Un equipo de científicos canadienses se encuentra trabajando en el desarrollo de una píldora que podría protegernos contra el contagio del coronavirus.
La aparición de la pandemia no sólo revirtió la vida normal de las sociedades afectadas, sino del planeta en su conjunto.
Como ocurre cada vez que surge un mal que afecta a gran número de personas, la búsqueda de un medicamento eficaz para combatirlo desató una carrera en los laboratorios tanto comerciales como académicos para lograr la vacuna, la píldora o el suero que pongan la salud de la población mundial a resguardo.
Entre los diversos estudios que se encaran en la actualidad, en Canadá, la Universidad de Guelph se suma con un proyecto que se propone desarrollar un producto que nos proteja contra eventuales contagios una vez que podamos retornar a nuestra vida plena.

La píldora busca inhibir la capacidad del virus para invadir las células humanas. Foto: iStock.
Escudo protector
Un equipo liderado por el profesor Paul Spagnuolo obtuvo una subvención otorgada por el gobierno federal, para llevar a cabo una investigación en torno a las potencialidades de los nutracéuticos para combatir al Covid-19.
En otros términos, los científicos se dedicarán a estudiar la capacidad que tienen algunas moléculas presentes en los alimentos que ingerimos, para convertirse en un aliado a la hora de impedir que el virus pueda ingresar y contaminar nuestro organismo.
En efecto, los nutracéuticos son moléculas bioactivas, que se hallan presentes en una variedad de productos alimenticios, y que ayudan a promover la buena salud y a combatir algunas enfermedades.
El uso de nutracéuticos está emparentado con la concepción de la dieta como un concepto terapéutico. Según algunas corrientes científicas, existe una variedad de alimentos que, a partir de algunos de sus componentes, poseen efectos físicos y psicológicos beneficiosos para la persona.
De todos modos, en el caso de los nutracéuticos no existe hasta el momento una posición unificada en la comunidad científica, en torno al alcance real del beneficio que significa el consumo de los mismos.

La hidroxicloroquina podría no ser efectiva y tendría efectos secundarios nocivos. Foto: iStock.
Durante un año, Spagnuolo y su equipo se dedicarán a investigar si estos componentes juegan un rol comprobable en la prevención de infecciones, entre ellas las del coronavirus.
Para eso, el experto en Ciencias de la Alimentación se abocará a llevar a cabo una exploración sistemática de esas moléculas bioactivas presentes en los alimentos.
De esa manera, el experto se propone avanzar en el estudio de la forma en la que el virus ingresa en las células, aplicando un proceso que fue diseñado por su propio laboratorio y ya viene siendo utilizado en otras experiencias.
El procedimiento
Para llevar a cabo su estudio, los científicos utilizan lo que denominan un pseudo virus benigno, que contiene una proteína en su superficie, que es la que permite al Covid-19 adherirse a las células y comenzar el contagio.
En general, los pseudovirus son virus que carecen de las proteínas o del material genético específico, por lo que pueden ser manipulados por los científicos sin correr el riesgo de contagio. Se trata de medios eficaces para inyectar DNA en las células con fines terapéuticos o para inducir la producción de antígenos, por lo que pueden actuar como una vacuna.
El procedimiento que aplica el equipo del profesor Spagnuolo fue diseñado en colaboración con otro gabinete de la Universidad de Guelph, que trabaja actualmente en el desarrollo de la ansiada vacuna contra el coronavirus.

Decenas de laboratorios en todo el mundo buscan la “vacuna salvadora”. Foto: iStock.
A lo largo de la investigación, se analizarán cerca de 1.000 moléculas bioactivas, incluyendo a los polifenoles y a los flavonoides, que son sustancias que se obtienen a partir de diversas plantas y se utilizan en la industria alimenticia.
El objetivo del estudio es determinar cuáles de esas moléculas pueden ser efectivas a la hora de “cercar” al virus, impidiendo que este acceda a las células y reduciendo, en consecuencia, el riesgo de infección.
El siguiente paso será determinar la cantidad adecuada de la molécula activa y la frecuencia necesaria de su aplicación para constituirse en un “escudo” efectivo contra el virus.
Una vez que estas dos etapas sean cumplidas, el equipo de investigadores estará listo para iniciar los ensayos preclínicos.

Spagnuolo ya cuenta con un estudio sobre los avocados y su capacidad para ayudar a combatir la obesidad y la diabetes. Foto: Guelph University.
Píldora inmunizadora
Si las pruebas logran atravesar con éxitos los estudios clínicos, Spagnuolo aspira a que la investigación desemboque en la creación de una píldora, que pueda ser ingerida por las personas antes de exponerse a situación de contagio potencial, como es ingresar en un hospital, ir al mercado o viajar en el transporte público. La píldora funcionaría como un suplemento, que cumpliría una función preventiva contra la infección.
Si bien es cierto que la investigación demandará un año o más para completarse, nada permite prever que contaremos con una vacuna o que el coronavirus desaparecerá de nuestras vidas dentro de ese plazo, por lo que los investigadores de la Universidad de Guelph confían en que el resultado de su trabajo servirá para combatir a la actual pandemia.
Fuentes: Guelph University / Diccionario de Biología Celular y Molecular / Science Direct / Sociedad Española de Cardiología.
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