Refugiados del Mar
En la primavera de 1975, cuando la guerra llega a su fin -oficialmente- en Vietnam, Camboya y Laos, comenzó un éxodo masivo de refugiados desde esas regiones.
Unos tomaban los transportes terrestres o marchaban, otros –una minoría- aprovechaban los aviones y otro grupo se lanzó a los mares en barcos, embarcaciones de fortuna o cualquier cosa que flotara para tratar de llegar a nuevas tierras.
Canadá, consciente de la situación humanitaria en torno al éxodo, decide recibir a miles de ellos: 60 000 refugiados procedentes del sudeste asiático entraron al país entre 1979 y 1980.
Entre 1975 y 1979 también llegaron miles de ellos, 9 060. En general, los surasiáticos que llegaron a Canadá provenían de dos etnias: los chinos de Vietnam y los vietnamitas.
Los primeros –el grupo más grande- eran comerciantes que abandonaron Vietnam porque fueron expulsados, porque temían la abolición del comercio privado o el conflicto con China en 1979.
Los vietnamitas, por su parte, sólo representaban el 25 por ciento de los refugiados aceptados y pasaron –obligatoriamente y antes de llegar a tierras canadienses- por los campos de refugiados ubicados en países como Tailandia, Indonesia, Filipinas, Hong Kong y Malasia.
En esos campos, llegaban los representantes de los “países occidentales” para seleccionar a los candidatos que admitirían en su territorio.
Laura Madoroko es profesora de historia en la Universidad McGill y es especialista en el caso de los refugiados asiáticos.
“Algo que hay que destacar es que la respuesta frente a los refugiados provenientes de Indochina fue realmente extraordinaria. Tanto que nunca más volvió a verse algo igual, aunque hace ya casi 40 años que sucedió.
Los canadienses no volvieron a reaccionar de la misma forma frente a un grupo de refugiados. Ellos presionaron al gobierno diciéndole queremos ayudar a esas personas de Indochina, bueno algo parecido –de menor proporción- sucedió con los chilenos en 1973.
Con los indochinos la gente veía las imágenes en la televisión de los que llegan en barcos y se veía que no habían sonreído desde hacía mucho tiempo.
Esa implicación de la población tuvo un gran impacto en materia de políticas de asistencia y de refugio. A tal punto, que en 1976 el gobierno de Canadá definió, por primera vez, en una ley, lo que significaba la palabra refugiado y dio la oportunidad a los canadienses de apadrinarlos.
De los 60 000 refugiados provenientes de Indochina, casi la mitad llegaron apadrinados por grupos privados.