Agotamiento y estrés afectan al personal sanitario: Foto: iStock.

Insomnio y otras consecuencias de la pandemia en los trabajadores de la salud

Diversos estudios han advertido desde el inicio de la pandemia del enorme estrés y la presión a  que están sometidos los trabajadores de la salud, que constituyen la “primera línea de combate” contra la enfermedad.

Una nueva investigación canadiense, que revisa la documentación producida en diversos países, concluye que los síntomas de tal experiencia son ya evidentes y podrían agravarse.

Las dolencias mentales ya son visibles en buena parte de los trabajadores. Foto: iStock.

Efectos indeseables

El trabajo con pacientes afectados por el Covid-19 se lleva a cabo en medio de un ambiente de tensión contínua, donde las acciones de los profesionales de la salud pueden determinar si una persona sobrevive al virus y, en ese caso, en qué condiciones deberá afrontar el resto de su existencia.

La urgencia que impone la situación, enfrentar un virus del que aún no se conocen todas sus características, la falta de experiencia previa para enfrentar una pandemia de la magnitud de la actual, el número creciente de casos de la enfermedad, la carencia de personal sanitario y, a veces, de insumos adecuados, somete al personal sanitario a una realidad extrema, cuyas consecuencias emocionales no tardan en aparecer.

Depresión, ansiedad, insomnio, desorden de estrés postraumático y angustia psicológica son sólo algunos de los trastornos de salud que se observan como los más frecuentes en las personas afectadas por el Covid-19, según la revisión llevada a cabo por expertos de la facultad de Psicología de la Universidad de Ottawa.

En tal contexto, los trabajadores sanitarios que han prestado servicios desde la aparición del nuevo coronavirus han visto su salud mental significativamente afectada, al mismo tiempo que sostienen que no se les proporciona el apoyo adecuado de salud mental.

La sensación de estar desbordada por la situación. Foto: iStock.

Cuadros agravados

Tras revisar la información obtenida a partir del estudio de 190.000 casos, los expertos llegaron a la conclusión de que la pandemia ha agudizado algunos trastornos de salud en la población en general.

Al respecto, el trabajo habla de un aumento del 21,94 por ciento de casos de síndrome de estrés postraumático, el 23,87 por ciento de situaciones de insomnio, el 15.97 por ciento en los casos de depresión, luego 15,51 por ciento de trastornos de ansiedad y 13,29 por ciento de angustia.

En el caso específico del personal de salud, la dolencia que aparece como la más grave es el insomnio.  La evidencia en tal sentido concuerda a la que se había obtenido en situaciones anteriores de emergencia sanitaria, como en las epidemias de SARS y ébola. Las dificultades para conciliar el sueño son mucho más frecuentes entre el personal médico y auxiliar que entre la población en general, mientras que en el resto de los trastornos las variaciones no son significativas.

Sentir falta de apoyo y desamparo, otro de los síntomas que aparecen. Foto: iStock.

La prevalencia conjunta del insomnio entre los participantes fue del 23,87 por ciento.

Pero el dato que destaca el trabajo de los investigadores canadienses es que, en el caso de la población en general, el insomnio afecta al 16,45 por ciento de los casos analizados, mientras que la cifra llega al 35,52 por ciento para el personal de salud.

El conjunto de las mediciones no estableció diferencias significativas en los resultados respecto a factores como el género de las personas o la región geográfica en las que ellas se encontraban.

Programas adecuados

El estudio advierte, además, que una vez que la pandemia finalice es muy probable que el personal sanitario desarrolle trastornos mentales severos.

En tal sentido, los investigadores resaltan que los episodios de insomnio pueden estar emparentados con el surgimiento de cuadros depresivos o, en situaciones aún más graves, con ideas suicidas.

La angustia reflejada en los ojos de una trabajadora de la salud. Foto: iStock.

Este estudio proporciona evidencia inicial que puede servir para la implementación de programas de prevención e intervención de salud mental y para proveer cuidados a los individuos afectados. 

Se debe prestar especial atención a los individuos infectados y a aquellos que han desarrollado síntomas severos para que la atención sanitaria sea lo menos traumática posible para ellos y sus familias, respetando al mismo tiempo las medidas para prevenir la propagación del virus. Además, se deben desarrollar rápidamente programas para que el personal de salud se ocupe de los problemas de salud mental asociados con la pandemia y los prevenga a largo plazo”, dice en sus conclusiones la investigación publicada por Psychiatry Research.

Fuentes: Universidad de Ottawa / Psychiatry Research.

Categorías: Política, Salud
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