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Agricultura ecológica ¿es mejor para el medio ambiente? No, dice un estudio

Cuando se escucha hablar de productos orgánicos, la tendencia general de la opinión pública es relacionarlo directamente con productos más saludables, y sobre todo (en los tiempos de conciencia ecológica en que estamos viviendo) que son mejores para el medio ambiente de manera integral. Un nuevo estudio realizado en el Reino Unido, sugiere que un giro rotundo de la producción de alimentos a técnicas enteramente orgánicas provocaría un aumento general en las emisiones de gases de efecto invernadero. La investigación indica que si bien una producción 100% orgánica produciría menos emisiones “directas” que la agricultura convencional, impediría una producción acorde a las necesidades del mundo de hoy. Para paliar este problema, se necesitaría mucha más importación de productos lo que generaría, según el estudio, un incremento de un 21% más de emisiones en comparación con la producción de hoy. 

En los países de alto grado de industrialización, donde los alimentos orgánicos ganaron un lugar importante en lo que a cifras de venta se refiere, los mensajes más presentes en las campañas de comercialización aseguran que uno de los beneficios de este tipo de práctica era la baja huella de carbono que los consumidores dejan comprando esos productos, haciendo énfasis en el cuidado del planeta que compartimos gracias a la eliminación de dióxido de carbono del aire. 

Este nuevo estudio va al encuentro de la narrativa publicitaria de los alimentos orgánicos en todo el mundo a través de sus resultados y pronosticando que un cambio mayoritario hacia la práctica de la agricultura orgánica daría como resultado un aumento en las emisiones netas de gases de efecto invernadero hasta un 21%.

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El debate entre la producción orgánica versus la convencional no es nueva y tiene puntos muy dispares, sobre todo en los círculos académicos. A fines del 2018, investigadores de la Universidad Tecnológica de Chalmers, publicaron un estudio en la prestigiosa revista Nature donde daban datos duros sobre los guisantes orgánicos cultivados en Suecia; en ese caso particular, los orgánicos producían 50% más de emisiones que los sembrados convencionalmente. 

Adrian Williams, profesor asociado de sistemas ambientales de la Universidad de Cranfield en el Reino Unido asegura que la investigación no dice “lo orgánico es incorrecto”. Un artículo publicado en la revista digital PBS.org, asegura que si bien es poco probable que un país realice una transición completa a la agricultura orgánica en un futuro cercano, este nuevo estudio plantea interrogantes sobre si estas prácticas pueden realmente mitigar los efectos del cambio climático, como rezan en sus campañas publicitarias, y llama la atención del ciudadano común sobre cómo el mercado dicta las reglas y los caminos a seguir sin importar demasiado el “cambio climático” en sí.

Stefan Wirsenius, profesor asociado de Chalmers ya había explicado en el 2018 que “la agricultura ecológica tiene muchas ventajas, pero no resuelve todos los problemas medioambientales asociados a la producción de alimentos. 

Una opción que podría generar un cambio importante es un giro hacia un modelo regenerativo que podría reducir las emisiones anuales de CO2 en un porcentaje muy alto. Erin Callahan, directora de Climate Collaborative con sede en Vermont, Estados Unidos, aseguró que “hacer que el sistema alimentario sea más eficiente, desperdiciar menos alimentos y tratar de reducir la brecha en el rendimiento es el método correcto si realmente queremos que la agricultura sea la solución para el cambio climático”. 

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En definitiva, el grupo “Climate Collaborative” asegura que hay pruebas de que las prácticas del modelo regenerativo funcionan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en determinadas situaciones controladas. Según el Instituto Rodale, cambiar todas las tierras de cultivo globales al modelo regenerativo podría reducir las emisiones anuales de CO2 en más de un 100%. 

En conclusión, para Callahan, “lo orgánico es una pieza importante de este rompecabezas para arreglar el sistema alimentario, pero hasta entonces, introducir prácticas regenerativas de cualquier tipo podría ayudar mucho”. 

Mientras tanto, para ayudar al planeta, la fundación David Suzuki, nos da algunos consejos para ayudar a nuestro medio ambiente desde nuestras casas: 

De esta manera se puede ayudar al planeta
  • Coma comidas sin carne: trate de comer por lo menos una comida sin carne al día. No significa no comer carne sino tratar de comer menos.
  • Compre productos orgánicos y locales cuando le sea posible: la carne, las aves, los huevos y los productos lácteos orgánicos provienen de animales que no son alimentados con antibióticos ni con hormonas de crecimiento.
  • No desperdicie comida: cerca de la mitad de todos los alimentos producidos en el mundo se desperdician después de la producción y se desechan en la elaboración, el transporte, los supermercados y las cocinas. Cuando la gente tira los alimentos, también se desperdician todos los recursos para cultivarlos, enviarlos, empaquetarlos y producirlos, incluyendo grandes cantidades de agua. Averigüe cómo puede ayudar a terminar con el desperdicio de alimentos.
  • Haga crecer su propio cultivo: el cultivo de frutas, verduras y hierbas en casa hace que el viaje a su mesa sea más corto. También puede cultivar sus alimentos sin productos químicos. Convierta su jardín o incluso el más pequeño de los espacios, como un balcón o un patio, en un jardín de comida.

Fuentes: PBS.org, David Suzuki Foundation, BBC, Earth Institute (Univ. Columbia)

Categorías: Internet, ciencias y tecnologías, Medioambiente y vida animal
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