Estudios científicos indican que el coronavirus podría entrar en el cerebro a través de vías cercanas al bulbo olfativo, o la parte del cerebro que detecta los olores. Foto: iStock

Pérdida de olfato por COVID: ¿problema neurológico o inflamatorio?

Estudios científicos muestran que dos tercios de los pacientes que contraen COVID-19 pierden el sentido del olfato. Un estudio del Centro Hospitalario Universitario de Québec, dirigido por el neurólogo Nicolas Dupré, quiere comprender el alcance de ese fenómeno y verificar si se trata de un problema neurológico.

No existe un tratamiento específico para los trastornos del olfato.
FOTO: ISTOCK

En el mes de marzo, cuando se hablaba ya no de epidemia sino de pandemia, y cuando se empezaba a definir algunos de los síntomas de personas infectadas por Covid-19, artículos en los medios informativos destacaban en el mundo un hecho sorprendente: muchos de esos pacientes declaraban una pérdida de olfato y de gusto.

El tema no es menor. El olfato tiene un rol importante en nuestra vida cotidiana. Nos permite elegir lo que nos gusta en términos de alimentos, pero también nos es útil en nuestras vidas cotidianas, en las relaciones interpersonales y en la identificación de substancias tóxicos, solo para nombrar algunas.

Uno de los primeros países en publicar un estudio de pacientes de Covid-19 que sufrían de anosmia fue Irán, basado en encuestas telefónicas.

En Corea, también a través de entrevistas telefónicas con 3.191 pacientes, encontraron anosmia en el 15% de los pacientes COVID-19 al inicio de la enfermedad.

El primer estudio europeo incluyó a 59 pacientes hospitalizados en Italia. El 33,9% informaron un trastorno en el gusto o en el olfato

En Alemania, un virólogo advertía sobre pacientes en cuarentena con el mismo síntoma.

En Francia, el Consejo Profesional Nacional de Otorrinolaringólogos informaba de casos de anosmia de inicio repentino, sin obstrucción nasal, en pacientes con Covid-19.

Un estudio internacional (Estados Unidos, México, Reino Unido e Italia) en 237 pacientes con COVID-19 informó de una pérdida de olfato del 73% de los pacientes.

Todos tenían en común ese síntoma, la pérdida de olfato, debido a la infección con el nuevo coronavirus.

Sin embargo, en muchos pacientes, esa anosmia se produjo antes de que aparecieran los demás signos, es decir, en una etapa preclínica, antes de que se declararan positivos del coronavirus.

 

Transmisión de olores a través del neuroepitelio olfatorio.

Wikipedia

Las neuronas sensoriales olfativas envían el mensaje químico por impulsos nerviosos hasta los glomérulos olfativos del bulbo olfatorio.

La información, procesada e integrada en el bulbo olfatorio, se proyecta luego a estructuras del sistema límbico (emociones) y el hipotálamo (memoria a largo plazo) y finalmente a la corteza olfatoria primaria (áreas inferior y medial del lóbulo temporal). El olfato es el único sentido que se dirige a la corteza cerebral primaria.

El ser humano tiene aproximadamente 350 genes odorantes funcionales que codifican receptores de proteínas que interactúan con su propio subconjunto de sustancias químicas o sustancias que conducen al complejo mecanismo de identificación del olor .

Los científicos que analizan los cada vez más casos y nuevos datos creen que a diferencia de la pérdida momentánea del sentido del olfato que puede acompañar a un resfriado o una gripe, la pérdida del sentido del olfato debido a COVID-19 es más neurológica que inflamatoria.

Las personas con Covid-19 pierden el sentido del olfato porque el virus daña el tejido y las terminaciones nerviosas de su nariz. Es cuando esos nervios están creciendo que puede ocurrir otro fenómeno, la parosmia, cuando el cerebro es incapaz de identificar correctamente el aroma real de un olor.

La parosmia es un cambio en la percepción de los olores, por ejemplo, cuando algo que normalmente le gustaba de repente se vuelve desagradable. Pero ese es tema de otros estudios.

¿Un problema neurológico o inflamatorio?

Nicolas Dugré, médico neurólogo del Centro Hospitalario Universitario de Québec,
FOTO: RADIO-CANADÁ

Lo cierto es que ahora se conocen mucho más los efectos de COVID y la pérdida del olfato y gusto en muchas de las personas infectadas. De allí el interés de la ciencia en avanzar en estudios que permitan comprender mejor el fenómeno y también aportar soluciones.

Olor y sabor

El gusto y el olfato pueden confundirse a veces debido a la retro-olfacción, que es una cuestión de olor» dice el especialista olfativo Johannes Frasnelli. Los olores de los alimentos pueden percibirse mientras se come cuando las fragancias entran en la nariz a través de la faringe, es decir, por detrás. El sabor es ácido, amargo, salado, dulce y umami.

Nicolas Dupré, médico neurólogo del Centro Hospitalario Universitario de Québec, CHU, avanza la cifra de dos tercios de las personas afectadas por el coronavirus sufren de anosmia. A diferencia de una gripe o resfriado común, la pérdida del olfato por COVID se debería más a un problema neurológico que inflamatorio.

Es por eso que está llevando a cabo una investigación para ver si se puede establecer una relación entre el cerebro y COVI-19.

«Es muy importante comprender si existen vínculos entre el virus y el cerebro a causa de la pandemia,»

-Nicolas Dupré, neurólogo del CHU de Québec

Otros estudios recientes apuntan en la misma dirección que el Dr. Nicolas Dupré.

Señalan que el coronavirus podría entrar en el cerebro a través de vías cercanas al bulbo olfativo.

Según científicos de la Universidad Aga Khan de Pakistán y de la Sociedad Química Americana, estudios anteriores habían demostrado que el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo SARS – que se propagó desde el sur de China en 2002-tenía la capacidad de «causar la muerte neuronal en ratones al invadir el cerebro del tejido que recubre la cavidad naval para el sentido del olfato”.

Estos científicos publicaron en la revista The Scientist que “la pérdida del olfato y el gusto podrían ser señales tempranas de infección por el coronavirus, lo que también sugiere que el virus podría invadir el sistema nervioso central”.

La investigación del CHU

Ya está en su primera etapa, que cuenta con una muestra de un centenar de participantes, todos trabajadores del sector de la salud de Quebec que han contraído el virus. Los participantes tienen que probar diferentes alimentos salados y azucarados y luego responder a un cuestionario en línea para determinar su nivel olfativo.

Después se iniciará una segunda parte de la investigación, ya en laboratorio.

“Lo que queremos hacer es tomar muestras de sangre para averiguar si, en el caso de las personas con enfermedades persistentes, podemos identificar proteínas en su sangre que normalmente no se encontrarían. Estas proteínas podrían ser precursoras de daños neurológicos o cerebrales a largo plazo».

– Nicolas Dupré, Neurólogo del CHU de Québec

Algunos pacientes con coronavirus han descrito una pérdida de los sentidos olfativos y los expertos dicen que esto podría ser una nueva forma de detectar el virus. (Justin Tang/The Canadian Press)

Pero los investigadores lanzan una advertencia: Una pérdida repentina y grave en el marco de la pandemia COVID-19 y en ausencia de otras enfermedades respiratorias debe alertar a los médicos sobre la posibilidad de tener infección por COVID-19.

Estudiar el sentido del olfato en personas con sospecha clínica de infección puede ser útil para identificar pacientes que requieran medidas de aislamiento y/o tratamiento inicial.

De su lado el Dupré señala además que su investigación podría tener consecuencias importantes a largo plazo si se logra demostrar que COVID produjo consecuencias neurológicas en los pacientes afectados.

“Esto podría ser un argumento para la vacunación, para el desarrollo del tratamiento y también para persistir en nuestras medidas de salud pública a diferentes escalas”.

-Nicolas Dupré, Neurólogo del CHU de Québec

Radio Canadá-M. Pontbrian.-NCBI-Le Monde-BBC

 

 

 

 

 

 

 

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