De la salud mental de los inmigrantes se habla poco. Ya sea por tabú, porque no hay tiempo cuando la vida acelerada nos impone las prioridades o simplemente porque se desconoce al respecto. Lo cierto es que inmigrar es un proceso largo, complejo, exigente y que pone a prueba a cualquiera. Sobre todo a aquellos que sufrieron los peores horrores de la guerra, el desplazamiento y el dolor de la muerte.
Para la Isla de Vancouver, en la Columbia Británica, el otoño del 2015 marcó el fin de una realidad y el inicio de otra. Los planes de la conglomeración se vieron alterados por el anuncio de la llegada de una oleada de refugiados sirios a las comunidades de Victoria, la península de Saanich y el norte de Nanaimo.
La psicoterapeuta Adrienne Carter, recién jubilada y de vuelta a la isla después de trabajar en ayuda humanitaria en todo el mundo, antes del anuncio de la llegada de los cientos de refugiados estaba decidida a crear un centro de atención seguro para inmigrantes y refugiados en la Isla de Vancouver que hubieran vivido experiencias desplazamiento y trauma en sus países de origen.
Rápidamente vio que el modesto programa inicial carecía de capacidad para proporcionar servicios adecuados a una población creciente de niños, mujeres y hombres devastados por horrores inimaginables, incluida la tortura.
Fue así que fue fundado el Vancouver Island Counselling Centre for Immigrants and Refugees- VICCIR, con los recursos que se pudo.
Y lo que han creado hasta ahora, es sí un refugio de paz donde los que más han sufrido pueden comenzar a imaginar su felicidad, paso a paso.
Hablamos con Ana María Pavón, consejera en el VICCIR y abogada especialista en Inmigración y Refugiados quien nos explicó que el trabajo del organismo es ayudar a los refugiados a sentirse seguros otra vez, pero por lo vivido por estas personas, no siempre es fácil. Escuche:
El enfoque del organismo es multicultural y multidisciplinario y sobre todo holísticos porque incluyen a la persona, pero también a sus familias y al entorno. Ana María Pavón nos explica:
El impacto de la guerra, la pérdida, la migración y el asentamiento puede dar lugar a síntomas que son incómodos, dolorosos y a veces intolerables. Los síntomas pueden aparecer mucho después del evento traumático y a menudo son continuos.
El rango de estos síntomas es amplio. A algunas personas les resulta imposible concentrarse o sentirse parte del presente. Otros pueden experimentar dolor crónico o tensión corporal. Las emociones pueden llegar a ser incontrolables, intensas o planas, y a menudo difíciles de describir. Ana María Pavón nos da algunos otros detalles:
Una de las cosas más únicas del proyecto Vancouver Island Counselling Centre for Immigrants and Refugees es que todos los consejeros y los miembros del consejo directivo hacen todo el trabajo voluntariamente. Son una organización caritativa que vive del voluntariado y de la conciencia social de quienes colaboran.
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