Los curas Horacio Corbacho y Nicola Corradi fueron sentenciados a 45 y 42 años de prisión respectivamente por haber abusado sexualmente a niños sordos que atendían un instituto católico en el oeste de Argentina. Un escándalo que sacude a la Iglesia católica y al Papa Francisco.
El Tribunal Penal Colegiado y número dos de Mendoza también declaró culpable a los dos hombres de 20 acusaciones de abuso sexual incluyendo violaciones ocurridas entre el 2004 y el 2006 en el Instituto de Enseñanza Próvolo. Los jueces también resaltaron las circunstancias agravantes de estos delitos, pues las víctimas eran menores de edad sordos y mudos que no podían explicar lo que les sucedía.
El jardinero, Armando Gomez, también fue condenado a 18 años de cárcel por abuso con acceso carnal. El juicio duró 49 jornadas a puerta cerrada durante las cuales se comprobaron los testimonios de once víctimas.
Después del fallo, las víctimas celebraron su victoria saltando, alzando los brazos al aire y abrazando a sus abogados. Una de ellas, Vinina Garay, declaró a The Associated Press con la ayuda de una intérprete: “Estoy feliz, muchas gracias por la lucha, porque todos nos han apoyado… esto ha cambiado mi vida”.
El Arzobispado de Mendoza publicó un comunicado en el que trasmitió su “solidaridad y cercanía a las víctimas y sus familias, quienes han denunciado haber sufrido las más aberrantes vejaciones” y prometió “seguir trabajando para evitar que estas situaciones se repitan”.
El Papa Francisco no ha comentado este caso públicamente aunque en el 2017, el Vaticano envió a dos sacerdotes encargados de investigar lo que pasó en el instituto de Mendoza.
La Iglesia católica sacudida
El caso del Instituto de Enseñanza Próvolo ha sacudido a la Iglesia desde el 2016 cuando estalló el escándalo de abusos sexuales de los cuales ya había sido sospechado el cura Corradi.
Nicola Corradi, en silla de ruedas, y Horacio Corbacho, fueron escortados hasta la sala de audencia en Mendoza.
En el 2009, el Vaticano fue informado de acusaciones de abuso sexual de 67 alumnos y ex alumnos del Instituto de Enseñanza Próvolo de Verona, en Italia contra 24 curas y personal eclesiástico, entre los cuales, Nicola Corradi.
Después de su investigación, el Vaticano sancionó cuatro de los sacerdotes que trabajaban en el instituto, pero no a Nicola Corradi.
En 2014, el sacerdote italiano fue nombrado otra vez en una carta que enviaron alumnos sordos de Verona a el Vaticano para advertirle del peligro que representaba Corradi en Argentina.
Además, el sacerdote italiano es objeto de una investigación de la Provincia de Buenos Aires por alegaciones de abuso sexual en la ciudad de la Plata, donde estuvieron Corradi y otros curas después de haber salido de Italia y antes de llegar a Mendoza. Las familias de las victimas creen que esto ilustra el procedimiento de la Iglesia de trasladar a los curas acusados de abusos y no de suspenderlos.
Estos hechos han chocado a la sociedad Argentina, tierra natal del Papa Francisco. Muchas personas se preguntan porque el Papa no retiró al sacerdote italiano del instituto de enseñanza argentino cuando se enteró de las acusaciones contra él.
Según Anne Barrett, cofundadora de BishopAccountability.org, “la corte argentina ha dado a los niños traumatizados del Próvolo una medida de justicia que la Iglesia católica no les dio”.
“El Papa también debe aceptar la responsabilidad por el sufrimiento inimaginable de estos niños…. Ignoraba las repetidas advertencias de que Corradi estaba en Argentina”, agregó.
El sacerdote italiano Nicola Corradi podría cumplir su sentencia en su casa debido a su edad (83 años).
Con información de The Associated Press/El Espectador/Clarín.
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