Una "huella digital" sin precedentes puede comenzar incluso antes de que nazca un niño, con futuros padres que publican ecografías en línea. iStock

Los padres regalan toneladas de datos personales de sus hijos ¿Consecuencias?

El fenómeno ya tiene nombre: sharenting, un anglicismo que proviene de share (compartir) y parenting (paternidad).

¿Qué padres y abuelos no quieren  documentar las primeras sonrisas, palabras, pasos… y cada una de las anécdotas de los más pequeños en Facebook, Instagram y otras redes sociales?

Hasta ahora, no ha existido otra generación de niños con una infancia tan pública. Y es probable que, cuando crezcan, muchos no estén de acuerdo con la información difundida sobre ellos.

En promedio, los padres publicarán más de 1,000 imágenes de sus hijos en línea antes de que tengan la edad suficiente para tener sus propias cuentas de redes sociales, según un nuevo informe sobre la vida digital de los niños.

Y a los 18 años, esos niños habrán creado más de 70,000 publicaciones.

Un estudio de 2018 titulado «El bienestar digital de las familias canadienses» encontró que mientras aproximadamente cuatro de cada 10 padres canadienses publican fotos de sus hijos una vez al mes o más, una cuarta parte dice que nunca publica fotos de sus hijos y un tercio dice que casi nunca lo hace. CBC

Pero las consecuencias desconocidas de una «huella digital» sin precedentes, que puede comenzar incluso antes de que nazca un niño, con futuros padres que publican ecografías en línea, significa que hay una generación de jóvenes que sirven como «canario en la mina de carbón» para una sociedad más amplia cuando se trata del tema de la gestión masiva de datos personales.

A este respecto, la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños (NSPCC, por sus siglas en inglés), en Reino Unido, advierte que «cada vez que una foto o video es publicada, se crea una huella digital del niño que puede seguirlo en su vida adulta».

Los niños son «banco de datos» desde el nacimiento, y no solo a través de las redes sociales o en línea. También está sucediendo en sus hogares y en público.

Matthew Johnson es Director de Educación para MediaSmarts, el Centro de alfabetización digital y mediática de Canadá.

Según Johnson, existen varias razones para preocuparse especialmente por la recopilación de datos y los niños.

Johnson señala un estudio reciente que encontró que la mayoría de las aplicaciones gratuitas para niños en la tienda Google Play violaban las leyes de privacidad de los EE. UU si no se modificaban sus configuraciones predeterminadas.

Además de la gran cantidad de datos que se recopilan en las redes sociales y a través de aplicaciones para niños, el informe también advierte que los datos de los niños se recopilan a través de motores de búsqueda, altavoces inteligentes, juguetes conectados y monitores de bebés conectados. El hecho de que un producto esté diseñado para ser a prueba de bebés no significa que haya sido diseñado para proteger los datos de ese niño.

Matthew Johnson, director de Educación de MediaSmarts © CBC

¿Hay alguna posibilidad de evitar la sangría de datos?

Lo más importante dice Johnson es la necesidad de asegurarse de que los niños puedan tomar decisiones informadas sobre los datos que ellos están regalando.

Y con los niños más pequeños, que pueden no tener la edad suficiente para tomar una decisión informada, o incluso ser los que publican en línea, es de igual importancia que los padres sean plenamente conscientes de las repercusiones de sus acciones.

«Debido a que la mayoría de las personas tienen una comprensión bastante pobre de cómo funciona la economía de datos, los padres generalmente no tienen la información que necesitan para consentir los términos del servicio», dijo Johnson. «Y, por supuesto, cuanto más tiempo tengan los corredores de datos para construir su perfil, más influencia tendrá a lo largo de su vida».

Una mirada positiva

iStock

Las cosas podrían estar cambiando. No se trata de demonizar las redes ni las aplicaciones, sino de vigilancia para no exponer la vida de niños y sus datos.

Un estudio de 2018 titulado «El bienestar digital de las familias canadienses» encontró que mientras aproximadamente cuatro de cada 10 padres canadienses publican fotos de sus hijos una vez al mes o más, una cuarta parte dice que nunca publica fotos de sus hijos y un tercio dice que casi nunca lo hace.

En este estudio de 2018, MediaSmarts realizó una encuesta con 825 padres de niños desde el nacimiento hasta los 15 años de edad para aprender más sobre su vida familiar digital; específicamente, los usos y actividades de la tecnología digital de sus hijos, su estilo de crianza y las oportunidades y desafíos que la tecnología digital trae a la crianza y la vida familiar en Canadá.

Los resultados de este estudio enfatizan que no existe una solución única para el bienestar digital en las familias y la protección de datos.

Y es primordial entonces no perder de vista la fuga de los datos pèrsonales.

Como lo demostró el reciente escándalo de Facebook-Cambridge Analytica, todas las migajas de datos que dejamos atrás se pueden juntar para formar perfiles alarmantemente precisos.

Ese escándalo reveló que datos aparentemente absurdos, como cuando alguien hace click en  «me gusta» de las páginas de Facebook de Hello Kitty, en una pizza o un espectáculo, pueden esbozar un perfil que luego puede ser dirigido con mensajes personalizados, potencialmente manipulando las decisiones políticas de las personas.

Y si dichos perfiles integrales se pueden unir en función de los datos recopilados durante una simple década de uso de las redes sociales, ¿qué sucede cuando se ha implementado el mismo tipo de recopilación de datos durante toda la vida de alguien?

– Matthew Johnson, Director de educación de MediaSmarts

¿Consejos?

Al publicar fotos de los pequeños se pueden tomar precauciones como:

*Hacer un perfil lo más privado posible.

*Elegir a las personas que queremos que vean esas fotos.

*No incluir información adicional como el nombre del niño u otros datos.

En el sitio web de la Oficina del Comisionado de Privacidad de Canadá (CPVPC), se puede leer que «los datos que a veces se supone que son anónimos pueden ser asociados nuevamente con un individuo en particular, y eso, con facilidad».

En esta carretera de la información donde ahora tenemos que circular, es un poco como si al salir de la casa, debemos no sólo bloquear  la puerta, sino también borrar los rastros de nuestros pasos.

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