Una cliente en una tienda de zapatos de la compañía canadiense Aldo, que ha pedido protección ante sus acreedores. (Foto: REUTERS/Fred Prouser)

Número récord de empresas canadienses solicitan protección ante sus acreedores

Con el anuncio de que las consecuencias de la pandemia se harán sentir por años, en Canadá ya han comenzado a hacerse sentir esas consecuencias en el sistema económico del país.

El número de grandes empresas canadienses que pidieron protección de sus acreedores para no caer en la bancarrota alcanzó en mayo y junio su punto más alto en más de una década. Los expertos señalaron que es probable que esta tendencia continúe debido a la pandemia.

En Canadá, la Ley de acuerdo con los acreedores de las empresas, CCAA por sus siglas en inglés, establece que las empresas que deben al menos 5 millones de dólares pueden solicitar la protección de sus acreedores para reestructurar la empresa y seguir funcionando bajo nuevos términos financieros, o para supervisar una liquidación ordenada de la empresa y vender los activos para pagar las deudas de la compañía en la medida de lo posible.

La cadena canadiense de tiendas de moda femenina Reitmans es una de las muchas que se han reestructurado a causa de la pandemia. La compañía se ha visto obligada cerrar varias tiendas de forma permanente mientras se posiciona para vender más en línea. (Foto: Evan Mitsui/CBC)

Similar a la declaración de quiebra del llamado Capítulo 11 dentro la legislación estadounidense, los procedimientos de la CCAA se utilizan normalmente como último recurso para las empresas que se han quedado sin más opciones ni tiempo ante sus acreedores.

Cuando Canadá decretó en marzo el confinamiento de la población a fin de contener la expansión del coronavirus, las compañías tuvieron que adaptarse sobre la marcha para permanecer abiertas y seguir generando ventas.

Las empresas que se encontraban en buena situación financiera antes de la pandemia pudieron manejar mejor esa transición, en términos generales. Pero al igual que el virus en sí, el costo económico del Covid-19 ha sido mayor para las empresas que no se encontraban en buenas condiciones previas al anuncio de la emergencia de salud en el país.

Un número récord de 10 compañías anunciaron en mayo, el inicio de los procedimientos de protección ante sus acreedores. En junio se produjo otro récord, con 12 compañías que tomaban el mismo camino hacia la reestructuración o la liquidación. Ambas cifras superan el anterior máximo de nueve alcanzado en diciembre de 2011 y las ocho alcanzadas en los momentos más duros de la crisis financiera en octubre de 2009.

Fluctuación porcentual de las empresas que solicitaron al gobierno protección frente a sus acreedores, según las normas legales. Su número ha aumentado vertiginosamente entre mayo y junio a causa de la pandemia. (Imagen: CBC)

Desde el 2009, el número mensual registrado de compañías que buscan la protección de sus acreedores es de unas tres por mes en promedio, según una base de datos mantenida por la Oficina del Superintendente de Quiebras de Canadá.

Muchas de las recientes reestructuraciones son empresas numeradas que no tienen un perfil público, pero una serie de insolvencias y quiebras de grandes empresas en Canadá han ocupado los titulares desde que comenzó la pandemia, entre ellas las de los vendedores de ropa Reitmans y Frank & Oak, el vendedor de zapatos Aldo, el vendedor de bebidas calientes DavidsTea, la empresa de espectáculos Cirque Du Soleil, la agencia de viajes FlightHub, varias empresas petroleras e incluso una organización benéfica cristiana.

Todo eso en pocos meses. Y esa lista no incluye a grandes empresas estadounidenses con operaciones en Canadá, como Chesapeake Energy, J Crew, Neiman Marcus, Brooks Brothers, Pier 1 y la compañía de alquiler de autos, Hertz.

El circo canadiense «Cirque du Soleil» es otra de las empresas que tuvo que acogerse a la protección ante sus acreedores. La pandemia fue un golpe fulminante para las operaciones de esta compañía de espectáculos. (Foto: Hannes Magerstaedt/Getty Images)

Karen Fellowes, una abogada especializada en reestructuración e insolvencia de la firma Stikeman Elliott dijo que el Covid-19 se ha convertido en el catalizador de la repentina oleada de crisis en las empresas, pero que muchas de ellas ya venían arrastrando problemas.

«Ya tenían problemas financieros al entrar en COVID y luego COVID sólo exacerbó la situación», dijo en una entrevista.

Fellowes dice que las solicitudes de protección ante los deudores establecidas en la Ley CCAA no suelen ser iniciadas por las propias empresas que son prudentes. Esta acción es más bien impulsada por los prestamistas que dicen «ya basta», lo que hace que la empresa se vea obligada a pedir protección según las normas de la CCAA o, en su defecto, tomar opciones aún peores. El no hacer nada puede dar a los prestamistas el poder de aplicar medidas drásticas, como el cierre de las oficinas, fábricas y tiendas de una empresa insolvente, o incluso la confiscación de activos e inventarios para venderlos y pagar las deudas.

Sin embargo, la abogada Karen Fellowes explica que también ha visto algunas demandas de protección que ella llama «oportunistas», que son presentadas últimamente por empresas que intentan culpar a la pandemia de problemas no relacionados.


«Algunas empresas en dificultades están diciendo: ‘Aquí tenemos la oportunidad de solicitar la protección ante los acreedores, limpiar nuestra hoja de resultados, reestructurarnos, recapitalizarnos y culpar de todo al Covid».

Karen Fellowes, abogada especializada en reestructuración e insolvencia de la firma Stikeman Elliott.


Gracias a los programas de apoyo del gobierno de Canadá, todavía no se han producido grandes quiebras en los proyectos inmobiliarios. (Foto: iStock)

Los comerciantes minoristas y el sector de la energía en Calgary, donde Fellowes trabaja, han llamado mucho la atención, pero hay un sector que ella estará vigilando de cerca en los próximos meses: el sector de los bienes inmobiliarios.


«Siempre me ha preocupado el sector inmobiliario, francamente, y milagrosamente todavía no hemos visto las grandes liquidaciones hipotecarias, todavía no hemos visto las grandes quiebras de los proyectos inmobiliarios».

Karen Fellowes


Los programas del gobierno destinados a ayudar a pagar los alquileres a los propietarios comerciales y los programas bancarios que permitieron a decenas de miles de canadienses postergar el pago de sus hipotecas están a punto de expirar en los próximos meses, lo que hace que este sector sea uno de los que hay que observar con atención a medida que se acerca el otoño.

Los números también demuestran que los masivos programas del gobierno canadiense de apoyo financiero y las subvenciones a los ingresos están teniendo el efecto deseado de mantener a la gente solvente, ya que las quiebras personales han caído a un mínimo histórico bajo el Covid-19, pero en el lado de las corporaciones la situación es muy diferente.

El sector petrolero canadiense, que ya sufría las consecuencias de la guerra de precios del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia, fue duramente golpeado por la pandemia, que ha causado serios estragos. (Foto: REUTERS/Jessica Lutz)

«La gente en nuestro mundo está realmente pensando que este momento, este verano es la calma antes de la tormenta», dijo Karen Fellowes.

Aunque las quiebras y las reestructuraciones son obviamente perjudiciales y dolorosas cuando se producen, Fellowes dijo que en última instancia pueden ser buenas para los individuos, las empresas y la economía porque esa medida está diseñada para preservar el valor y los activos útiles para que no se desperdicien.

«Una quiebra es la liberación de los buenos activos de una mala gestión», dijo la abogada especializada en reestructuración e insolvencia de la firma Stikeman Elliott.

Fuentes: CBC / P. Evans / Canadian Press / RCI

Categorías: Economía, Internacional, Política, Salud
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