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Cómo reducir razonablemente nuestra huella de carbono en esta Navidad

Estaba conversando el otro día por teléfono con un amigo francés, gran viajero, que vive en Saint-Clément-sur-Durance, un pueblito muy simpático de los Alpes del Sur, Francia y hablando de todo un poco le pregunté cuál era su próximo destino. Y me respondió que había reducido al máximo sus viajes en avión porque quería disminuir su huella de carbono. Me dejó perplejo. Y me explicó que ese era uno de sus objetivos y que para cumplirlos se había impuesto varias exigencias con respecto a sus viajes en avión. Entonces, además de perplejo, me dejó pensativo.

Me puse a explorar y encontré que no se debe confundir la huella ecológica con la huella de carbono, que es “una medida de cuantificar y generar un indicador del impacto que una actividad o proceso tiene sobre el cambio climático, más allá de los grandes emisores”.

Mientras que la huella ecológica “es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos”.

Bueno, toda esta perorata es para hablarles de la huella de carbono que los consumidores, sobre todo aquí en Norteamérica, dejamos durante la temporada navideña. Una reflexión que no estamos muy inclinados a hacer durante esa época, pero que viéndola un poco más cerca, quizá nos empuje a cambiar nuestros hábitos de consumo navideños.

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Tenemos que dejar claro que los consumidores en Norteamérica, y quizá los consumidores del mundo entero, dejamos una huella de carbono en todas nuestras actividades, pero durante la Navidad, esa huella aumenta. Pero no vamos a generalizar tampoco y vamos a hablar del caso particular de Quebec. De la huella de carbono de una familia de 4 personas y cómo se podría reducir esa huella.

Quien dice Navidad, dice Arbolito de Navidad y por estos lares podemos tener la opción de comprar un verdadero arbolito de Navidad o uno artificial. Laure Patouillard, investigadora del Centro internacional de referencia sobre el ciclo de vida de productos, procedimientos y servicios, CIRAIG por sus siglas en francés, en entrevista con la radio francesa de Radio Canadá, explica.

LOS ARBOLITOS DE NAVIDAD

Un arbolito de Navidad de 2 metros genera el equivalente de 3.2 kilos de gas carbónico en su ciclo de vida. Y aunque el arbolito capte CO2 durante su ciclo de vida, ese CO2 irá en la atmósfera si se incinera después y si se entierra, alrededor de los 3 cuartos de ese carbono quedara en el suelo por lo menos durante unos 100 años. Por otra parte, la modelización del ciclo de vida tiene en cuenta el trayecto de 5 kilómetros que se hace en carro para ir a buscar el arbolito. Y esos 5 kilómetros cuentan por 80% de su huella de carbono.

El arbolito de Navidad artificial por su lado, generará 16 veces más de emisiones de gases de efecto invernadero que el arbolito natural. Y esto debido a la producción del acero para las ramas y la producción de PVC para completarlas. Teniendo en cuenta estos datos, será preferible comprar un arbolito artificial si se tiene la intención de utilizarlo por lo menos por 16 Navidades. Y entre más pequeño, mejor en términos ambientales.

(Photo by Chris J Ratcliffe/Getty Images)

Después hay que adornarlos con las luces. Según las estadísticas, 41% de los canadienses tienen luces LED. Si estas luces están prendidas 6 horas diarias durante 18 días, la electricidad consumida por la 400 lucecitas, el consumo electricidad aumentará solo en 2%. Pero si pusiera luces navideñas incandescentes, la huella aumentaría en 15%. En consecuencia son más interesantes las luces navideñas LED.

Eso en lo que respecta al arbolito de Navidad. A esto hay que sumarle la cena navideña. Y generalmente, para esta temporada el pavo asado es casi obligatorio en la tercera parte de los hogares canadienses. Y una torta de carne. Esa excelente cena representa 62 kilos de gas carbónico para toda la familia, que cabe recordar, es de 4 personas.

Desafortunadamente, durante la temporada navideña se cometen excesos y las familias canadienses o quebequenses, si prefieren, tienen tendencia a generar entre 25 y 40% más de basura. Y si se pudiera evitar el desperdicio de comida, se podría reducir la huella de carbono de su alimentación de más de 30%.  Otro elemento crucial, si no fundamental de Navidad, son los regalos.

LOS REGALOS DE NAVIDAD

Entre los regalos encontramos más populares en Canadá encontramos las “tarjetas regalos”, a menudo tarjetas regalos para restaurantes, cafés, cine y librerías, la ropa, los objetos tecnológicos, como las consolas de juego, los audífonos, los teléfonos inteligentes y los juguetes para niños. Entonces al pie del arbolito de Navidad de la familia tipo encontramos un par de bluyín, que cuenta por equivalente de 30 kilos de CO2. Un teléfono inteligente que cuenta por 50 kilos de CO2. Y la huella del teléfono inteligente proviene principalmente la producción de los circuitos y la pantalla. Y finalmente encontramos 2 libros que cuentan por 2.7 kilos de CO2 cada uno.

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En total y contando rápidamente tendremos el equivalente de 82 kilos de CO2 en regalos al pie del Arbolito de Navidad. Y todos esos regalos se encuentran en muy bonitas envoltorios de papel. Y volviendo a contar muy rápidamente otra vez, la huella de carbono total de todos esos 4 regalos es equivalente a menos de un kilo de CO2.

Todo esto sin contar que muchas familias escogen esta fecha para escaparse del frío invierno y pasar la Navidad en el Caribe. Si la familia se va para Cuba en las navidades. Viaja en avión evidentemente, lo cual representa 2.2 toneladas de gas carbónico.  Pero si en vez de ir a Cuba, pasan la temporada navideña en la ciudad de Sherbrooke, que queda a unos 160 kilómetros de Montreal.  Viajan todos en el mismo carro y gastan el equivalente de 112 kilógramos de CO2.

Digamos que contando, un poco más detenidamente esta vez, el balance general de la huella de carbono para toda esta familia tipo de 4 personas, será de 268 kilos de CO2 para toda la familia o 67 kilos por persona.  Tiene que quedar claro que 42% de esta huella de carbono se debe al transporte.

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Pero tiene que quedar claro también que si la familia, como mi amigo al principio de esta historia, decidió no viajar en avión a Cuba, sino en carro hasta la ciudad de Sherbrooke, cerca de su casa y viajaron 4 personas en el mismo carro, su huella de carbono se reduce enormemente. Otro aspecto que nuestra familia tipo podría corregir es la huella de carbono de sus regalos que representan 33% de su huella de carbono y la comida que representa 24%.

Y con respecto a los regalos que ofrecemos hay que pensar en regalos que las personas vayan a utilizar verdaderamente y que no los manden directamente al tacho de basura. Y para concluir podemos decir que el objetivo del ejercicio no es hacer desaparecer totalmente nuestra huella de carbono, el objetivo es reducirla de una forma razonable.

Matthieu Dugal entrevistó Laure Patouillard
RCI/Radio Canadá/ twenergy.com/ mma.gob.cl

Categorías: Economía, Sociedad
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