Hasta el 1 de diciembre de 2018, todo iba relativamente bien en las relaciones diplomáticas entre Canadá y China. Ese día fue arrestada en el aeropuerto de Vancouver Meng Wanzhou, vicepresidenta de la junta y directora financiera del gigante chino de las telecomunicaciones Huawei, abriendo las puertas a una creciente confrontación entre Ottawa y Beijing.
Pocos días después de la detención de Meng, los canadienses Michael Kovrig y Michael Spavor fueron detenidos por funcionarios chinos en un acto considerado como represalia por la detención de la ejecutiva china de telecomunicaciones. Ellos fueron acusados de atentar contra la seguridad nacional de China. Otro canadiense, Robert Schellenberg, fue condenado a muerte en enero de 2019 tras haber sido previamente condenado a prisión por contrabando de drogas.
Las autoridades canadienses arrestaron a Meng Wanzhou a pedido de Estados Unidos por supuestas estafas financieras. El trasfondo de esa detención, según analistas, es la obcecada campaña del gobierno de Trump contra Irán, país sometido a una serie de agobiantes sanciones denunciadas en foros internacionales por las autoridades de ese país. Otro elemento detrás de la decisión estadounidense es la de impedir que el gigante chino Huawei gane mercados para su tecnología de telecomunicaciones 5G, capaz de permitir una velocidad de navegación de hasta 1.2 gigabits por segundo en los dispositivos móviles como los teléfonos celulares.
Este clima de creciente enfriamiento de las relaciones entre Ottawa y Beijing parecía haber tomado un giro distinto desde la aparición del Covid-19 en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019.
En febrero de este año, la fulgurante expansión de esta enfermedad hasta entonces desconocida obligó a las autoridades chinas a pedir ayuda a la comunidad internacional para enfrentar el mortal brote de coronavirus.
Canadá respondió a ese pedido enviado cerca de 16 toneladas de equipo de protección personal a China incluyendo ropa, protectores faciales, máscaras, gafas protectoras y guantes. Ottawa también acordó entregar dos millones de dólares a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para ayudar a los países vulnerables a prepararse ante el brote de coronavirus fuera de China.
La reacción canadiense recibió elogios de parte de China. «En nombre del pueblo de China, extendemos nuestro agradecimiento. Gracias», le dijo Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores de China Wang a su homólogo canadiense François-Philippe Champagne en una Conferencia de Seguridad que se llevó a cabo en Múnich a mediados de febrero de este año.
Fuentes en el Gobierno federal canadiense señalaron que esta respuesta al pedido chino hacía parte de una estrategia más amplia que busca reparar las tensas relaciones entre los dos países. Las declaraciones del ministro chino Wang Yi fueron señal de un notable cambio de tono desde enero de parte de Beijín, tomando en cuenta la abierta animosidad en la relación bilateral en los últimos 15 meses.
Fuentes gubernamentales en Ottawa indicaron que la llamada “diplomacia de salud pública” de parte de Canadá dio lugar a un nuevo clima de distensión diplomática, y que las relaciones con China son mejores ahora que en 2018.
El optimismo canadiense contrasta con las reciente declaraciones del embajador chino en Canadá, Cong Peiwu, quien destacó a principios de marzo que, aunque la cooperación entre Canadá y China en la lucha contra el coronavirus había sido «buena», la relación general entre los dos países continúa tensa por otras razones.
Para el embajador chino Cong Peiwu, las relaciones entre Ottawa y Beijín en lo que concierne a la salud son materia aparte de lo que él señaló como «la cuestión pendiente para la relación bilateral”, en referencia a la detención de Meng Wanzhou.
Interrogado sobre la situación de los dos canadienses detenidos, Spavor y Kovrig, el embajador de China en Canadá Cong Piewu declaró el pasado 4 de marzo que tales detenciones “eran legítimas”, sin dar detalle sobre cuándo las autoridades chinas presentarán pruebas que sustenten los cargos de espionaje presentados contra los dos canadienses.
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En un año en que se celebran los cincuenta años de relaciones diplomáticas entre China y Canadá, y pese a los gestos de buena voluntad en materia de salud, la tensión entre ambos países no presenta visos de una pronta mejoría.
El ministro canadiense de Relaciones Exteriores François-Philippe Champagne señaló el 21 de febrero en un discurso ante el Consejo de Relaciones Exteriores de Montreal que Canadá “tiene una relación compleja con China, y que el esfuerzo coordinado para ayudar a los canadienses a salir de Wuhan no debe ser confundido con un retorno a la normalidad entre los dos países.”
Pese a que la cooperación de las autoridades chinas y japonesas le permitió a Canadá repatriar a casi 550 de sus ciudadanos, el ministro Champagne destacó que “no debe inferirse que la relación con China ha vuelto a la normalidad”, destacando que se trata de una relación bilateral “compleja y multidimensional.»
Fuentes: CBC / P. Ling / R. Barton / CTV / R. Gilmore / The Globe and Mail / J. Dickson / Canadian Press / RCI
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