Con dos tercios de la población mundial que vive en países llamados en vías de desarrollo (excluyendo a China) enfrentando un daño económico sin precedentes por la crisis de COVID-19, la ONU pide un paquete de 2,5 trillones de dólares para estos países. (Foto: Adrian Wyld / The Canadian Press)

Seria derrota política de Canadá en la ONU que llama a reflexión

El inicio tardío de Canadá en la campaña para el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas llevó a su derrota ante Noruega e Irlanda, dijo el jueves el primer ministro Justin Trudeau.

Trudeau dijo que la derrota del miércoles no impedirá el compromiso de Canadá en el escenario internacional en temas como el cambio climático y la igualdad de género.

«Canadá quería un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para trabajar con el mundo en la construcción de un futuro mejor para todos. Un mundo que fomente la paz sostenible, aborde los efectos del cambio climático, fortalezca el multilateralismo y promueva la seguridad económica y el avance de la igualdad entre los géneros”.

-Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá

La embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Kelly Craft, a la derecha, vota el miércoles durante las elecciones de la ONU en la sede de la ONU en Nueva York. Noruega e Irlanda ganaron los escaños en Consejo de Seguridad de la ONU el miércoles. Una votación diferentes debido a la pandemia de COVID-19. (Eskinder Debebe / The Associated Press)

Canadá, un país que forma parte del G7 y el G20 cosechó 108 votos en esta votación por un escaño, en comparación con 130 para Noruega y 128 para Irlanda.

¿Por qué este fracaso? Las hipótesis son muchas y variadas, pero si uno se atiene a los hechos y también a ciertas cifras, empieza a vislumbrarse mejor este retroceso de la influencia de Canadá en el mundo.

Canadá había ganado un lugar en el Consejo de Seguridad seis veces seguidas, desde la creación de la ONU. Su primera campaña para lograr ese lugar en el Consejo fue en 1946, pocos meses después de haber contribuido a la creación de la ONU, en 1945.

La primera derrota vino de la mano del anterior gobierno Conservador de Stephen Harper en 2010.

En varias ocasiones Trudeau se ha referido a la derrota del gobierno anterior de Stephen Harper, cuya campaña para ganar un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU en 2010 había fracasado—cuando Canadá perdió frente a Portugal.  En 2020, enfatizó Trudeau, todo iba a cambiar.

Las hipótesis de la derrota

Según Christian Leuprecht, profesor de relaciones internacionales del Colegio Militar Real, Trudeau hizo demasiadas promesas al vacío durante su campaña.  Dice que, en los casi 6 años de gobierno liberal, su historial en materia de política exterior “no fue tan significativo como la lucha contra el apartheid, bajo el gobierno de Brian Mulroney o la eliminación de las minas antipersonal y la participación en la creación de la Corte Penal Internacional durante los mandatos de Jean Chrétien”.

La promesa de Trudeau al asumir en 2015 de que “estamos de regreso” a la escena internacional, después de varios años del conservador Stephen Harper, no ha dado lugar a cambios significativos en la política exterior.

La ayuda exterior se ha reorientado para centrarse casi exclusivamente en el apoyo a las mujeres y las niñas, pero el presupuesto real para la ayuda exterior apenas ha aumentado.

John Kirk, autor y profesor  de Estudios Hispánicos y Latinoamericanos de la Universidad Dalhousie le dijo a Radio Canadá Internacional que las razones de ese fracaso son múltiples.

“Una aparente falta de consistencia en la política exterior es muy notable.  Bajo la conducción de la entonces Canciller Chrystia Freeland Canadá ha asumido el liderazgo del llamado Grupo de Lima, condenando los abusos del gobierno de Venezuela, pero sin ofrecer crítica alguna a los abusos de otros miembros del grupo—como es el caso claro de Brasil, Honduras y Bolivia, entre otros.  Canadá ha condenado los abusos de derechos humanos en Arabia Saudita—pero sigue vendiendo tanques a su gobierno.  Canadá también ha seguido una fuerte política pro-Israel durante muchos años, política que seguramente habrá enajenado a muchos países árabes”.

Entre otros de los argumentos avanzados por diferentes analistas ahora y antes de la votación esta semana, destacan la falta de cascos azules canadienses en las misiones de paz y el escaso apoyo monetario hacia los países en desarrollo.

Canadá tiene su peor desempeño en 60 años en lo que respecta al despliegue de misiones de paz.

En abril de 2020 sólo había unos 35 canadienses en estas misiones de la ONU—mientras que había unos 474 irlandeses. Noruega, un país de 5 millones de personas (Canadá tiene 39 millones) tenía 65 militares en tales misiones.

Tampoco las cifras son más optimistas en términos de la ayuda a los países más pobres. En 2018, la OCDE lamentó que, en proporción del ingreso nacional bruto, el gasto de Canadá en desarrollo internacional seguía siendo inferior al de 2012”.

La agencia indicó que el gasto del país destinado a la ayuda internacional cayó en 2017 al 0,26 por ciento de la Renta Nacional Bruta, cuando en 2012 era del 0,31 por ciento, y muy lejos de la meta de la ONU de 0,7 por ciento.

Noruega suministra el 0.9% de sus ingresos nacionales para países en desarrollo, Irlanda el 0.4%

Si Estados Unidos tuviera otro presidente ¿la política exterior canadiense habría sido diferente?

Diversos análisis apuntan, en parte, en esa dirección.

Tomando en cuenta uno de los valores tradicionales con el que Canadá era reconocido mundialmente a través de los años, el multilateralismo, “Ottawa ha sido incapaz de proporcionar un contrapeso significativo al trabajo saboteador del gobierno de Trump. Sus inversiones en ayuda internacional no estuvieron a la altura de las expectativas de un país del G7 con ambiciones de influencia. En cuanto a la lucha contra el cambio climático, es difícil ser el abanderado de un gasoducto de 4.500 millones de dólares en Trans Mountain”, dice Le Devoir.

“Hasta cierto punto la relación con los Estados Unidos, y en particular los retos de tener que defender intereses nacionales contra la política a veces irracional y peligrosa de la administración Trump, es un factor clave que también se tiene que tomar en cuenta.  El hecho de que la entonces canciller Freeland haya dedicado tanto tiempo a las negociaciones en el T-MEC es otro aspecto importante”.

-John Kirk

En un análisis, el radiodifusor público CBC trae a colación también el tema de la economía canadiense y su relación con el vecino inmediato.

En los últimos cuatro años, pareciera que una parte importante de la economía canadiense se “hubiera constituido en rehén de los caprichos desenfrenados de los Estados Unidos y China”, dice.

El presidente estadounidense Donald Trump, el primer ministro Justin Trudeau, el presidente chino Xi Jinping. El orden mundial está siendo sacudido por un choque entre grandes potencias, con Canadá atrapado en el medio. (Jonathan Ernst / REUTERS; Chris Wattie / Reuters; Aly Song / File Photos)

Trudeau en estos conflictos buscó siempre una solución, afirma CBC. Sin embargo, la oposición conservadora en el parlamento argumenta como un mantra que a Trudeau le faltan agallas ante el gigante asiático. Que no es lo suficientemente duro con China.

“Ser más duro con un país que es significativamente más fuerte que usted, y que aparentemente no dudará en bloquear su comercio o encarcelar a sus ciudadanos, es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Pero la alternativa no puede ser asumir que esta es la forma en que las cosas van a ser de ahora en adelante”.

Para Le Devoir, la responsabilidad de esta pérdida de influencia canadiense en el mundo no recae solamente en los hombros del Primer Ministro Trudeau. Eso sería demasiado fácil como explicación, señala.

“La «tragedia canadiense» es tener a un poder en retroceso, los Estados Unidos de Donald Trump, como nuestro principal aliado. Un presidente que admira a los autócratas, socava las instituciones democráticas y derriba los foros de cooperación multilateral que Washington mismo formó después de la Segunda Guerra Mundial”.

¿Y ahora qué?

El gobierno del premier Trudeau deberá enfrentar y resolver problemas importantes internos en el futuro. Entre otros, COVID-19, que todavía no terminó su paso destructivo sobre las vidas y la economía del país.

“Pero renovar la visión de cómo Canadá puede ser a la vez pertinente y seguro en el escenario mundial no podría hacer daño”, dice CBC

“Ahora es el momento del gobierno de Justin Trudeau de analizar, fría y objetivamente, las causas de esta derrota, y buscar soluciones.  “Ya estamos de regreso” suena bien como eslogan, pero en realidad queda mucho trabajo por hacer”.

-John Kirk.

Le Devoir, Brian Myles, CBC, Aaron Wherry, RCI-Globe and Mail.

John Kirk es profesor en el Departamento de Estudios Hispánicos y Latinoamericanos de la Universidad Dalhousie en Halifax, provincia de Nueva Escocia.

 Más información:

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