Un par de botas de trabajo cuelgan en la valla de seguridad fuera de una planta de fabricación de locomotoras de London, Ontario. Se cerró después de una disputa laboral en 2012, y los puestos de trabajo se trasladaron a Indiana.
Photo Credit: (La Presse canadienne )

Los acuerdos de libre comercio ¿malos o buenos para Canadá?

Canadá está en peores condiciones desde los últimos 25 años cuando empezó una nueva era de acuerdos comerciales, en los años 1990. Y aunque no todo se puede atribuir al libre comercio, esos acuerdos comerciales establecieron  un marco normativo que perjudicó a la gente.

-Gus Van Harten, profesor de derecho en la Facultad de Derecho Osgoode Hall de la Universidad York.

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Los miembros de Unifor, que representa a 30 000 trabajadores del Atlántico, se reúnen en San Juan para protestar contra la Asociación Transpacífica (TPP). ©  (CBC)

Los beneficios o pérdidas para Canadá obtenidos de los acuerdos  de libre comercio que ha firmado con México y Estados Unidos, el TLCAN o el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), todavía no ratificado, que reúne a 12 países, siguen causando debates, comentarios, opiniones en el país.  De eso da cuenta regularmente el difusor público canadiense Radio Canadá-CBC asi como el servicio internacional, RCI.

Gus Van Harten, profesor de derecho en la Facultad Osgoode Hall de la Universidad York

En una entrevista con Jim Brown, de la red pública canadiense en inglés, CBC, el profesor Van Harten dice que el libre comercio vino con un gran costo para Canadá, incluyendo cierta pérdida de soberanía.

El profesor de la Universidad York sostiene que a principios de 1990, las normas de los acuerdos comerciales cambiaron, alejándose dramáticamente  de la definición clásica de libre comercio: La reducción de tarifas para facilitar el comercio entre países.

«El libre comercio en sí mismo no es malo, es como respirar en una economía. ¿Quién podría estar contra comercializar con otras personas? Pero los acuerdos comerciales fueron mucho más allá de esa forma de libre comercio para incluir todo tipo de temas y el TLCAN es una buen ejemplo de ello”.

En su opinión, el TLCAN estableció un marco que dejó peor a la mayoría de los canadienses, debido a que tenía muchas limitaciones estructurales.

Los acuerdos comerciales pusieron limitaciones en las capacidades de los gobiernos de introducir políticas que garanticen que las inversiones extranjeras traigan beneficios para la economía en su conjunto. Porque las inversiones extranjeras pueden herir, pueden herir realmente a las economías nacionales.  

Estos incluyen un aumento de los umbrales para las revisiones de las ofertas públicas de adquisición de las empresas nacionales, las limitaciones del gobierno para regular su sector de servicios financieros y el cambio de las normas de patentes para favorecer a los jugadores más grandes. Van Harten dice que estas medidas benefician a las grandes multinacionales, pero no siempre favorecen a la economía nacional o a sus ciudadanos.

Los tres creadores del TLCAN. Los ex presidentes de México y Estados Unidos, Carlos Salinas de Gortari y George Bush, y el ex primer ministro de Canadá Brian Mulroney. © J. SCOTT APPLEWHITE

Cuando los acuerdos comerciales se llaman «acuerdos de libre comercio», eso es realmente una marca. Si fuera un poco brusco, diría que está diseñado para engañar a las personas que no tienen el tiempo, o el interés de examinar las miles de páginas de documentación legal.

Según él, uno de los cambios más perjudiciales en el TLCAN fue la introducción del concepto de los derechos de los inversores extranjeros, o la capacidad de los inversionistas extranjeros de presionar a los gobiernos para frenar leyes y regulaciones que no les beneficien.

Es un concepto que se presenta a sí mismo como acuerdos de disputa inversionista-estado (ISDS).

El problema con ISDS

Van Harten no cuestiona la idea de que las empresas deben tener un mecanismo para argumentar en contra de la regulación que afecta a sus resultados, pero cree que esas vías pueden existir en el derecho interno.

«Lo que ISDS hace es dar una vía internacional especial para que los inversores extranjeros sólo ataquen las decisiones de los países, ataquen cosas que nunca podrían atacar en el derecho interno.» Es una vía extraordinariamente poderosa de derechos especiales y privilegios para los inversionistas extranjeros que nadie más disfruta”.

El primer ministro canadiense Justin Trudeau y la ministra de Comercio, Chrystia Freeland, participan en una reunión de líderes de la Asociación Transpacífica (TPP) en la cumbre de APEC en Lima. © (Kevin Lamarque / Reuters)

Aunque las empresas canadienses podrían beneficiarse de esa avenida también, Van Harten dice que en general, las grandes empresas de Canadá están superadas en número por las de países como China y los EE.UU. Y desde un punto de vista de Canadá:

“No tenemos casi tantos grandes actores como los otros países importantes, y esos otros países están utilizando su poder político para impulsar los acuerdos comerciales de manera que las reglas estén a su favor y en favor de sus grandes multinacionales. Así que, incluso cuando tenemos éxito, en general, yo diría que los canadienses están perdiendo ante una reescritura de las reglas que favorece a los grandes, y en perjuicio de todos nosotros las pequeñas personas”.

El periodista de CBC le preguntó a Van Harten si las poderosas multinacionales pertenecen todavía a algunos países.

Van Harten cree que todavía existe un lazo significativo entre los propietarios de las multinacionales y países determinados. Eso no significa que protegerán siempre  a sus trabajadores. Agrega que una de las cosas que causa la economía global es que presiona a las compañías para que compitan. Y una de las maneras tradicionales de competir es cortando los costes laborales. Lo que se conoce en la jerga del FMI como ajustes estructurales. Y los trabajadores norteamericanos han resultado devastados por ese tipo de presión, especialmente en el sector manufacturero. Más de un cuarto de los trabajos manufactureros en Norteamérica se perdieron desde la firma del TLCAN hasta el 2010, aclara el profesor de derecho de la universidad York.

¿Mayor poder adquisitivo?

Uno de los beneficios ampliamente promocionados por los acuerdos comerciales ha sido un mayor poder adquisitivo para los consumidores. Pero Van Harten, que admite que su propio garaje está lleno de cosas baratas, se pregunta cómo es que los canadienses han llegado a depender de los productos baratos.

Para él, el intercambio por un mayor poder adquisitivo ha sido la seguridad económica.

Usted puede ser capaz de comprar alimentos baratos de Walmart, o comprar televisores baratos de China. Pero si pierde su trabajo, o si es capaz de conservarlo, su vecino perdió su trabajo, o sus hijos tienen mucho menos perspectivas de empleo. La gente  advirtió esa pérdida hace 25 años. En lo que se equivocó quizás fue en lo rápido que sucedería, pero una carrera gradual hacia el fondo termina en el mismo lugar.

¿Y Donald Trump?

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que retirará a Estados Unidos de un acuerdo comercial de la Asociación Transpacífica, TPP, un acuerdo en opinión de Van Harten  «peor» para Canadá de lo que ha sido el TLCAN.

Trump ha calificado al TPP de «potencial desastre» para su país, y aunque obtuvo ganancias políticas por criticar al TLCAN en la campaña, se espera que renegocie ese acuerdo.

Van Harten da la bienvenida a la idea.

«Si Donald Trump cumple su promesa de terminar con  la Asociación Trans-Pacífico, estaré celebrando eso y estaré asombrado si él realmente reforma el TLCAN de una manera positiva o lo termina», dice.

RCI con información de CBC.

Categorías: Economía, Internacional, Política
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