Los esfuerzos del gobierno de Canadá por acelerar el reconocimiento de los médicos formados en el extranjero para atender al creciente número de pacientes durante la pandemia de COVID-19 ha dado resultados magros ya que solo unas veinticuatro licencias fueron aprobadas en Ontario y ninguna en Columbia Británica, según los colegios médicos de ambas provincias.
Ante la posibilidad de que la pandemia afecte seriamente el sistema de salud del país, la provincia de Columbia Británica creó una nueva clase de licencia que permitiría a los médicos formados en el extranjero ejercer bajo la supervisión de un médico con licencia completa, similar a las licencias que existen en otras provincias, como Alberta.
En Ontario, el Colegio Médico de esa provincia activó un programa de licencias a corto plazo que permitiría a los hospitales contratar a médicos formados en el extranjero con poca antelación.
Sin embargo, desde su lanzamiento en mayo en Columbia Británica y en febrero en Ontario, estos programas han tenido muy poca aceptación. Los médicos inmigrantes y sus defensores indicaron que esto se debe a que los requisitos establecidos para las nuevas categorías de licencias hicieron poco para abrir las puertas a más médicos las soliciten. Por otro lado, el proceso para la obtención de esas licencias fue comunicado inadecuadamente tanto a los solicitantes como a los hospitales.

Por años los médicos formados en el extranjero que inmigraron a Canadá han visto sus esperanzas de reconocimiento de sus competencias frustradas por las exigencias de los colegios médicos en las distintas provincias del país. (Foto: Radio-Canada / Frédéric Lacelle)
El sobrecargado sistema de salud es frecuentemente un tema electoral en muchas provincias canadienses. Un informe elaborado en 2019 por el Instituto Canadiense de Información sobre la Salud reveló que Canadá tenía solamente 241 médicos por cada 100.000 habitantes. Ontario tenía 234 médicos por cada 100.000, y Columbia Británica tenía 250. Entre los 38 países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el promedio de aproximadamente 350 médicos por cada 100.000 personas, según un informe de 2020 del Commonwealth Fund, una fundación de salud con sede en Nueva York.
Amir Bajehkian, cofundador de Trained to Save Lives (Formados para salvar vidas), un grupo de promoción y defensa de médicos formados en el exterior, con sede en Vancouver, dijo que en un principio se sintió optimista cuando Columbia Británica anunció inicialmente la nueva clase de licencia.
Él esperaba que esa medida respondiera de manera adecuada a las peticiones que los médicos formados en el extranjero han estado haciendo desde hace años. Sin embargo, los requisitos exigidos: por lo menos dos años de formación de postgrado, estricta fluidez en inglés y una especialidad en cuidados intensivos, significan que muy pocos médicos extranjeros podían solicitar una licencia, dijo Bajehkian.
Los médicos formados en el extranjero en la provincia de Ontario se enfrentan a una situación similar, dijo Ahmad Al-Khatib, un médico iraquí que ejerció en los Emiratos Árabes Unidos antes de venir a Canadá hace cuatro años.
«Cuando comenzó la pandemia me sentí tan impotente, hasta inútil… Tengo experiencia como médico y estoy aquí viendo gente muriendo a mi alrededor, cuando yo solía trabajar en el departamento de emergencias».
Ahmad Al-Khatib, médico iraquí en Ontario
El Colegio de Médicos y Cirujanos de Ontario dijo que, si los solicitantes cumplían todos los requisitos, incluida la confirmación de un empleo en un hospital, se les concedería una licencia. Por su lado, el Colegio de Médicos y Cirujanos de Columbia Británica se negó a hacer comentarios al respecto.
Incluso en Alberta, que ha tenido una trayectoria similar a la de Columbia Británica durante más de 10 años, los retos para los médicos inmigrantes son abrumadores.

Desde la aparición de la pandemia en Canadá, solo unas veinticuatro licencias para médicos formados en el extranjero fueron aprobadas en Ontario y ninguna en Columbia Británica, según los colegios médicos de ambas provincias.
(Foto: CBC)
Claudia Ávila llegó como inmigrante a Canadá con su marido y su hija hace cuatro años. Ella trajo consigo sus 11 años de experiencia adquiridos en su país natal, Venezuela, como obstetra y ginecóloga.
Instalada en Edmonton, Claudia Ávila tuvo que ahorrar durante años para pagar los costosos exámenes y sus consiguientes preparativos. Luego las regulaciones cambiaron y ella tuvo que empezar de nuevo.
La médica venezolana llegó a Canadá con una visa de trabajadora calificada. No sin frustración ella explicó que «Venimos aquí y vemos que ni siquiera les importa… Es muy triste. Si hubiera sabido que este proceso iba a ser tan difícil, yo no estaría aquí».
Fuentes: Reuters / Canadian Press / RCI
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