Según la científica Andrea Niemi, del Departamento de Pesca y Océanos de Canadá, el Océano Ártico, que es un área donde el recalentamiento del planeta ha tenido severas consecuencias, puede estar cambiando más rápidamente que cualquier otro cuerpo de agua en el planeta.(Foto: Jonathan Hayward / Canadian Press)

Científicos dan cuenta de severos cambios en el Océano Ártico

Los científicos sostienen que la pandemia del Covid-19 es una consecuencia más de la destrucción del medioambiente. El periódico británico Guardian dice que, según los científicos, «la deforestación desenfrenada, la expansión incontrolada de la agricultura, la agricultura intensiva, la minería y el desarrollo de infraestructuras, así como la explotación de especies silvestres han creado una ‘tormenta perfecta’ para la propagación de enfermedades».

En marzo pasado, Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP), explicó que «la naturaleza nos está enviando un mensaje» con la pandemia del coronavirus y la actual crisis climática. Dijo que no cuidar del planeta significaba no cuidar de nosotros mismos.

La magnitud y gravedad de estos cambios medioambientales, causados por contaminantes medioambientales como el uso de combustibles fósiles fue revelada en un reciente informe sobre las condiciones del Océano Ártico.

 La primera evaluación general del Océano Ártico bajo soberanía canadiense, fruto del trabajo de docenas de científicos federales y observadores inuit, describe un vasto ecosistema que se encuentra sufriendo cambios de gran magnitud y sin precedentes. Todo está cambiando: desde las corrientes oceánicas hasta los hábitos y especies de animales que habitan en sus aguas.

Mapa de las características batimétricas del Océano Ártico, que muestra la ubicación de la Cuenca de Canadá. (Foto: WikiCommons)

Según la científica Andrea Niemi, del Departamento de Pesca y Océanos de Canadá, el Océano Ártico, que es un área donde el recalentamiento del planeta ha tenido severas consecuencias, puede estar cambiando más rápidamente que cualquier otro cuerpo de agua en el planeta.  

«A medida que el Ártico cambia, el resto del ecosistema va a sumarse esos cambios», dijo Niemi, añadiendo que esos cambios se darán sin pausa.

Por otro lado, esos cambios se están produciendo con tal celeridad que los científicos ni siquiera han tenido la oportunidad de entender lo que hay.

El 60% de las especies que habitan en la Cuenca del Canadá, como los gusanos que viven en el lodo de los volcanes submarinos y se nutren del metano expulsado, aún no han sido descubiertas, dice el informe.


«¿Quién sabe qué más hay allí abajo? Hay tanto que descubrir en el Ártico, y nosotros todavía estamos dando los primeros pasos.»

Andrea Niemi, Departamento de Pesca y Océanos de Canadá.


La científica explicó que la primera evaluación de las especies de peces en el Mar de Beaufort fue hecha recién en 2014, hace apenas seis años.

Pese a que el Océano Ártico es un mundo que recién empieza a ser conocido por los científicos, los cambios que están ocurriendo en aquella parte del Ártico son difíciles de pasar por alto, ya que afectan inclusive a la composición del agua.

Según las mediciones, las aguas del Océano Ártico son actualmente un 33% menos saladas que en 2003 y son cerca de un 30% más ácidas, lo que es suficiente como para disolver las conchas de algunos pequeños moluscos.

El Giro de Beaufort, una vasta corriente circular que ha alternado su dirección cada década, no ha cambiado en 19 años. Esto significa que las aguas del Océano Pacífico, ricas en nutrientes, no se está mezclando con las aguas del Océano Ártico, como ocurría antes.

Esta situación es grave y podría tener consecuencias catastróficas ya que afecta a las floraciones de plancton que se encuentran a la base de la cadena alimentaria en las aguas del Ártico.

La Deriva Transpolar y el Giro de Beaufort son las principales corrientes oceánicas en el Océano Ártico. (Foto: WikiCommons)

La población humana también se ve afectada por el recalentamiento del planeta, causado en gran parte por el uso de combustibles fósiles en el mundo. El hielo marino en estas aguas del Ártico se está reduciendo y es cada vez más delgado. Esto significa que las comunidades inuit ya no pueden llegar a sus habituales y seguros terrenos de caza, una actividad que les proveía de alimento desde hace miles de años y que hace parte fundamental de su cultura.

Las costas también están sufriendo cambios. La erosión se ha más que duplicado en las últimas décadas. La diversidad de especies también está cambiando. Por ejemplo, la presencia de las ballenas orcas, que son superdepredadores que pueden medir hasta nueve metros de largo y pesar cerca de seis toneladas, se están volviendo tan frecuentes en estas aguas que están alterando el comportamiento de otras especies como el narval y la beluga, que son animales de cuya caza dependen los habitantes inuit de la región.

Otras especies marinas, como el salmón del Pacífico, el capelán y las focas arpa están llegando desde el sur en busca de nuevos hábitats.

En algunos casos, al retirar sus redes del mar, las comunidades se dan cuenta de que solo han capturado salmones, dijo Niemi, aclarando que se desconoce el efecto del salmón en otras especies en estas aguas.

Otro cambio en la fauna de la zona es que las especies de peces habitualmente costeros se encuentran ahora mucho más lejos de la costa.

Una foca anillada en la región del Océano Ártico. (Foto: WikiCommons)

Por su parte, debido a la magnitud de los cambios climáticos en esta zona, las focas anilladas no pueden terminar de mudar de pelaje antes de que el hielo se rompa y las temperaturas más elevadas de las aguas del océano parecen hacerlas más lentas, por tanto, propensas a sufrir los ataques de los osos polares.

El aumento de la navegación en el Ártico es otro factor destructivo para las especies que habitan las aguas del Ártico ya que los motores de los barcos hacen que el océano sea más ruidoso y escondan los sonidos que los animales hacen para comunicarse, desde las focas hasta las ballenas.

Las conclusiones de este informe sobre los dramáticos cambios en las aguas del Océano Ártico se ven limitadas por la falta de datos a largo plazo en todo el Norte canadiense.

Andrea Niemi, científica del Departamento de Pesca y Océanos de Canadá, dijo que es difícil medir los cambios cuando no se sabe qué es lo que había en primer lugar y cuál era la situación antiguamente. Incluso cuando los cambios pueden ser medidos, es difícil saber qué los está causando.

Las comunidades inuits que habitan la región también quieren saber qué está pasando en su mundo, dijo Niemi. «Ellos están interesados en una visión holística de lo que está pasando. Pero a veces nos es imposible explicar cuáles son los mecanismos detrás de los cambios.»

Según Niemi, si hay una certeza es que la vieja idea del Norte como un territorio congelado, con sus nieves eternas y ritmos inalterables, se ha desvanecido para siempre. “Están sucediendo muchas cosas», dijo ella.

Fuentes: CBC / The Guardian / Canadian Press / RCI

Categorías: Medioambiente y vida animal, Política, Sociedad
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