En reiteradas ocasiones se ha señalado la incidencia que puede tener la publicidad en el comportamiento de las personas, ya sea que se trate de hábitos de consumo, decisiones financieras o incluso la elección de una carrera profesional.
La incidencia de la publicidad en los hábitos alimenticios y el rol que la misma desempeña en el comportamiento de las personas obesas también ha sido materia de análisis, aunque hasta el momento el vínculo sigue siendo difuso.
Un estudio realizado por investigadores canadiense podría comenzar a dar respuestas sobre el tema.
Malas influencias
Según la investigación conjunta entre la Universidad de Columbia Británica y expertos franceses, las personas con obesidad tienden a responder de manera más receptiva a los anuncios publicitarios que rodean la industria alimenticia, aunque cuando consiguen bajar de peso, esa relación se hace menos efectiva.
Siempre se ha acusado a la publicidad de resaltar, mediante las herramientas de la mercadotecnia, las cualidades positivas de un alimento, no siempre reales, y de esconder los efectos negativos que este producto podría tener sobre la salud.
Un individuo que encara un proceso para bajar de peso, ya sea mediante una dieta o por medio de las cirugías bariátricas, podría dar fe de las dificultades que debe enfrentar para resistir la influencia de la publicidad referida a diversos alimentos que, él y su médico lo saben, son sus peores enemigos a la hora de deshacerse de los kilos de más.
Para medir la capacidad de respuesta de las personas a la publicidad alimentaria, los investigadores evaluaron cómo la marca, la publicidad y el etiquetado influyen en las evaluaciones y elecciones de lo que los pacientes ingieren.
En uno de los estudios, los participantes debían calcular el contenido calórico de aperitivos y bebidas muy conocidos, y que suelen ser presentados como saludables, como el jugo de manzana o las barras de cereales, y otros productos considerados nocivos para la salud, como las bebidas gaseosas o las barras de chocolate.
La conclusión de la experiencia fue que todos los participantes daban menos importancia de la debida al contenido calórico de los aperitivos enmarcados como saludables, pero el efecto era más pronunciado en las personas con obesidad.
Cirugía y cambio de hábitos
La prueba se llevó a cabo con tres grupos distintos: pacientes con obesidad severa antes de someterse a un bypass gástrico u otras cirugías para perder peso, personas con obesidad que no se sometían a una cirugía bariátrica y personas que no eran obesas.
Los investigadores establecieron que las personas con obesidad solían ser más receptivas al “marketing” alimentario, pero cuando perdían una cantidad significativa de peso debido a la cirugía bariátrica, su nivel de receptividad a la publicidad disminuía sustancialmente.
No está claro si las personas con obesidad son menos receptivas al mensaje publicitario debido a los cambios fisiológicos que se producen tras la cirugía o por el deseo de cambiar su estilo de vida y sus hábitos. Otra posible razón es que los gustos de las personas tienden a cambiar tras la intervención quirúrgica.
“Los resultados sugieren una influencia bidireccional entre el estado de peso de las personas, la psicología y la capacidad de respuesta al entorno, incluido el marketing«, dice uno de los investigadores, citado por el periódico de la UBC.
Se trata de un avance importante, no sólo en la fase médica del tratamiento de la obesidad, sino en la posibilidad de establecer políticas más claras respecto a la comercialización de los alimentos que pueden frenar la lucha contra la obesidad, un flagelo que se extiende por el mundo y que afecta a millones de personas en todo el planeta.
Obesidad infantil y publicidad
La Fundación Interamericana del Corazón advierte sobre los problemas que enfrenta el combate de la obesidad infantil y el rol que cumple la publicidad dirigida específicamente a los menores.
La entidad remarca la importancia que puede alcanzar la exposición de los pequeños a los mensajes publicitarios que les son dirigidos especialmente a través de la televisión.
- El tiempo que se pasa frente a la televisión reemplaza el tiempo de ejercicio.
- Mientras se mira televisión aumenta el consumo de alimentos de bajo valor nutricional.
- El aumento de la exposición a la televisión conlleva a un aumento en el consumo de los productos publicitados.
- Los niños influyen en las decisiones de compra de sus padres luego de un tiempo prolongado de exposición a la publicidad de alimentos.
La FIC agrega que “los niños se han convertido en un objetivo importante para las empresas de alimentos. Las empresas utilizan estrategias publicitarias dirigidas a los niños aprovechándose de su inexperiencia y credulidad para generar conciencia de marca, preferencia y lealtad”.
Problemas para toda la vida
Por su parte, La Organización Mundial de la Salud sostiene que los menores con sobrepeso y obesidad corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades graves, como diabetes de tipo 2, hipertensión arterial, asma y otros problemas respiratorios, trastornos del sueño y enfermedades hepáticas.
La OMS advierte que los menores también pueden sufrir efectos psicológicos, como baja autoestima, depresión y aislamiento social. La obesidad infantil también aumenta el riesgo de obesidad, enfermedades no transmisibles, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.
Fuentes: Universidad de Columbia Británica / Fundación InterAmericana del Corazón / Organización Mundial de la Salud.
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