Un quebequense sobre cinco no podrá alimentar su familia después del fin de la ayuda gubernamental.
Dos meses apenas después del inicio de la pandemia del nuevo coronavirus, 10% de los quebequenses y 12% de montrealenses tuvieron que recurrir a bancos alimentarios para poder alimentarse ellos y sus familias. En consecuencia, 650.000 quebequenses se vieron obligados a pedir ayuda para su alimentación, de los cuales 322.000 lo hicieron por primera vez. Entre los que se beneficiaron de esta ayuda, dos personas sobre tres deben ir regularmente (63%) u ocasionalmente (25%).
No es sorprendente entonces que, 83% de los quebequenses tengan sentimientos negativos. Todos ellos dicen estar inquietos, ansiosos, inseguros, atribulados y tristes, frustrados y vulnerables. Estos datos provienen de una encuesta realizada por la firma Synopsis Marketing Research de Montreal en colaboración con la agencia de comunicación 180Deux para la campaña de recaudación de fondos La Guignolée des Médias, una campaña de colecta de alimentos no perecederos y dinero, para ayudar a la población más necesitada.
Generalmente, este evento se lleva a cabo en los últimos días de noviembre y los primeros de diciembre, pero esta vez se trata del evento especial de emergencia “Confinar da hambre” y se está llevando a cabo desde el 20 de abril hasta el domingo 31 de mayo.
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Días inquietantes en perspectiva
“Debido a la pandemia, los quebequenses deben dejar atrás una realidad familiar para internarse en un futuro problemático e incierto (…) Como en cualquier proceso de duelo, algunas personas encajan el golpe refugiándose en la negación. Otros se enojan por lo que a su parecer es una injusticia. Mucho sienten síntomas similares a la depresión, ansiedad, preocupación y tristeza. Finalmente muchos están en la etapa de aceptar el cambio. Algunos lo aceptan con alivio, mientras que otros se muestran más resignados e inquieto”, afirma Youri Rivest, presidente y fundador de la firma Synopsis.
El futuro se anuncia incierto para muchos puesto que un quebequense sobre cinco no podrá alimentar a su familia durante un mes una vez que haya terminado la ayuda gubernamental. De hecho, uno de cada cuatro dice que tendrá que ayudar a un familiar en el transcurso de los próximos meses. Y 14% de los quebequenses estiman muy probable o bastante probable que tengan que recurrir a los bancos alimentarios.
La encuesta revela que un quebequense sobre cinco y un montrealense sobre cuatro renunciará a procurarse alimentos de base en caso de escasez de dinero. De hecho, muchos quebequenses se resignarían a hacer compromisos tanto en su alimentación como en los productos higiénicos, los medicamentos, la hipoteca o el alquiler de sus casas.
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Una ayuda molesta pero esencial
A pesar de su papel crucial, los bancos de alimentos parecen ser una fuente de vergüenza para muchos de los encuestados, ya que un poco más de la mitad de los quebequenses afirman sentirse incómodos con la idea de recurrir a esta ayuda. La misma proporción afirma también que se sienten incómodos de decirle a la familia y amigos que ha tenido que recurrir a este tipo de ayuda.
Una gran mayoría (78%) cree que recurrir a un banco de alimentos es una muestra de pobreza. Cerca de la mitad piensa que comprar ropa usada simboliza la precariedad. Un 92% dice que si los bancos de alimentos fueron útiles antes, ahora son esenciales. Siete personas de cada 10 afirma que si alguna vez fueron destinados a los menos privilegiados, en la actualidad cualquier persona puede o tiene que recurrir a ellos.
Estas cifras son reveladoras de una realidad inquietante que demuestra la urgencia de contribuir a esa colecta de fondos. Hasta el momento se ha recaudado más de un millón de dólares que será distribuido entre unos 70 bancos alimentarios. Si desea hacer una donación puede hacerlo en el sitio guignolée.ca y se emitirá un recibo a fin de impuestos a partir de 20 dólares.
RCI/guignoleemedias
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