El primer ministro canadiense Justin Trudeau felicitó a su par británico, Boris Johnson, por su holgada victoria en los comicios celebrados el jueves 12 de diciembre en el Reino Unido.
En pleno proceso de Brexit, la disociación política y sobre todo comercial/aduanera entre los británicos y la Unión Europea, Johnson convocó a elecciones generales, en la esperanza de lograr el suficiente respaldo de los electores para salir del atolladero que el “divorcio” con Europa lo había sumido, tanto en las negociaciones con los representantes de la Unión, como en relación con la puja que llevaba adelante con el Partido Laborista, la principal fuerza de oposición.
El mandatario británico había fracasado en sus intentos para lograr el apoyo del parlamento, no solo por la postura de los laboristas, sino por la reticencia de algunos integrantes de su propia bancada.
Una dura derrota para los laboristas. REUTERS/Hannah McKay.
La misma situación llevó a renunciar a su antecesora, Theresa May, luego de haber intentado infructuosamente en sucesivas votaciones para imponer su proyecto de Brexit.
El llamado a elecciones fue una jugada arriesgada del mandatario, quien podría haber seguido la misma suerte que May si los resultados eran adversos.
Por el contrario, la jornada electoral le dio la razón a Johnson, que no sólo ganó por amplio margen, sino que salió fortalecido y, en sus primeras declaraciones tras el cierre de los comicios, aseguró que sacará al Reino Unido de la Unión Europea el 31 de enero próximo.
Cuando han sido contabilizadas prácticamente todas las urnas, los conservadores lograron 364 escaños en el parlamento, contra 203 de los laboristas, lo que se traduce en una ganancia de 66 legisladores para los primeros y una pérdida de 42 para los segundos.
El resultado no sólo parece encaminar definitivamente a los británicos hacia su salida de la Unión Europea, sino que también se convierte en un final anticipado para la carrera del jefe opositor, Jeremy Corbyn, como líder del Partido Laborista.
Trudeau llamó a Johnson para felicitarlo. Stefan Rousseau/Pool via REUTERS.
De hecho, al reconocer el resultado adverso de la votación para su partido, Corbyn sostuvo que no dirigirá la formación cuando se produzca la próxima elección, reconociendo de manera elíptica que su tiempo al frente de uno de los partidos más antiguos e importantes del país ha llegado a su fin.
A pesar de las grandes expectativas que despertó su elección como jefe del partido, Corbyn, de ámplia trayectoria política y sindical, identificado con el ala más progresista del laborismo, ha fracasado en su intento de guiar a su agrupación hacia un resurgimiento, que la saque de la crisis en que quedó sumergida tras la salida del poder del anteúltimo primer ministro laborista, Tony Blair, que estuvo al frente del gobierno entre mayo de 1997 y junio de 2007.
Blair fue el último jefe carismático en lograr alinear a los diversos sectores partidarios detrás suyo. Tras abandonar el cargo, debilitado sobre todo por las críticas a su apoyo irrestricto a la política de Estados Unidos de la llamada “guerra contra el terrorismo”, fue sucedido por su ex ministro de Finanzas, Gordon Brown, que ocupó el 10 de Downing Street, la sede del gobierno, por tan solo 3 años.
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