Una investigación canadiense busca profundizar en los efectos que la pandemia de coronavirus está teniendo en la salud mental de la población, específicamente entre los jóvenes.
El confinamiento social, que ha sido la medida central dentro de las estrategia de las autoridades para cerrarle el paso a la enfermedad, podría tener consecuencias profundas y a largo plazo en el bienestar mental y emocional, sobre todo en los menores de edad.
Los investigadores están llevando a cabo un sondeo para determinar las características y alcances de esos problemas.

La estrecha relación con la tecnología, sobre todo en el caso de los más jóvenes, es aprovechada en el presente estudio. Foto: iStock.
Tecnología y psicología
El estudio, liderado por dos investigadoras de la Universidad Dalhousie, en Nueva Escocia, en el este canadienses, se vale del uso de un implemento tecnológico tan difundido en nuestros días como es el teléfono móvil o teléfono inteligente, para “rastrear”, las acciones o comportamientos que podrían denotar un trastorno de tipo mental en el usuario.
Las doctoras Rita Orji y Sandra Meier, responsables del estudio, desarrollaron una aplicación de detección para teléfonos inteligentes , que al ser activada puede rastrear las actividades que lleva a cabo el usuario del dispositivo durante el confinamiento social.
Orji y Meier sostienen que esa aplicación puede ser útil a la hora de generar ideas que ayuden a brindar asistencia a quienes necesiten servicios de salud mental durante una etapa inédita y exigente como puede ser el confinamiento y la falta de vida social, sobre todo cuando tales circunstancias se extienden durante meses.

El confinamiento despojó a las personas de los apoyos sociales a los que estaban habituadas. Foto: iStock.
Cómo funciona
La aplicación en cuestión, una vez descargada en el teléfono, rastrea la actividad del usuario, incluyendo las llamadas telefónicas, el envío y recepción de mensajes de texto, los desplazamientos de la persona y los patrones de sueño de la misma.
La información reunida durante el confinamiento y el distanciamiento social es comparada con la correspondiente a la producida antes de tales circunstancias.
Las investigadoras confían en que el contraste de la data obtenida puede ayudar a generar patrones de comportamiento que, sometido a un abordaje psicológico, es utilizado para brindar recomendaciones en tiempo real a los participantes, con el objetivo de ayudarlos a enfrentar las situaciones que les generan angustia u otro tipo de malestar mental.
Cabe destacar que la experiencia no es abierta, sino que se puede tomar parte mediante un enrolamiento previo, por lo que la aplicación no se encuentra disponible en las plataformas comerciales usadas habitualmente para la descarga de ese tipo de herramientas.

En caso de necesidad, el usuario puede recibir consejos en tiempo real, para enfrentar su malestar. Foto: iStock.
El estudio toma en cuenta, además, si las personas que ya habían sido diagnosticadas con trastornos mentales previos a la pandemia tuvieron algún cambio en su cuadro de salud, a partir de la entrada en vigencia del confinamiento.
La ansiedad que puede provocar la vida actual se ha visto agravada en muchos casos por la situación social excepcional que trajo consigo el coronavirus. En tal sentido, las expertas resaltan que las personas sometidas a tal situación se vieron, además, despojadas de la red de contención habitual para ellas, como pueden ser los familiares y amigos.
El sondeo abarca a la población en general, ya que uno de sus objetivos es ver si se han producido nuevos brotes de enfermedades mentales y si los mismos están relacionados con el comportamiento que las personas debieron adoptar durante la llamada “cuarentena”.
La doctora Meier, citada por le períodico de la universidad, sostuvo que tanto ella como su colega se vieron atraídas a iniciar el estudio conscientes del impacto que el aislamiento social tiene sobre las personas y no sólo en lo que se refiere a la salud mental.
“Queríamos ver cómo la gente está lidiando con eso, ya que uno de los mayores factores que aumentan los riesgos de mortalidad son los sentimientos de aislamiento, y tenemos tantas personas a través de las generaciones que están expuestas al aislamiento y también es impredecible respecto a cuándo va a terminar«, dijo la especialista.

La soledad, uno de los problemas más frencuentes que ha traido el Covid-19. Foto: iStock.
Participación voluntaria
Sandra Maier es psicóloga y psiquiatra clínica e investigadora del departamento de Psiquiatría de la Universidad Dalhousie.
La doctora Rita Orji, de la facultad de Ciencias de la Computación de la misma universidad, es corresponsable de la investigación.
El estudio, que se encuentra actualmente en curso, propone monitorear a un mínimo de 500 participantes en edades que oscilan entre los 15 y los 25 años, tanto con personas que ya son pacientes mentales como en la población en general.
La experiencia fue lanzada en los primeros días de julio, con la participación de la Coalición de Investigación sobre COVID-19 de Nueva Escocia, que incluye el Centro de Salud IWK y la Fundación IWK. La coalición ha hecho una inversión colectiva de un poco más de 1,5 millones de dólares en la investigación centrada en COVID-19.
Los interesados en participar pueden registrarse en la página de inscripción del estudio.
Fuente: Universidad Delhousie.
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