Recuerdo que durante la escuela secundaria en Barranquilla, Colombia, por allá a mediados de los 60, teníamos un amigo con sobrepeso en nuestro grupo, nosotros muy cariñosamente lo llamábamos “El Gordo”. Su nombre de pila era Manuel. Durante unos exámenes finales de quinto de bachillerato, Manuel nos invitó a su casa para que estudiáramos. Nos reunimos 5 amigos en su casa. Estábamos todos estudiando en la mesa del comedor, cuando en un momento dado, Manuel se levantó y tardó en regresar. Cuando notamos que su ausencia era larga, uno de nosotros preguntó: “¿Oye y dónde está el gordo?»
En ese momento iba pasando la mamá y nos gritó muy, pero muy enojada, que su hijo se llamaba Manuel y que no lo llamáramos “Gordo”. Entre tanto, me imagino que después del grito de su madre, apareció Manuel. Nosotros, completamente desconcertados por la reacción de su madre, no sabíamos qué decir. Entonces para tratar de arreglar el asunto, le dije a la señora: “Señora, es que nosotros siempre lo llamamos por su nombre”. Mirando al Manuel y buscando su aprobación le dije: “¿Verdad Gordo?” La señora se enojó todavía más y sin miramientos, nos echó a todos de su casa. Todavía me recuerdo la escena como si fuera ayer. Nos fuimos a estudiar en un parque cerca y el gordo vino con nosotros.
Toda esta anécdota para decir que en esa época, y creo que aún hoy en día, en Barranquilla, era “casi normal” llamar a las personas con sobrepeso “gordos” y a los delgados “flacos”. El término de “gordofobia” no formaba parte de nuestro léxico. Y para serles sincero, tampoco estaba en el mío hasta hoy.
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Busqué en el diccionario de la Real Academia Española, RAE, y me dice que “la palabra gordofobia no está en el diccionario”. Afortunadamente hoy podemos contar con Internet. En la Web encontré un artículo del psicólogo Arturo Torres que habla de la gordofobia. Él dice que el “concepto de gordofobia sirve para designar un sesgo automático y normalmente inconsciente que lleva a discriminar, objetivizar y minusvalorar a las personas con sobre peso, especialmente si son mujeres”.
Pues bien, este jueves 28 de noviembre a partir de las 10:30, Edith Bernier, militante contra la gordofobia, convocó al público en general y los medios a una conferencia de prensa para anunciar el lanzamiento de una petición que se presentará ante la Asamblea Nacional de Quebec para que modifique el Artículo 10 de la Carta de Derechos y Libertades de Quebec y agregue la discriminación basada sobre la apariencia física y en particular sobre la talla y el peso de los individuos. Edith Bernier creó también el sitio Internet Grossophobie.ca
“Es un sitio internet que lancé hace casi 4 meses, destinado a hacer la educación popular, el análisis y la explicación del fenómeno de la gordofobia. Es para informar mejor a la gente y también para educarlos y ofrecerles las herramientas necesarias para que comprendan el fenómeno. Y eventualmente e idealmente para que apoyen la causa”.
Edith Bernier es la instigadora de la modificación del Artículo 10 de la Carta de Derechos y Libertades de Quebec y creó también el sitio Internet Grossophobie.ca (Foto: Laura Marchand/CBC)
Edith Bernier afirma que el término “Grossophobie”, así en francés, figura en el diccionario Le Petit Robert desde el 16 de mayo del presente año (ahora entiendo por qué no aparece en el diccionario de la RAE) y lo define como la “actitud de estigmatización, de discriminación hacia las personas obesas o con sobrepeso”. La gordofobia puede ser sistémica. De eso nos podemos dar cuenta por la falta de asientos adaptados en los aviones para las personas con sobrepeso, pero también es la actitud de la gente que no toma en serio a las personas con sobrepeso.
Edith Bernier afirma que en este mismo momento, de acuerdo a los comentarios en su sitio Web, la gente no toma en serio su decisión de presentar esta petición. Algunos le dicen que comience primero por perder peso para que se le tome en serio. Hay toda una serie de clichés, de estereotipos con respecto a las personas con sobrepeso con respecto a su inteligencia, a su pereza, a su control sobre ellas mismas y a su capacidad de “controlarse” ellas mismas.
De hecho, si ustedes echan una mirada a la cultura popular en general, los gordos no tienen buena prensa. Si ustedes miran por ejemplo Game of thrones (Juego de tronos) Sam es una especie de gordito, miedoso, sin valentía, etc. Digamos que no nos dan la mejor de las imágenes. Si miramos las series como Brooklyn Nine Nine en la que los dos personajes gordos están siempre comiendo en demasía y son tontos. Ursula en La Sirenita (The Little Mermaid). Eric Cartman en South Park. Y puedo continuar así durante horas. La cultura popular tiene dificultad con sus gordos.
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El objetivo principal de Edith Bernier es modificar el Artículo 10 de la Carta de Derechos y Libertades de Quebec para que agregue no solo los aspectos relacionados a la gordura, sino el conjunto de características relacionadas a la apariencia física, que son motivos de discriminación ya existentes, porque perjudican a las personas con sobrepeso cuando buscan un empleo, a las promociones, a la obtención de diplomas, a muchas cosas que por el instante se encuentran en una zona confusa, borrosa, donde no hay leyes ni protección en la provincia de Quebec.
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La modificación que propone Edith Bernier es que se agregue «el conjunto de características relacionadas a la apariencia física de los individuos», que en realidad no figura en el artículo 10. Su petición está en línea en el sitio que ella creó Grossophobie.ca.
Yo por mi parte, terminé mi bachillerato en 1970 y salí de Barranquilla en 1972. Nunca más volví a vivir en mi Colombia natal. Tampoco volví a tener noticias del gordo Manuel, en las veces que regresé a Barranquilla. Si por alguna de esas casualidades que tiene la vida, está leyendo estas líneas le mando un cariñoso y afectuoso saludo.
Patrick Masbourian entrevistó a Edith Bernier
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