La mascarilla N95 es la más efectiva para evitar el contagio de la pandemia, según un estudio de la Universidad McMaster de Hamilton. (Foto: REUTERS/Nicholas Pfosi )

El Covid-19 abriría las puertas a un mundo más proteccionista

Un documento informativo interno del gobierno de Canadá, obtenido por el radiodifusor público CBC advirtió que si los casos de Covid-19 continúan multiplicándose en el país, la falta de mano de obra podría afectar el suministro de alimentos a la población y socavar la infraestructura crítica de Canadá,

El documento, preparado por el Ministerio de Seguridad Pública de Canadá, identifica dos áreas de preocupación mayor, que son la adquisición de bienes médicos y la estabilidad de la cadena de suministro de alimentos.

La expansión de la pandemia a escala global ha mostrado la fragilidad de las cadenas de suministro de la producción de bienes y servicios a nivel mundial, uno de los pilares de la globalización de la economía neoliberal, que busca al mismo tiempo los recursos y mano de obra al más bajo costo a escala mundial, así como las mayores utilidades posibles, mediante la herramienta de la libre circulación de bienes y capitales.

La falta de material de protección sanitaria, como las mascarillas, en los países más ricos, que descubrieron que no podían dotarse o fabricar el número suficiente de respiradores para sus ciudadanos afectados por el coronavirus, el acaparamiento por parte de Estados Unidos de materiales médicos a golpe de cientos de miles de dólares, materiales que debían ser destinados a otros países; todo esto ha hecho visible para muchos países la necesidad de ser autosuficientes para enfrentar este tipo de crisis en el futuro.

Un ingeniero utiliza una pantalla táctil de control en la fabricación robotizada de motores. (Foto: iStock)

En Canadá, a medida que los gobiernos tanto federal como provinciales van discutiendo y preparándose para comenzar gradualmente a reabrir la economía del país a principios del próximo mes, tanto las autoridades como los empresarios se está dando cuenta de que se enfrentarán a un mercado global radicalmente diferente. 

«Será un mundo nuevo», dijo el ministro de economía de la provincia de Quebec, Pierre Fitzgibbon, en una entrevista reciente, explicando que la pandemia habrá no sólo cambiado el comportamiento de los consumidores, sino también el de los gobiernos de todo el mundo.


La mayoría de los gobiernos se encontrarán altamente endeudados debido las costosas medidas de emergencia aplicadas para apoyar a millones de trabajadores desempleados y respaldar a miles de empresas.  Según Fitzgibbon, esta situación empujará a los gobiernos a defender sus inversiones, estableciéndose así un ambiente geopolítico de mayor proteccionismo.


En ese contexto, “depender de los mercados internacionales será menos deseable”. Y para las provincias como Quebec, será muy importante identificar lo que se quiere proteger en términos de cadenas de suministro. Para el ministro de economía de Quebec, Pierre Fitzgibbon, la provincia “necesita repensar la forma de asegurar un acceso estable a los bienes y servicios necesarios para que su economía y su sociedad funcionen sin problemas.”

El Ministro de Economía e Innovación de Quebec, Pierre Fitzgibbon, responde a la oposición el17 de septiembre de 2019 en la legislatura de la ciudad de Quebec. (Foto: Canadian Press/Jacques Boissinot)

La mejor manera de conseguirlo dijo Fitzgibbon, es hacer que partes de la economía de Quebec dependan menos de las importaciones. Para ello, las autoridades provinciales ya lanzaron una iniciativa para hacer que la población compre productos locales, llamada Panier Bleu, o Canasta Azul, que ofrece al consumidor un inventario de productos hechos en Quebec y las formas de obtenerlos.

Mirando al futuro, el gobierno de Quebec también comenzó a explorar las maneras de asegurarse que se produzcan más productos farmacéuticos, suministros médicos y alimentos en la provincia. «Creo que todos los países querrán ser autosuficientes en lo que se refiere a bienes estratégicos», dijo Fitzgibbon.

Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intentó bloquear las exportaciones a Canadá de máscaras protectoras N95, que se necesitaban urgentemente para el personal médico de primera línea y que escaseaban en todo el mundo, «todos tuvimos escalofríos», dijo Fitzgibbon.

Aunque el fabricante estadounidense de las máscaras, la firma 3M, finalmente llegó a un acuerdo con la Casa Blanca para permitir esa exportación a Canadá, la situación puso al desnudo la fragilidad de Canadá y su potencial incapacidad de no poder tener los equipos necesarios para proteger la salud de la población.

Esta situación “definitivamente provocó mucha introspección sobre la economía», dijo Fitzgibbon.

El desarrollo de una cadena mundial de suministros, ágil y dinámica, es uno de los rasgos centrales de la globalización tal como se la practica desde los años 1980. El resultado es que los bienes de consumo que llegan a manos del consumidor, desde autos a los teléfonos celulares, han sido manufacturados y ensamblados a partir de componentes fabricados en diferentes países del mundo, empleando obreros en varios países, todos fabricando partes del mismo producto.

Este proceso permite a las empresas subcontratar la producción en países donde el costo de la mano de obra es más barato. Y los consumidores, al final, pueden comprar estos productos a precios teóricamente bajos.  Esta es la realidad que se esconde detrás de las etiquetas de los productos que se compran en América del Norte y gran parte del mundo, que son bienes fabricados en China, Honduras, Vietnam y en todos aquellos países de mano de obra barata.

Sin embargo, este es un proceso muy vulnerable a las interrupciones. Un envío tardío en un país, o el cierre de una fábrica en otro, puede causar retrasos costosos para la venta al por menor.

Cuando esos productos son suministros médicos esenciales para mantener funcionando los sistemas de atención de la salud durante una pandemia, como la máscara N95, esos retrasos no sólo son costosos. Son también mortales.

Una ruptura en la provisión de suministros médicos esenciales para mantener funcionando los sistemas de atención de la salud durante una pandemia, como la máscara N95, no es solo costosa sino también mortal. (Foto: iStockphoto)

La incapacidad de las cadenas mundiales de suministro para entregar esos productos durante la pandemia ha suscitado interrogantes sobre la forma en que se organizan los procesos de fabricación.

«Esta es una crisis importante, pero habrá otras crisis. Y estamos aprendiendo que no se puede depender de una sola fuente», dijo Michèle Rioux, profesora de la Universidad de Quebec en Montreal, donde dirige un centro de investigación sobre la globalización. «Después de la crisis, creo que daremos más valor al principio de precaución. Eso cambiará la forma de hacer negocios. Será más ordenado y regulado».

Por su parte, el ministro de economía de Quebec, Pierre Fitzgibbon, quiere que esta provincia aumente su capacidad de producir suministros médicos estratégicos, indicando que una compañía local comenzará a fabricar una variante de la máscara N95 de la compañía 3M. También indicó que el gobierno provincial podría considerar invertir más en la industria agrícola para producir más fruta y verdura mediante la construcción de más invernaderos y la mecanización de la cosecha, haciendo menos necesarias las importaciones tanto de alimentos como el contratar a trabajadores agrícolas temporales.

Fuentes:  CBC / C. Tunney / J. Montpetit / Canadian Press / RCI

Categorías: Economía, Internacional, Política, Salud
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