El proceso de selección de inmigrantes que llegan a Canadá está íntimamente ligado a su formación y calificaciones profesionales.
Sin embargo, en datos conocidos recientemente, la inserción laboral de las personas llegadas desde el exterior es mucho menor que la de aquellas nacidas en el país.
En 2015 dimos amplia difusión a las exigencias introducidas en el país para aquellas personas que desean instalarse en suelo canadiense. A partir de las mismas, la selección se realiza, principalmente, en base a un listado de profesiones en demanda, con el objetivo de satisfacer la carencia de mano de obra en actividades y sectores específicos.
En el caso de la provincia de Quebec, el oficio o la profesión del postulante ha estado presente, desde hace años, entre las condiciones que debe cumplir el postulante para poder aspirar a obtener su permiso de radicación.
Imprevistos
La sorpresa, ingrata por cierto, es que una vez llegados a destino, los inmigrantes descubren que los títulos y calificaciones que fueron exigidos en el momento de postular no son reconocidos.
En la ciudad de Montreal comienzan a escucharse voces que reclaman a las autoridades provinciales una solución a esa contradicción, de manera de facilitar la integración de los inmigrantes como fuerza de trabajo, sumando así su grano de arena a la vida económica activa de la ciudad, que podría de ese modo aprovechar el potencial que representan los recién llegados que, en algunos casos, cuentan con un nivel muy alto de formación.
En ese sentido se expresó el responsable de Relaciones Gubernamentales de la ciudad, Lionel Perez, en diálogo con el servicio en francés de Radio Canadá. El funcionario se declaró a favor de modificar el mecanismo de reconocimiento de títulos, de manera de poder integrar a los inmigrantes de manera más rápida y eficiente. Perez denunció la incoherencia de elegir a los inmigrantes en base a sus diplomas y no reconocer los mismos una vez que sus poseedores se encuentran en la provincia.
Los ejemplos en ese sentido sobran. Son numerosos los ingenieros, médicos, enfermeras, y otros profesionales que se presentan al proceso de selección de inmigrantes de Quebec porque saben, precisamente, que esas profesiones se encuentran entre las de mayor demanda aquí. Entre los papeles que deben presentar en el proceso de postulación, sus diplomas y certificados de estudios ocupan un lugar privilegiado.
Pero una vez en destino, al iniciar la búsqueda laboral y postular para los puestos que encuentran vacantes, descubren que los empleadores reclaman, en primer lugar, el reconocimiento de sus calificaciones por parte del ministerio provincial de Educación.
Iniciado el expediente, la segunda “sorpresa” llega cuando en casi todos los casos el aspirante descubre que, para los estándares locales, no todas las materias cursadas en su país de origen son válidas o, en su defecto, se le piden algunos cursos de actualización y entrenamiento, para prepararlo para las exigencias del mercado al que busca integrarse.
Esos cursos demandan, claro, tiempo y dinero, dos elementos de los que no disponen muchos de los recién llegados.
Desigualdades y urgencias
La demora en poder buscar y conseguir trabajo se traduce así en un enjambre, del que muchas veces la persona no sabe cómo salir. El tiempo corre, el dinero se va, la angustia crece y el talento se desperdicia.
Según datos de la oficina de estadísticas de Quebec, en 2014 el desempleo entre los nuevos inmigrantes fue del 11,1 por ciento, al tiempo que para los nacidos en Canadá los guarismos se ubicaron en el 7,1 por ciento. Ese mismo año, más de 71.000 inmigrados se encontraban sin empleo en la provincia.
Se considera “nuevos inmigrantes” a quienes han vivido en la provincia 5 años o menos.
Al analizar la situación del empleo por sexo, se nota una leve mejoría de la situación en beneficio de las mujeres. En el año 2006, los hombres sin empleo representaban el 12,2 por ciento de la población inmigrante, mientras que las mujeres totalizaban el 13,6 por ciento. En 2014, la falta de empleo se ubicó en el 11,2 por ciento entre los hombres y 11, 1 entre las mujeres.
Los números de la oficina de estadística demuestran que la desocupación tiende a disminuir entre los inmigrantes que llevan más tiempo residiendo en Quebec.
La lengua: herramienta u obstáculo
Otro de los elementos que pueden convertirse en un escollo es el desconocimiento o poco dominio del idioma. En efecto, si bien la mayoría de los habitantes de la provincia son bilingües, pudiendo expresarse correctamente en inglés y francés, este último idioma es requerido por todos los empleadores, más allá de la tarea o el mercado con el que se busque trabajar.
Existen ejemplos de inmigrantes que, incluso habiendo superado la instancia del reconocimiento de sus títulos, encuentran problemas a la hora de superar los exámenes de francés o son descartados por los potenciales empleadores por temor a que no puedan llegar a comunicarse con solvencia suficiente.
El propio Lionel Perez pide una actualización de los cursos de francés que se brindan a los inmigrantes, para volcarlos más hacia la búsqueda e inserción laboral. Según el funcionario, esa formación debería centrarse, por ejemplo, en la preparación del CV o en simulacros de entrevista de trabajo.
Montreal, una de las ciudades con mayor diversidad en Canadá, podría ser pionera en la búsqueda de soluciones para la inserción laboral de los recién llegados.
Con información de Radio-Canada Première
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