Las declaratoria de pandemia mundial el pasado 11 de marzo paralizó buena parte de las actividades humanas en todo el mundo. Cerraron las escuelas, las empresas, los comercios y de pronto todo el mundo se halló confinado a quedarse en casa.
Entre las actividades también afectadas por el Covid-19 también se encuentran las actividades criminales, desde los grupos armados fundamentalistas, que dieron la orden a sus miembros de no viajar a Europa para evitar contraer la enfermedad, hasta los carteles del narcotráfico, ya que el cierre parcial de la frontera de Estados Unidos y México ha complicado el ingreso y la distribución de drogas en el país del norte, principal mercado de toda serie de drogas ilícitas.
Por otra parte, el hecho de que en Canadá la población permanece relativamente confinada, ha abierto más oportunidades al fraude por internet y por teléfono.

(Imagen: Oficina de la Competencia de Canadá)
Tan pronto el gobierno canadiense anunció la creación de un beneficio mensual de emergencia de 2.000 dólares mensuales, los cibercriminales se dieron a la tarea de encontrar la manera de agenciarse esos fondos desembolsados a millones de canadienses que perdieron sus fuentes de ingreso debido a la pandemia.
Ya antes de la eclosión de la pandemia, miles de canadienses recibían llamadas de un supuesto agente de la Oficina de Impuestos de Canadá, que explicaba con voz amenazante que la persona que respondía la llamada tenía una deuda de miles de dólares al gobierno y que, si no se enviaba dinero de forma inmediata, una orden de arresto sería ejecutada sin más ni más.

(Imagen: Oficina de la Competencia de Canadá)
En el fondo, se trataba de una forma inversa de la célebre carta enviada millones de veces por internet donde la viuda de un rico tipo -o una de sus variantes- ofrecía millones de dólares a cambio de poder contar con la ayuda del receptor del mensaje, quien gentilmente debía enviar los detalles de su cuenta de banco, donde “serán depositados esos millones de dólares”. Tal era la famosa carta nigeriana.
El tipo de estafa que en América Latina se llama “el cuento del tío”, también existe en Canadá, La diferencia es que mucho del cuento es contado por teléfono o internet.
Para contrarrestar esa oleada de estafas, en 2018 el gobierno de Canadá, a través de la Oficina de la Competición, produjo una segunda edición de un libro disponible por internet llamado “El pequeño libro negro de las estafas”. Este material educativo fue traducido al árabe, al chino, al francés, al punjabi, al español y al tagalog, utilizando como personajes narrativos la figura de los superhéroes.

(Imagen: Oficina de la Competencia de Canadá)
En su prólogo el manual de prevención de estafas dice que “los estafadores son sigilosos y astutos. Su objetivo puede ser cualquier persona, desde joven a jubilada. Su objetivo también puede ser un negocio. Nadie es inmune a la estafa. Nuestro grupo de superhéroes ha encontrado una manera de desenmascarar los timos. Su secreto es simple: ¡el conocimiento es poder! Lea este texto para descubrir cómo usted también puede convertirse en superhéroe que lucha contra las estafas. ¡Comparta este folleto con su familia y amigos y recobre el poder!”
Aunque el texto ha sido producido pensado en una audiencia canadiense, en los hechos los consejos son aplicables en cualquier otro país. En el fondo, basta una conexión de internet o telefónica para que los amigos de lo ajeno intenten vaciarle la billetera.
Fuentes: Oficina de la Competición de Canadá / Canadian Press / RCI
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