El año 2020 ha sido, entre otras cosas, el de la expansión del uso de la tecnología en facetas de la vida cotidiana que parecían lejanas e indiferentes a la misma.
El trabajo a distancia, la telemedicina y el contacto a través de las aplicaciones de Internet incluso con seres queridos que se encuentran a poca distancia física, son sólo una muestra de un avance de la incorporación de la tecnología en nuestra cotidianeidad impulsado por la pandemia del coronavirus.
¿Qué tan bien preparados estábamos para ese cambio y cómo lo hemos asimilado?
Son dos preguntas a las que un nuevo sondeo del Conference Board de Canadá intenta responder, con el acento puesto en esta ocasión en el ámbito laboral.
Cultura laboral y cambio profundo
La consulta abarcó a 683 líderes en tecnología y profesionales, que trazaron un perfil de la forma en la que la situación actual impactó en sus actividades.
Cerca del 50 por ciento de quienes respondieron sostuvo que la totalidad o la mayor parte del trabajo lo realizan de manera remota.
Alrededor del 30 por ciento de los encuestados sostuvo que pasó a trabajar a distancia la mayor parte del tiempo, mientras que el 49 por ciento adoptó la tarea remota de manera total. El 14 por ciento de las respuestas dijo que desempeña su tarea mayormente con presencia física en el lugar de empleo, mientras que el 12 por ciento lo hace de forma equitativa, repartiendo el tema entre el trabajo presencial y a distancia.
Los sectores que se han volcado más al teletrabajo son la información y la industria cultural; los profesionales, científicos y servicios técnicos; el gerenciamiento de empresas y las artes, entretenimiento y recreación.
Por el contrario, el cambio ha sido menos visible en el comercio minorista; el mercado inmobiliario; la agricultura, la actividad forestal, la pesca y la caza; la manufactura y la construcción.
Amenazas a la seguridad
En lo que hace a la preparación de la fuerza de trabajo para detectar, prevenir o la forma de actuar ante un eventual ataque cibernético, la mirada de los líderes es positiva.
El 32 por ciento de los empleadores o gestores cree que los trabajadores conocen las principales amenazas y comprenden los riesgos de las fugas de datos, el 25 por ciento conoce las normas básicas sobre ciberseguridad y los procedimientos para reportar un anomalía y el 18 por ciento fue capaz de identificar una amenaza de ciberataque durante una simulación de los mismos.
Aún así, 15 por ciento de las respuestas indicó que la fuerza laboral no tiene conocimientos suficientes en la materia.
Las denuncias por intentos de ataques digitales no aumentaron desde el inicio de la pandemia.
El uso extendido de la tecnología y la circulación de información propia del ámbito laboral fuera de las entidades no ha tenido, hasta el momento, un correlato en el incremento del riesgo de ataques informáticos, fugas de información o filtraciones con programas maliciosos, según el 72 por ciento de las respuestas.
No tan rápido…
Contrariamente a la velocidad con la que las personas parecen haberse adaptado a la incorporación de las nuevas tecnologías en su vida laboral, las organizaciones tienden a encarar el proceso con mayor cautela.
A la pregunta sobre si la empresa u organismo aceleró la incorporación de tecnología a la actividad, la respuesta fue afirmativa en el 54 por ciento de los casos, mientras que el 46 por ciento dijo que no hubo tal proceso.
El cambio más profundo se dio en la administración pública, donde el uso de la tecnología se profundizó en el 75 por ciento de los casos. Detrás se ubicaron, con el 65 por ciento, los servicios públicos, la industria de la información y la cultura, como también los servicios de salud y asistencia social.
En el otro extremo del cuadro se ubican la construcción, con 30 por ciento de las respuestas afirmativas, al igual que las manufacturas.
El arte y el entretenimiento, como el área de la educación aparecen repartidas, con el 50 por ciento de los casos afirmando que la tarea incorporó los útiles tecnológicos y el otro 50 por ciento manifestando que no hubo grandes cambios.
La videoconferencia y los programas para mensajes instantáneos fueron los preferidos por las empresas para mantener el contacto fluído con sus trabajadores a distancia.
Metas y beneficios
En sus directivas para el teletrabajo de la administración pública, el gobierno canadinese fija una serie de objetivos y beneficios de la tarea a distancia.
- Los empleados pueden reducir el estrés, lograr el equilibrio entre el trabajo y la vida privada y cumplir las expectativas de rendimiento.
- El teletrabajo se utiliza cuando procede, incluso como medio para garantizar un servicio público inclusivo y un entorno de trabajo seguro y saludable, en el que los empleados tengan acceso a modalidades de trabajo flexibles.
- El servicio público contribuye a reducir las emisiones del transporte, la congestión del tránsito y la contaminación atmosférica.
Fuentes: Conference Board de Canadá / Gobierno Canadiense.
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