobernabilidad, y por el otro lado la posibilidad de generar propuestas económicas asociativas que cumplan las expectativas de los jóvenes”.
Lo que analizamos es que los jóvenes campesinos de la provincia de Sumapaz quieren permanecer en el campo pero tienen unas expectativas distintas a las de sus padres. Quieren generar permanencias de formas alternativas.
Sumapaz ¿podría perder a sus jóvenes?
Eso es un riesgo, no solamente para la provincia de Sumapaz sino en general para el país, señala sin dudar Rosa Ballesteros.
Colombia es un país con una alta biodiversidad y capacidad de producción de alimentos indica, pero que carece de una política agraria de apoyo al pequeño productor, al campesinado, indígenas y afrocolombianos.
La economía colombiana se está basando cada vez más en un régimen extractivista, lo que trae como consecuencia un desinterés marcado hacia el sector agropecuario.
«Lo que identificamos es una población juvenil que por su cercanía a Bogotá tiene una constante migración campo-ciudad lo que constituye una amenaza a la permanencia de los jóvenes en el campo».
Conclusiones del estudio de la ONU
El elemento que falta para la paz es una contribución importante a la comprensión de la diversidad y la complejidad del compromiso juvenil por la paz, indica el documento de la ONU. Aporta una visión nueva sobre los efectos contraproducentes de las políticas que presentan a la juventud como un desafío o un problema, en lugar de un activo y un socio indispensable en la construcción de sociedades pacíficas.
La activista colombiana está totalmente de acuerdo con la ONU.
A los jóvenes se los critica por apáticos, por conflictivos, por su incapacidad a dialogar con la institucionalidad, afirma Rosa.
Las conclusiones a la que llega el estudio es que hay que vencer esos tipos de estereotipos agrega ella y abrir la visión a que los jóvenes constituyen sus propias formas de organización, de participación. Evidentemente tienen sus propias demandas. El reto en parte, de los gobiernos e institucionalidades, está en cómo abrir puentes y dialogar con estas formas organizativas juveniles y con estas demandas.
«Hay demandas como el acceso a la educación, el tema del desarrollo económico que es mucho más que el empleo».
Los jóvenes no solo queremos empleos, sino incidir en cuáles son las propuestas de desarrollo económico para nuestras regiones y países.
Los jóvenes colombianos comprometidos con el proceso de paz
Rosa Ballesteros cuenta que algo muy importante sucedió después del plebiscito en el mes de noviembre, donde lamentablemente ganó el no, por un rango muy mínimo.
“Quienes salieron a movilizarse fueron los jóvenes. Solo en la ciudad de Bogotá se movilizaron más de 30 000 jóvenes. Y esas movilizaciones ocurrieron en la mayoría de las ciudades del país”.
Se establecieron campamentos juveniles en defensa de la paz en las plazas públicas por varios días bajo una presión de la necesidad de firmar el acuerdo de paz. Y con una defensa muy sentida dentro de los colombianos, la defensa de la salida política del conflicto armado.
Nosotros y los jóvenes consideramos que no es posible continuar con los escenarios de guerra y no es posible terminar el conflicto bajo la eliminación del otro sino que es necesario llegar a una salida política y negociada. Fue después de las movilizaciones juveniles que se logra la firma del acuerdo el 26 de noviembre del 2016.
Qué hace falta para que los jóvenes sean más escuchados
Para Rosa y otros jóvenes en Colombia es muy importante implicarse más en la política. Eso, porque “hay un escenario de polarización bastante complicado que opone a dos polos: la extrema izquierda o la extrema derecha. Una va a favor de las FARC, que promueve actos terroristas. Es una visión. Pero si se va a la extrema derecha, en realidad son ellos los que promueven la guerra, la discriminación, la profundización de las brechas dentro del país”.
Creemos que hay que generar una política de otro tipo, más democrática, abierta, alternativa, que pueda dialogar con la sociedad civil. Porque cada uno de estos dos polos no dialoga con la sociedad civil.
Estamos en un proceso de cómo los jóvenes nos vamos involucrando en la política para hacer eso. Generar otra política.
La utilidad del estudio
Para Rosa, el estudio de la ONU les permitirá tener en su territorio más elementos para defender la necesidad de una política pública juvenil, los espacios propios de participación ciudadana para jóvenes.
Por otra parte está el tema de la necesaria inversión en las organizaciones juveniles.
Rosa destaca antes que nada el tema de la solidaridad, algo fundamental para Oxfam.También el desarrollar solidaridad entre países un poco más robustecidos frente a países que no lo estamos tanto, dice, además del intercambio de experiencias y aprendizajes.
“He aprendido de aquí mucho sobre el tema de la interculturalidad, del manejo del gobierno, sobre la participación ciudadana, que resulta ser un poco más abierta y democrática que en Colombia.
También sobre la descentralización. El gobierno de Colombia es sumamente presidencialista y centralista. Son varios aprendizajes.”
Esto y mucho más en la entrevista de Radio Canadá Internacional con Rosa Ballesteros, activista colombiana, Directora de proyectos de Tierra Libre.
El estudio El elemento que falta para la paz se realizó mediante un enfoque participativo que incluyó consultas presenciales a un total de 4.230 jóvenes y 281 grupos dirigidos de discusión en 44 países, así como 7 consultas regionales y 6 nacionales. Abarcó, además, 25 estudios centrados en países, 20 documentos temáticos presentados por los asociados, 5 consultas temáticas en línea, una encuesta mundial sobre las organizaciones de consolidación de la paz de la sociedad civil dirigidas por jóvenes, y ejercicios de mapeo de las iniciativas de los Estados Miembros y las entidades de las Naciones Unidas centradas en los jóvenes en relación con la paz y la seguridad.
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.