Una escultura oficialmente titulada "L.O.V.E." pero popularmente conocido como "El dedo medio", del artista italiano Maurizio Cattelan. (GABRIEL BOUYS / AFP / Getty Images)

Por qué decir groserías es bueno para la salud según científicos

Universalmente hablando, decir palabrotas es cosa de mala educación. Sin embargo, existen varios estudios que afirman que pueden ser altamente beneficiosas para su salud.

¿Tiende a abstenerse de maldecir en público cuando se lastima a sí mismo o ante una desgracia?

Pues no debería.

Escuche

Según la científica Emma Byrne, autora del reciente libro Decir palabrotas es bueno para ti, el hecho de maldecir, que a menudo se asocia con agresión y negatividad, sería bueno para su salud psicológica y física.

Para el científico Benjamin K. Bergen maldecir ya no se limita solo para ocasiones especiales. En estos días es frecuente pronunciar y escuchar malas palabras y en todas partes. Se escuchan palabrotas en programas de televisión y música premiados, en las redes sociales y en el lugar de trabajo. Y la blasfemia se está volviendo tan normalizada que casi nos pasa desapercibida, excepto para advertir a los niños de que no lo hagan.

(Un estudio exploratorio del año 2016 encontró que los usuarios de Twitter decían groserías el 1,15% de las veces, un 64% más que en el lenguaje hablado.)

La mayoría de los medios de comunicación permiten hoy que ciertas palabras impregnen nuestras vidas que en algún momento se hubieran considerado «malas». Investigaciones muestran que los niños comienzan a pronunciar groserías para cuando cumplen 6 años, o incluso antes.
Ilustración de Brent Morrison; foto: Getty images / swerve

Benjamin K. Bergen, autor del libro » «What the F…» le echa una mirada a las palabrotas y al cerebro. Y se toma muy en serio la investigación sobre blasfemar, como una forma de lenguaje particularmente cargada, y un mecanismo de nuestro tiempo. El Dr. Bergen explica en su libro, entre otras perlas:

*Las cuatro categorías básicas de blasfemia, en todos los idiomas:

*La evidencia de que decir malas palabras ayuda a aliviar el dolor o la incomodidad.

*Si es realmente verdad o es un mito que los japoneses no pronuncian palabrotas.

*Cómo inventar nuevas malas  palabras. (Pista: utilizando muchas consonantes.)

Benjamin K. Bergen, autor de «What the F», publicado por Basic Books, 2016.

También analiza por qué las palabras anteriormente consideradas extremas como «joder» y «mierda» no ofenden a las generaciones más jóvenes, y cómo los insultos sobre la identidad las han reemplazado en el panteón del disgusto.

Swearing is Good for You, de la doctora Emma Byrne,  explica de su lado que hemos sido educados en convenciones sociales que nos han hecho creer que decir palabrotas es universalmente malo, sin embargo, según su teoría hacerlo no significa siempre una actitud agresiva hacia los demás, e incluso puede tener beneficios para el cuerpo y para el alma. En el libro la autora pone varios ejemplos de cómo determinadas palabras pueden estimular nuestro bienestar, sobre todo cuando van acompañadas de la gestualidad adecuada.

Emma Byrne cita numerosos estudios en su libro, incluido uno realizado en 2009 por investigadores de la Universidad Keele en el Reino Unido, donde pidieron a varios estudiantes que metieran la mano en un recipiente de agua helada y comprobaron que aquellos que repetían una palabrota mientras pasaban la experiencia eran capaces de mantener más tiempo los dedos sumergidos y reportaban menos dolor frente a aquellos que se enfrentaban a la misma experiencia sin pronunciar palabrotas.

“La experiencia subjetiva de cuán mala puede ser una experiencia cambia sustancialmente de un modo increíble cuando decimos una palabrota”, dijeron los autores.

Decir palabrotas traería muchos beneficios. De archivo: iStock

Una de las teorías es que las palabrotas elevan tu tasa cardíaca y tus niveles de adrenalina, dos respuestas fisiológicas que te harán más tolerante al dolor.

Es decir, hubo cambio en la tolerancia al dolor, y también se registró un incremento en el ritmo cardiaco de los participantes. Cuando dices groserías se eleva tu ritmo cardiaco, lo que sugiere una respuesta emocional a las palabrotas en sí. «Esta respuesta es la respuesta de luchar o huir, y funciona como un analgésico».

Otros estudios muestran que cuando se pone a una persona en una situación de estrés y se le dice que no puede decir palabrotas su rendimiento baja y su experiencia es más estresante, explica Emma Byrne.

Emma Byrne cita otro estudio realizado en una cabina de avión y en una sala de operaciones. Se descubrió que los pilotos y cirujanos a los que se les permitió putear, como dicen de manera coloquial en Argentina, durante el trabajo podían sobrellevar mejor las situaciones estresantes, como durante un despegue difícil o una cirugía urgente, que otros pilotos y cirujanos a quienes no les estaba permitido.

El hecho de maldecir también ayudaría a los pacientes de cáncer o aquellos con enfermedades crónicas, especialmente los hombres. «Trabajar con hombres, especialmente con sobrevivientes de cáncer testicular, muestra que decir malas palabras es una forma de expresar su tristeza», dice Emma Byrne.

¿Insultar, bueno para el físico?

Maldecir también nos haría más fuertes físicamente, argumenta Emma Byrne. Ella cita como ejemplo a investigadores que observaron a los pacientes hacer ejercicio con pelotas para fortalecer el poder de sus dedos, manos y antebrazos. «Encontramos que los pacientes pueden ejercer más fuerza sobre estos objetos y hacerlo más tiempo cuando pueden putear», dice Emma Byrne.

El maldecir aumenta la resistencia y la fuerza temporalmente.

-Emma Byrne, autora del libro  Swearing Is Good for You- Decir palabrotas es bueno para ti

Finalmente, pareciera que decir groserías es algo inherente al ser humano, casi como una necesidad. Recuerda eso entonces la próxima vez que te des un martillazo en el pie.

La Dra. Emma Byrne es científica, periodista y oradora pública. Un programa suyo en la BBC Radio 4 fue seleccionado como uno de los «mejores de 2013».

El científico cognitivo, lingüista y autor Benjamin K. Bergen (What the F: Lo que maldecir revela sobre nuestro lenguaje, Nuestros cerebros y Nosotros mismos) fue entrevistado en el programa de CBC, Ideas.

Radio Canadá/ Patrick Masbourian/RCI.

Categorías: Sociedad
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