La llegada de la pandemia de coronavirus multiplicó imágenes a las que no estábamos habituados.
De la noche a la mañana debimos acostumbrarnos a rostros cubiertos por tapabocas, calles desiertas y encuentros en línea, que pasaron a formar parte de la cotidianeidad.
Entre asombro y sonrisas comenzamos a encontrarnos con conocidos cuyo aspecto, tras semanas de cuarentena, había cambiado… Los cabellos largos hicieron su “retorno triunfal”, ante la imposibilidad de ir a la peluquería para el corte habitual.
Si tal es su caso, una iniciativa le propone darle a su cabellera un destino solidario, a la hora de deshacerse de ella.
Alivio mutuo
Si le llegó la hora de desprenderse de esos centímetros de pelo en exceso que le trajo la pandemia, su corte puede convertirse en una herramienta de ayuda y alivio para personas que, tal vez, se encuentren en una situación más compleja que la suya.
Así lo sostiene Maheen Ahsan, una estudiante de la Universidad de Toronto que se encarga de las comunicaciones en las redes sociales de Quarantine Hair Share, una iniciativa que propone compartir en donación el cabello crecido durante los meses de confinamiento.
Tras verse obligada a suspender su tarea de voluntaria en un hospital, por las restricciones que impuso la cuarentena, la estudiante creó una cuenta en Instagram que se dedica a difundir los beneficios que tiene la donación de cabello y se asoció con la asociación sin fines de lucro Hair We Share, para fabricar pelucas y apliques capilares para personas que padecen de una condición médica que les provocó la pérdida de su cabellera.
Cambio de vida
La caída del cabello parcial o total es el resultado inevitable de algunas enfermedades o sus tratamientos.
La experiencia puede condicionar la existencia de las personas que la padecen.
El objetivo de la campaña en marcha es marcar una diferencia positiva en las vidas de aquellos que sufren de pérdida de cabello debido a condiciones médicas.
La persona que desea participar sólo tiene que dejar crecer su pelo hasta un largo suficiente, de 20 centímetros o más, cortarlo y donarlo a las entidades responsables.
Con estas donaciones se producen productos con los que se ofrece soluciones capilares de calidad sin costo alguno a muchos hombres, mujeres y niños que han sido afectados por la pérdida capilar y que no cuentan con recursos para pagar por un tratamiento o solución estética.
El costo de un aplique para cubrir una calvicie puede ser superior a los 1.000 dólares, un monto que en muchos casos resulta demasiado elevado.
La propuesta trata de dar a la persona afectada la posibilidad de contrarrestar los efectos estéticos en su aspecto físico producidos por una dolencia, pero que en algunos casos pueden agravar la condición anímica y de autoestima del paciente.
Los ejemplos más evidentes son los casos de menores de edad que han perdido su cabello debido a enfermedades como el cáncer, pero también se incluye a los adultos, tanto hombre como mujeres.
Sin pausa para la solidaridad
La iniciativa se lleva adelante bajo el lema “tu vida puede estar en pausa, pero tu pelo sigue creciendo”.
Las personas se han visto limitadas en sus hábitos de vida como consecuencia de la pandemia, pero aún pueden ser protagonistas de un acto de solidaridad que ayudará a otros en dificultades.
«Hemos escuchado de personas que sufren de pérdida de cabello relacionada con la medicina y nos han dicho lo poderosos que se sienten al tener pelo y lo mucho que ayuda a su confianza», dice Ahsan en declaraciones al portal universitario.
Los interesados pueden empeñar sus “colas de caballo” en el sitio web de Quarantine Hair Share.
Fuentes: Universidad de Toronto / Quarantine Hair Share.
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