El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, pronuncian sus discursos de apertura a través de una videoconferencia en el Salón Este de la Casa Blanca el 23 de febrero de 2021 en Washington, DC. (Foto: Pete Marovich-Pool/Getty Images)

Los planes de Biden sobre infraestructura y cambio climático afectarán a Canadá

El pasado miércoles, en un centro de formación de carpinteros en Pittsburgh, el  presidente Joe Biden presentó un ambicioso plan de ocho años y un costo de 2,3 trillones de dólares de inversión en infraestructuras que pondría fin a los gigantescos recortes fiscales establecidos por el controvertido ex presidente Trump, que acabaron beneficiando a las grandes corporaciones en desmedro de otros sectores de la población y la legislación de protección medioambiental.

El plan de Biden busca acelerar la transición a las tecnologías limpias, abarca carreteras, puentes y el acceso a la banda ancha de internet. También abarca aspectos de políticas sociales, como el acceso a la vivienda y el financiamiento de guarderías. Otro tema de ese plan, que dará lugar a feroces batallas legislativas con los republicanos, es que reorganiza y aumenta los impuestos a las grandes corporaciones.

Un plan de tal envergadura, que en el fondo es un plan climático, tendrá una serie de implicaciones para Canadá, tanto positivas como negativas. Según Brett House, vicepresidente y economista del banco canadiense Scotiabank, existe una regla general entre los países vecinos: un punto porcentual de crecimiento en la economía estadounidense significa un aumento de medio punto porcentual en Canadá.

No hay garantías de que la propuesta del presidente estadounidense se convierta en ley. Su proyecto de ley aún no fue presentado en el Congreso pero ya enfrenta una acérrima oposición republicana.

En lugar de establecer políticas de impuestos a la emisión de contaminantes, Biden busca impulsar el reemplazo de autos que usan combustibles fósiles por coches eléctricos. (Foto: Lucy Nicholson/Reuters)

Saltando la regla normal de los 60 votos necesarios en el Senado, algo imposible de obtener para los demócratas, queda intentar su aprobación a través de un proceso presupuestario conocido como reconciliación, lo que requeriría que los 51 demócratas del Senado, progresistas y centristas, se unan en torno al proyecto.

«El plan de estímulo de Biden no sólo beneficiará a la economía estadounidense, sino que también hará que la economía canadiense crezca», dijo Derek Holt, vicepresidente y jefe de Economía de Mercados de Capitales de Scotiabank. 

Aunque parte de esos fondos de inversión propuestos por Biden llegarán a Canadá debido a que las empresas y los consumidores estadounidenses compran más a los socios comerciales de Estados Unidos como Canadá, la mala noticia es que el principio de “Comprar lo estadounidense” hace parte del plan de Biden, ya que quiere que los dólares a ser gastados en el marco de su plan beneficien a los proveedores, productores y consumidores estadounidenses.

Durante su campaña electoral, Joe Biden prometió que los contratos públicos en el marco de su plan de infraestructuras serán otorgados a empresas estadounidenses. En su discurso del miércoles el presidente estadounidense reafirmó su intención señalando que se adjudicarán contratos solamente a empresas estadounidense que fabrique productos estadounidenses con trabajadores estadounidenses.

Pese a la retórica de “comprar lo estadounidense”, existen elementos para cuestionar una política comercial de esa naturaleza ya que en  virtud del acuerdo de la Organización Mundial del Comercio sobre la contratación pública, el libre comercio está garantizado para algunos tipos de contratos públicos.

Biden prometió impulsar medidas de «Compre lo estadounidense» (Buy American) durante su campaña electoral. Esta forma de nacionalismo económico contradice una serie de acuerdos comerciales así como los principios de la OMC. (Foto: Patrick Semansky/Associated Press)

Tampoco se sabe si el proyecto de ley se aplicará a los acuerdos comerciales existentes o si habrá una contradicción con las normas antidiscriminatorias de la OMC. Un ex funcionario de comercio de EE.UU. dijo que sería una violación flagrante de esas disposiciones que el gobierno de EE.UU. entregue subsidios para comprar sólo coches fabricados en Estados Unidos.

Aunque el plan de Biden no menciona un impuesto sobre las emisiones de carbono o de un sistema de límites máximos, su plan climático incluye créditos fiscales para la compra de vehículos eléctricos y la construcción de 500.000 nuevas estaciones de recarga de coches eléctricos.

Otro desafío es el poder diferenciar lo que es un coche estadounidense de uno canadiense o mexicano cuando en la realidad los vehículos se construyen mediante el uso de en cadenas de suministro transfronterizas, con piezas que van y vienen regularmente de un país al otro.

Otro aspecto del plan de Biden es que busca reducir las emisiones de carbono de Estados Unidos, que son las segundas más altas del mundo, después de China. Biden quiere que la red energética estadounidense, muy contaminante, se convierta en una red de carbono cero para 2035.

Su plan establecerá una norma de energía limpia que deberán cumplir las empresas eléctricas. Esto podría significar nuevas oportunidades de ventas para las empresas canadienses de energía hidroeléctrica y de energía alternativa.

Para el sector del petróleo, las noticias son menos positivas. Tras cancelar el oleoducto Keystone XL, que fue un golpe muy duro para el gobierno de la provincia de Alberta, Biden eliminaría un crédito existente en el código fiscal que beneficia a las empresas estadounidenses que producen petróleo en el extranjero.

Según Rory Johnston, analista de la industria petrolera en Canadá, esa medida tendría un impacto menor para la producción petrolera en Alberta. Esto porque la inversión estadounidense en la zona no sólo ha disminuido sino que, además, las sumas de los créditos son pequeñas. «Es una cantidad muy, muy pequeña en el esquema general de las cosas», pero no deja de ser otro golpe simbólico para el sector petrolero, que indica que los vientos políticos ahora soplan en su contra.

El sector petrolero canadiense, que ya sufría las consecuencias de la guerra de precios del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia, fue duramente golpeado por la pandemia, que ha causado serios estragos. Las nuevas políticas medioambientales en Estados Unidos son otro revés para una industria que está en camino de ser reemplazada por las energías renovables. (Foto: REUTERS/Jessica Lutz)

El Instituto de Estudios Medioambientales y Energéticos de EE.UU. cita una estimación federal que dice que poner fin a ese crédito fiscal para todas las empresas petroleras estadounidenses que operan en el mundo alcanzaría  en 10 años  a los 12.700 millones de dólares.

Desmantelando la reducción de impuestos a las corporaciones establecida por Trump, el plan de Biden elevaría  en siete puntos porcentuales, hasta un 28%, el impuesto a las empresas en ese país. Esto colocaría a Estados Unidos a su clasificación internacional previa, con tasas marginales más altas que Canadá y casi todos los demás países desarrollados.

Jack Mintz, experto en impuestos y presidente de la Universidad de Calgary, dijo que esto es una amenaza a largo plazo para las empresas estadounidenses, que serían doblemente golpeadas: primero con un aumento de impuestos y luego con la eliminación gradual de las deducciones posteriores a 2023 incorporadas en la ley de 2017 firmada por Donald Trump.

«Con esos dos elementos, habrá un aumento de casi el 50% en la tasa impositiva efectiva general sobre el capital en Estados Unidos, lo que hará que Estados Unidos sea menos competitivo». dijo Mintz.

Todavía no está claro si esta medida impulsará la inversión en Canadá, dijo Mintz, ya que el plan de Biden incluye medidas contra las empresas estadounidenses que trasladen sus operaciones al extranjero.

Biden quiere poner fin a algunas exenciones fiscales para las empresas estadounidenses que obtienen beneficios en el extranjero e imponer una nueva tasa mínima internacional del 21%.

Haciendo un análisis final del plan de Biden y su efecto en Canadá, Mintz dijo que es difícil decir si será positivo para Canadá o no. Pero sí tendrá consecuencias en la economía canadiense.

Fuentes: CBC / A. Panetta /  AP /  Joebiden.com / Canadian Press / RCI

Categorías: Economía, Internacional, Internet, ciencias y tecnologías, Medioambiente y vida animal, Política, Salud
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