Generalmente Donna Ruffo trabaja como enfermera en el equipo de extensión comunitaria de medicina geriátrica en el Hospital General de North York de la ciudad d Toronto.
Ella es graduada de la Facultad de Enfermería Lawrence S. Bloomberg de la Universidad de Toronto. Su trabajo consiste en evaluar, diagnosticar y tratar a personas mayores frágiles, en colaboración con sus médicos de cabecera o enfermeras, para ayudarles a obtener la atención médica que requieren y evitar así visitas innecesarias a las salas de emergencia.
Pero cuando la pandemia de COVID-19 llegó a Canadá, su papel y responsabilidad comenzaron a cambiar a medida que el hospital manejaba una situación que cambiaba muy rápidamente. La enfermera dice que como se prohibieron las visitas a domicilio, ella comenzó a brindar atención virtual a los pacientes y sus familias.
Adaptarse a una nueva situación
A medida que la pandemia aumentaba, el hospital comenzó a reasignar sus recursos, aplazó algunas cirugías no urgentes, reorganizó espacios y equipos para atender a los nuevos pacientes contagiados por el nuevo coronavirus.

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El trabajo de Donna Ruffo cambió y de la noche a la mañana se encontró innovando y liderando en medio de la crisis. Algunas de sus responsabilidades consistían en hacer evaluaciones físicas a las enfermeras que estaban siendo reasignadas, ayudándolas a ganar confianza en el aprendizaje de nuevas habilidades para atender a pacientes en un estado crítico.
El miedo y el temor creciente
No es sorprendente entonces que el miedo y la duda se instalara entre las enfermeras que fueron reasignadas en el marco de la pandemia. Ellas le dijeron que no se sentían necesariamente seguras para trabajar con pacientes gravemente enfermos. Para calmarlas, Donna Ruffo les recordó que son enfermeras con habilidades excepcionales de pensamiento crítico, comunicación efectiva y compasión, que son todos elementos transferibles a cualquier tipo de enfermedad y que tenían todo lo necesario para hacer el trabajo que se esperaba de ellas.
Las enfermeras y una buena parte del parte del personal sanitario luchan contra los temores que rodean el impacto de la COVID-19 en ellas mismas, sus familias, sus pacientes y el sistema de atención médica en general, lo que puede provocar sentimientos de angustia y impotencia.

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El estudio
Es esta situación particular que empujó a Elizabeth Peter, profesora en la Facultad de Enfermería Lawrence S. Bloomberg de la Universidad de Toronto, que este año está celebrando su centenario, a explorar y estudiar los cambios morales que las enfermeras están viviendo durante la pandemia.
La profesora Peter y su equipo reclutará y entrevistará a 40 enfermeras que han estado trabajando con pacientes que sufren de COVID-19 para saber más sobre sus experiencias. “En enfermería existe una importante literatura sobre la angustia moral, pero se sabe muy poco sobre lo que impide o hace que las personas se sientan mejor”, dice Elizabeth Peter.
El objetivo de la investigación académica es desarrollar estrategias para ayudar las enfermeras a superar la angustia moral causada por la pandemia. Y teniendo en cuenta que el apoyo temprano es clave para abordar el trauma de la angustia moral, la profesora Peter y su equipo planean presentar los resultados de su estudio a principios del mes de agosto.
Una vez que se hayan realizado las entrevistas, ella tiene la intención de preparar una guía específica y recomendaciones para aliviar la angustia moral entre el personal sanitario y difundir ampliamente los hallazgos en los entornos de atención médica local e internacionalmente. Ella dice que los resultados de esta investigación ayudarán a las autoridades sanitarias a intervenir a tiempo en las futuras crisis.

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Experiencias en otros lugares del mundo
Por otra parte, las experiencias del personal sanitario en China y España muestran que el personal sanitario se siente desorientado, sobrecargado, agotado e impotente.
Un estudio sobre la evaluación del estrés laboral y agotamiento en los servicios de urgencia extrahospitalaria, realizado por la Universidad Complutense de Madrid, muestra que indudablemente el personal sanitario es uno de los colectivos profesionales que sufre el mayor nivel de estrés laboral, sobre todo ahora con la pandemia de COVID-19.
Los resultados de este estudio sobre el estrés laboral que sufren los profesionales de la salud que trabajan en los servicios de urgencia muestran que sufren de agotamiento físico y emocional, actitud fría con los demás y bajo o nulo sentimiento de realización personal. Este agotamiento puede ser debido a su responsabilidad en la toma de decisiones, a la presión a la que están sometidos por los usuarios o a las condiciones laborales.
RCI/con información de Lindsay Curtis/utoronto.ca/theconversation.com/Internet
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