Desde 2015, Canadá ha dado la bienvenida a 30.000 refugiados sirios huyendo de la guerra. Cientos fueron a la provincia de Columbia Británica y varias decenas a la Isla de Vancouver. ©StockPlanets/iStock

Guía para un viaje hacia la felicidad…

De la salud mental de los inmigrantes se habla poco. Ya sea por tabú, porque no hay tiempo cuando la vida acelerada nos impone las prioridades o simplemente porque se desconoce al respecto. Lo cierto es que inmigrar es un proceso largo, complejo, exigente y que pone a prueba a cualquiera. Sobre todo a aquellos que sufrieron los peores horrores de la guerra, el desplazamiento y el dolor de la muerte. 

Para la Isla de Vancouver, en la Columbia Británica, el otoño del 2015 marcó el fin de una realidad y el inicio de otra. Los planes de la conglomeración se vieron alterados por el anuncio de la llegada de una oleada de refugiados sirios a las comunidades de Victoria, la península de Saanich y el norte de Nanaimo.

La psicoterapeuta Adrienne Carter, recién jubilada y de vuelta a la isla después de trabajar en ayuda humanitaria en todo el mundo, antes del anuncio de la llegada de los cientos de refugiados estaba decidida a crear un centro de atención seguro para inmigrantes y refugiados en la Isla de Vancouver que hubieran vivido experiencias desplazamiento y trauma en sus países de origen.

Rápidamente vio que el modesto programa inicial carecía de capacidad para proporcionar servicios adecuados a una población creciente de niños, mujeres y hombres devastados por horrores inimaginables, incluida la tortura.

Fue así que fue fundado el Vancouver Island Counselling Centre for Immigrants and Refugees- VICCIR, con los recursos que se pudo.

Y lo que han creado hasta ahora, es sí un refugio de paz donde los que más han sufrido pueden comenzar a imaginar su felicidad, paso a paso.

Hablamos con Ana María Pavón, consejera en el VICCIR y abogada especialista en Inmigración y Refugiados quien nos explicó que el trabajo del organismo es ayudar a los refugiados a sentirse seguros otra vez, pero por lo vivido por estas personas, no siempre es fácil. Escuche:

(Foto: ©iStock/laflor)

El enfoque del organismo es multicultural y multidisciplinario y sobre todo holísticos porque incluyen a la persona, pero también a sus familias y al entorno. Ana María Pavón nos explica: 

(Foto: ©iStock-/Steve Debenport)

El impacto de la guerra, la pérdida, la migración y el asentamiento puede dar lugar a síntomas que son incómodos, dolorosos y a veces intolerables. Los síntomas pueden aparecer mucho después del evento traumático y a menudo son continuos.

El rango de estos síntomas es amplio. A algunas personas les resulta imposible concentrarse o sentirse parte del presente. Otros pueden experimentar dolor crónico o tensión corporal. Las emociones pueden llegar a ser incontrolables, intensas o planas, y a menudo difíciles de describir. Ana María Pavón nos da algunos otros detalles: 

(Foto: ©iStock/fatcamera)

Una de las cosas más únicas del proyecto Vancouver Island Counselling Centre for Immigrants and Refugees es que todos los consejeros y los miembros del consejo directivo hacen todo el trabajo voluntariamente. Son una organización caritativa que vive del voluntariado y de la conciencia social de quienes colaboran.

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