El sindicato de la policía de Halifax, en Nueva Escocia, sostuvo que es necesario aumentar el número de efectivos y brindarles mejor formación sobre el trato con los reos en células de detención.
La declaración se produjo poco después que dos alguaciles fueron reconocidos culpables del cargo de negligencia criminal, en conexión con la muerte de un recluso por intoxicación.
La víctima fue un hombre con una disfuncionalidad física, que perdió la vida en una dependencia policial de la capital provincial.

La policía provincial pedirá disculpas, también, por los controles hacia la comunidad negra . THE CANADIAN PRESS/Keith Doucette
El veredicto del jurado que entendió en el caso sostuvo que es deseable un mejor estándar de cuidado que el que se encuentra actualmente vigente.
Los alguaciles no son oficiales policiales, sino empleados con una retribución menor, que son contratados para cumplir tareas específicas, incluyendo el registro de los prisioneros.
El 10 de noviembre último, Daniel Fraser y Cheryl Gardner fueron hallados culpables de negligencia criminal en relación con el deceso de Corey Rogers, ocurrido en 2016.
El hombre perdió la vida mientras se hallaba alojado en una celda de dimensiones reducidas, cuando aparentemente fue sofocado tras vomitar, al tiempo que un barbijo cubría su boca y nariz.
Según los testimonios brindados durante el juicio, la víctima habría permanecido tirada en el piso de la celda durante varias horas, sin que los funcionarios ingresaran a la misma para constatar el estado del recluso.
El presidente del sindicato de policía sostuvo que durante años ha transmitido a las autoridades diversos problemas en el funcionamiento de los lugares de reclusión, pero afirmó que nunca recibió una respuesta al respecto.

Los reclamos para modificar los procedimientos se multiplican. Foto: iStock.
Las normas vigentes obligan al personal a cargo a chequear periódicamente el buen estado de los reclusos con disfunciones físicas. Uno de los pasos que deben cumplir es ingresar al calabozo y sacudir suavemente al preso, para asegurarse de que esté consciente.
Sin embargo, el sindicato policial alegó que en muchas ocasiones los internos se vuelven violentos, si son despertados por el personal de seguridad mientras se encuentran dormidos.
El jefe sindical también advirtió que frecuentemente las instalaciones no cumplen los estándares fijados para asegurar el bienestar de los detenidos.
En 2009, una mujer indígena sufrió un derrame cerebral luego de haber sido arrestada por encontrarse en la vía pública presuntamente bajo los efectos de sustancias toxicas. La persona murió dos semanas más tarde, mientras era atendida por su dolencia en un hospital.
El caso generó numerosos llamados para modificar los protocolos y procedimientos en el trato que los efectivos de seguridad brindan a los reclusos, especialmente aquellos que presentan algún trastorno físico.
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