Los lugares en los que residimos, ya sean grandes ciudades o zonas rurales, tienen entre sus características un aroma que los caracteriza y al que nos acostumbramos al punto de llegar a no sentirlo.
En los centros urbanos, sobre todo los de gran tamaño, los olores abundan y nos acompañan a diario pero, a veces, nos causan sensaciones desagradables y nos producen disconfort, al punto de poner en riesgo nuestra salud.

La ciudad enfrenta los mismos problemas de polución que cualquier otra gran urbe. Foto: iStock.
Un aroma en cada esquina
Las grandes urbes son señaladas, frecuentemente, como un centro de polución, principalmente por la contaminación que genera el tránsito de vehículos y la generación de enormes cantidades de basura.
Pero a eso habría que agregar los aromas, que son generados también por la actividad comercial, las cocinas de establecimientos gastronómicos, la aculación de productos en grandes tiendas y la concentración de personas, entre otros factores.
Aunque la pandemia ha instalado una pausa obligada en nuestra vida cotidiana, habitualmente, viajar por las áreas metropolitanas puede deparar sorpresas, no siempre agradables.
Investigadoras canadienses diseñaron una aplicación para teléfonos móviles, que le permite a las personas que se desplazan por Vancouver, en la costa oeste del país, trazar el “paisaje” de los malos olores que suelen afectar las diversas zonas del conglomerado.

Amanda Giang es profesora en el Instituto de Recursos, Medioambiente y Sustentabilidad. Foto: UBC.
Desagradable, pero además peligroso
Las responsables de la innovación, Amanda Giang y Naomi Simmerman se lanzaron a la búsqueda de una herramienta que permita evitar situaciones que no sólo pueden ser desagradables, sino que se convierten en un factor de riesgo para la salud de las personas.
La pestilencia puede ser, además, un indicador de mala calidad del aire que respiramos, ya que en no pocos casos es efecto de la presencia de sustancias tóxicas en el ambiente en el que nos encontramos.
Por eso, los investigadores sostienen que no debe caerse en el error de pensar que un olor desagradable es sólo una molestia, sino que debe considerarse como una amenaza a nuestra seguridad.

Naomi Zimmerman es profesora en la facultad de Ciencias Aplicadas. Foto: UBC.
Aplicación con olfato
SmellVan, es una aplicación informática, que se conecta a una página web, por medio de la cual las personas pueden reportar cuándo y dónde sintieron malos olores en toda la extensión del área metropolitana.
El sistema ofrece de ese modo una actualización constante de la situación, accesible a todas las personas que cuenten con la aplicación. La información incluye no sólo la ubicación donde se registró el hedor, sino también las sensaciones o síntomas que este produjo en la persona que lo reportó.
Con los datos obtenidos, los operadores del sitio pueden trazar un mapa de los sitios donde se encuentran los focos de mal olor en la ciudad, lo que a su vez facilita el estudio y seguimiento de la calidad del aire en esos sitios y eventualmente poder establecer las causas de la degradación de la misma.
Orientados por la información reunida en el sitio web, los expertos pueden decidir los sitios en los cuales llevar a cabo tomas de muestra del aire y analizar si existe relación entre los aromas reportados y la posible presencia de sustancias contaminantes.
Esa información podrá ser cruzada, a su vez, con la información médica que permitirá ver si hay un nexo entre el hedor y los malestares o enfermedades que afectan a quienes viven o trabajan en la ciudad.

La aplicación es fácilmente accesible a través de un teléfono inteligente. Foto: UBC.
Aires nuevos
Experiencias similares llevadas a cabo en otras ciudades han demostrado que, además de mejorar nuestra comprensión de los patrones y conductores de la calidad del aire, comprometer a los residentes directamente para documentar sus experiencias con los olores y ver lo que sus vecinos están diciendo crea conciencia sobre la importancia del aire que respiramos y aporta información fidedigna, basada en datos actualizados, que pueden servir para orientar de manera más eficiente las políticas que buscan la preservación de nuestro ambiente.
SmellVan colabora con el Centro de Control de Enfermedades de Columbia Británica y con las autoridades de la ciudad de Vancouver, que también se interesan en conocer los impactos de los olores sobre la salud de las personas.
La investigación es impulsada por investigadores de la Universidad de Columbia Británica.
Fuentes: Universidad de Columbia Británica / Smell Vancouver.
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