Cuando las altas temperaturas aún no se han instalado en el territorio canadiense, los incendios forestales comienzan a generar preocupación en la provincia de Columbia Británica, en el oeste del país.
El fin de semana, el fuego afectó al menos a 260 hectáreas y generó alarma y la evacuación de pobladores en zonas del distrito de Bulkley-Nechako, en el centro de la provincia.
Las autoridades aclararon que la orden de evacuación afectó a 12 viviendas, mientras que otras 40 residencias fueron puestas en estado de alerta y se les pidió a sus ocupantes que estén listos para abandonar el lugar si la situación se agrava.
Las llamas se encuentran controladas, pero los responsables dijeron que aún no han podido ser extinguidas y confirmaron que la mitad del territorio provincial se encuentra bajo alto riesgo de incendios.
Las causas del fuego, que se desató en la localidad de Lejac, aún están siendo investigadas, aunque las autoridades no descartaron que haya sido provocado por la actividad humana.
Los fuertes vientos presentes en la zona complicaron la tarea de las cuadrillas que combaten el siniestro.
Del mismo modo, el bajo nivel de precipitaciones registrados durante el último invierno y lo que va de la primavera no ayudaron a crear un colchón de nieve, que es habitualmente una de las primeras defensas que tiene la región contra los incendios.
Testimonios recogidos por la agencia The Canadian Press sostienen que “había pequeños focos de incendio por todas partes”.
El fuego había quemado gran parte de la vegetación en el suelo y la mayoría de los árboles habían sido reducidos a cenizas.
Columbia Británica y Alberta son dos de las provincias más afectadas por los incendios forestales en los últimos años.
La sequedad del territorio, las altas temperaturas registradas en las sesiones estivales y la vegetación compuesta principalmente por coníferas, que son presa fácil del fuego, han contribuido a incendios de una virulencia inusitada.
En mayo de 2016 la localidad de Fort McMurray fue arrasada por un siniestro que consumió cerca de 600.000 hectáreas de territorio en esa localidad albetense y provocó pérdidas calculadas en alrededor de 10.000 millones de dólares.
El fuego pudo ser extinguido recién a comienzos de agosto de ese año, tras haber destruido cerca de 3.000 viviendas y otras instalaciones.
En alerta
La provincia de Columbia Británica publica en su sitio web oficial un mapa con el estado de situación actualizado en todo su territorio e invita a los residentes y turistas a mantenerse informados en todo momento sobre la situación.
Lo primero que resalta al observar la imagen es la extensión del territorio que se encuentra en un riesgo alto de incendios, que cubre toda la porción oeste de la provincia, el centro y una extensa franja en el noreste.
En rojo se resaltan los sitios donde la situación es considerada extrema, con mayor extensión, como señalamos más arriba en el centro del territorio.
Los datos estadísticos actualizados al domingo 12 de mayo se refieren a un total de 161 focos de incendio en toda Columbia Británica para el corriente año fiscal, que afectaron a una superficie de 1.040 hectáreas. De esa cifra, 10 incendios son considerados nuevos, es decir, fueron descubiertos en las últimas horas. De ellos, sólo 1 fue causado por actividad natural, en este caso por los rayos producidos por una tormenta, mientras que los otros 9 son adjudicados a la actividad humana.
Extremar las prevenciones
El gobierno de Columbia Británica recordó que existe una serie de cuidados y recomendaciones a la hora de producir fuego en el espacio público.
Entre las prohibiciones y restricciones actuales se cuenta la limitación para encender fuegos en sitios abiertos en las regiones de Prince George, Cariboo y Noroeste.
Las personas interesadas pueden inscribirse a un servicio de mensajes de alerta, para recibir toda la información sobre las disposiciones respectivas.
Del mismo modo, la Dirección de Seguridad Pública y Servicios de Emergencia de la provincia recordó que “la operación de todo vehículo aéreo no asociado con las actividades de supresión cerca de los incendios forestales está prohibida”.
La medida incluye a los drones, de uso tan difundido en nuestros días.
Operar uno de esos dispositivos en cercanías de los focos de incendio o de zonas de operación de las cuadrillas puede entorpecer el trabajo de las mismas.
La zona de restricción para utilizar drones y otras naves no tripuladas es de un radio de 9,26 kilómetros (o 5 millas náuticas) en torno del foco de fuego y de 3.000 pies de altura.
Las personas que infrinjan esas disposiciones pueden ser sancionadas con una multa de hasta 25.000 dólares.
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