Una nueva estrategia de colecta y utlización de datos personales sobre los canadienses fue aprobada en 2019, pero el servicio de espionaje de Canadá estaría comenzando a aplicarla según documentos publicados recientemente y verificados por la agencia de noticias The Canadian Press.
El Servicio de Inteligencia de Seguridad de Canadá (SISC) afirmó que esta iniciativa permitirá al organismo acumular grandes volúmenes de información y luego detectar tendencias aún desconocidas. El marco de la pandemia podría ser un escenario factible para probar los nuevos poderes que la estrategia aporta a los espías.
Trudea no descarta ninguna opción
El Primer Ministro Justin Trudeau no ha descartado el uso de los datos de los teléfonos inteligentes para verificar si la gente está cumpliendo con las disposiciones de salud pública de quedarse en casa con el objetivo de frenar la propagación de la pandemia de COVID-19.
Esta noción plantea algunos dilemas éticos en relación con la salud pública y los derechos de privacidad para algunos organismos de defensa de las libertades civiles.
Rastrear dónde atacará el coronavirus y convencer a la gente de que se aísle y evite las reuniones ha resultado ser un reto para los funcionarios de salud pública de todo el mundo. Esto ha llevado a algunos gobiernos a recurrir a los datos de los teléfonos móviles para controlar las infecciones, incluso para predecir hacia dónde se dirige el virus.

Justin Trudeau (Foto: ©REUTERS/Blair Gable)
Durante su sesión informativa diaria del 24 de marzo, un periodista le preguntó a Trudeau si Canadá seguiría el ejemplo de algunos gobiernos que utilizan los datos disponibles en aparatos de telecomunicación para seguir el cumplimiento de las medidas contra la pandemia por parte de los canadienses.
Sin embargo, según lo reportado por The Canadian Press, la nueva estrategia estaría ya utilizando sus poderes en ese sentido.
¿Es una afrenta a las libertades civiles de los canadienses?

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Este nuevo poder de recoger, filtrar y retener todos estos datos personales de los ciudadanos preocupa a los defensores de las libertades civiles.
Según Tim McSorley, coordinador del Grupo Internacional de Vigilancia de las Libertades Civiles (ICLMG) basado en Ottawa, el gobierno debería dar a los canadienses una mejor idea del tipo de información que el Servicio de Inteligencia de Seguridad puede explotar ahora.
En particular, cita los conocidos riesgos de identificación errónea de personas consideradas como amenazas a la seguridad.
Por su parte, Sean McDonald del Centre for International Governance Innovation (Centro para la Innovación de la Gobernanza Internacional) basado en Waterloo, Ontario, Canadá, cree que en cada respuesta a un desastre se movilizan actores esperanzados y bien intencionados que tratan de aprovechar sus aptitudes profesionales como parte del esfuerzo, y entre ellos, no hay ninguna industria cuyo trabajo sea más potencialmente invasivo o peligroso durante el desastre que la tecnología.

Sean McDonald es un miembro senior del CIGI y cofundador de Digital Public, organización que crea fideicomisos legales para proteger y gobernar los activos digitales.
Según este experto, si bien está surgiendo una extraordinaria gama de propuestas e ideas sobre COVID-19 basadas en la tecnología, como parte de la respuesta a COVID-19, hay un grupo específico de proyectos centrados en el control biomédico y social que solicitan grandes cantidades de datos de localización regulados histórica y comercialmente. Hay algunas categorías principales de problemas que tratan de abordar como el rastreo de contactos, alertas tempranas y vigilancia, cuarentena y control social, la investigación y la cura, entre otras. De esas, hay dos particularmente sensibles:
Cuarentena y el control social

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Son elementos importantes del aspecto humano de una respuesta a una pandemia; son, esencialmente, la forma en que las instituciones de salud pública tratan de contener, limitar y detener la propagación de un patógeno controlando el movimiento de las personas.
La mayoría de esas protecciones son anteriores al advenimiento de la tecnología moderna y eran el estándar de atención en una época antes de que se imaginara siquiera la amplitud o la granularidad del control social habilitado digitalmente que es posible hoy en día.
Rastreo de contactos

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Es el proceso de seguimiento de la propagación de una epidemia y, en casi todos los casos, la necesidad de rastrear la propagación de una infección es la razón más común que se da para aumentar la cantidad de datos que se comparten durante una emergencia de salud pública.
Sin embargo, recuerda Sean McDonald, por muy importante que sea el rastreo de contactos, tiene un enorme impacto en la vida de las personas, al igual que la presunción de enfermedad.
La nueva estrategia de colecta de datos personales de los canadienses ¿qué significaría concretamente?

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Los memorandos enviados a The Canadian Press en virtud de la Ley de acceso a la información muestran que el Servicio de Inteligencia de Canadá, indican que desde el pasado mes de julio el servicio de espionaje pedía al Ministro de Seguridad Püblica de la época, Ralph Goodale, que aprobara los diversos tipos de datos que quería poder recopilar sobre los canadienses.
En virtud de esta ley, el Ministro de Seguridad Pública puede aprobar una clase de conjuntos de datos que el CSIS puede recopilar si se considera pertinente para las investigaciones del Servicio. El Comisario Federal de Inteligencia, Jean-Pierre Plouffe, revisa las conclusiones del Ministro para determinar si son razonables.
Una vez que el Servicio de Inteligencia de Canadá recoge un conjunto de datos, un empleado designado debe determinar si cumple con la aprobación ministerial. Durante este período de evaluación, se prohíbe el uso operacional de los datos.
Además, el SISC debe solicitar al Tribunal Federal si desea conservar un conjunto de datos sobre los canadienses.
En otro memorando escrito por funcionarios públicos para el ex Ministro Goodale, los funcionarios le advirtieron que el primer año de la aplicación de la nueva ley es «un proceso de aprendizaje».
Los detalles acerca de los tipos de datos que el CSIS quería recopilar, incluyendo las razones de cada uno, fueron redactados por razones de seguridad.
Según Tim McSorley del Grupo Internacional de Vigilancia de las Libertades Civiles, los datos cuya recopilación se autoriza deben limitarse a la información que esté demostrado que está relacionada con una amenaza a la seguridad del Canadá.
¿La pandemia de COVID-19 es una amenaza a la seguridad nacional?

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Ésa es la gran pregunta. En países como Italia, Alemania y Austria las empresas de telecomunicaciones ya están compartiendo los datos agregados de los teléfonos inteligentes con las autoridades sanitarias para controlar si la gente está cumpliendo con las demandas de auto-aislamiento para frenar la propagación de COVID-19.
En esa misma conferencia de prensa del 24 de marzo, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau agregó que
Por su parte, la Directora de Salud Pública de Canadá, la Dra. Theresa Tam, dijo que no se debe descartar ninguna opción para lograr aplanar la curva del número de casos, la mejor manera de evitar que los hospitales de la nación se vean abrumados.
El lunes, el Primer Ministro de Quebec, François Legault, presentó públicamente la idea de rastrear los movimientos pasados de las personas que dieron positivo en COVID-19 a través de sus teléfonos.
La compañía de telefonía más grande del país, Bell Canada, afirmó por su parte estar dispuesta a compartir información personal con los gobiernos si se le pide.
RCI con informaciones de The Canadian Press, CBC News, Centre for International Governance Innovation
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