Canadá gastará millones de dólares en tres años para tratar de conseguir un asiento temporal en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. ¿Qué es lo que el ganador obtendrá realmente? ¿Cuáles son las posibilidades frente Noruega e Irlanda? Algunas experiencias muestran que tanto el país que obtiene un asiento como la ONU misma salen beneficiados, además de las poblaciones a las que se dirigen campañas y proyectos.
Usted amplifica su influencia diplomática
-Gerard van Bohemen, Embajador de Nueva Zelanda ante las Naciones Unidas
Viajes, recepciones, personal en el extranjero: Canadá ya ha gastado por lo menos $ 460,000 en honorarios de todo tipo para su campaña de la ONU.
Esta cantidad no incluye los salarios de 10 empleados que trabajan en la campaña canadiense en Nueva York y Ottawa. Este equipo está formado por un administrador, un director, un subdirector y varios consejeros.
Según los cálculos de Radio Canadá, la masa salarial anual total de los empleados es de entre $ 868.000 y $ 1.047 000. Dos personas han sido contratadas para ayudar en los esfuerzos en Nueva York y otras ocho personas que ya trabajan en el Ministerio de Asuntos Exteriores fueron reasignadas a ese expediente.
Canadá se lanzó a la carrera en 2016. Una salida tardía si se compara con Irlanda que hace campaña desde 2005 y Noruega desde 2007. Sin embargo, el país escandinavo tiene un pequeño equipo compuesto por un alto diplomático y sólo dos empleados.
Suecia, que ha logrado obtener un asiento temporal para el periodo 2017-2018, ha desplegado efectivos similares a los de Canadá. Las cifras oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia muestran que un equipo de 13 personas participó en la campaña y que se gastó una suma de cerca de 4,2 millones de dólares canadienses entre abril de 2014 y julio de 2016, el año de votación.
Campañas costosas
Las tácticas varían enormemente para obtener el mayor número de votos de los 193 países miembros. Según Carl Skau, Embajador de Suecia ante la ONU, algunos países «cruzan la línea» del gasto para una campaña. «Es necesaria una reflexión, ya que eso es contrario al espíritu de las Naciones Unidas,» dijo el Sr. Skau.
El director general del Movimiento federalista mundial, William Pace, argumenta que los estados gastan decenas de millones de dólares para conseguir un asiento. Este experto, cuyo grupo aboga por un papel más importante de la ONU, conoce bien el funcionamiento interno de la organización. «Estas elecciones son la peor forma de gastar el dinero», dijo. Pace propone un sistema de nominación basado en el mérito para reemplazar las campañas que a veces considera «inaceptables».
Ellos deben comprar los votos de países a los que deberíamos más bien intervenir para poner fin a los conflictos, a las violaciones de los derechos humanos y la discriminación racial.
-William Pace, director ejecutivo, Movimiento Federalista Mundial
Una práctica común es invitar a las delegaciones de diplomáticos a visitar su país. «Todo el mundo lo hace, incluidos los países en desarrollo», dice Gerard van Bohemen, Embajador de Nueva Zelanda ante las Naciones Unidas. Su país invitó a unos sesenta diplomáticos durante su última campaña. Dijo que la intención no era la de comprar votos. El embajador explicó que el viaje fue organizado con el fin de «comprender el país» y el impacto de problemas como el calentamiento global.
Durante el día de la votación para elegir a los miembros del Consejo de Seguridad, no es raro ver regalos que se acumulan en las oficinas de los delegados.
Gerard van Bohemen dice que no fueron los viajes lo que hicieron una diferencia, sino los argumentos detrás de la candidatura de Nueva Zelanda para la obtención de un asiento en 2015-2016. La promesa de defender los intereses de los estados pequeños en la mesa del Consejo ha inclinado la balanza, dijo.
Carl Skau cita la importancia de la estrategia, del mensaje y «de las relaciones personales que usted logra construir con sus colegas de la ONU y en las capitales». Las maniobras y negociaciones son continuas entre bastidores para obtener apoyos.
¿Por qué?
Estos esfuerzos costosos en tiempo y dinero ¿valen realmente vale la pena, cuando el Consejo de Seguridad está paralizado desde hace años en temas concernientes a Ucrania y Siria?
La influencia y la visibilidad valen su peso en oro, según Gerard van Bohemen, incluso si nada «significativo» se ha hecho alrededor de la mesa durante el paso de Nueva Zelanda (2015-2016). «Si usted está listo para enfrentarse al Consejo, la gente lo respetarán y escucharán su opinión”. Según él, es posible» forzar la discusión entre los miembros».
Usted amplifica su influencia diplomática
-Gerard van Bohemen, Embajador de Nueva Zelanda ante las Naciones Unidas
El embajador sueco Carl Skau cree que un asiento temporal en el Consejo de Seguridad es un escaparate y una oportunidad para el país de enviar «un mensaje sobre lo que él significa para las Naciones Unidas y el mundo.» M. Skau señala que la campaña le ha permitido a Suecia desarrollar relaciones «fascinantes» con muchos países.
Después de un duro revés en 2010 en las Naciones Unidas bajo el gobierno del conservador Stephen Harper, Ottawa está tratando de mejorar su imagen en el escenario internacional. El gobierno de Trudeau, en particular, se comprometió a volver a participar en las misiones de paz de la ONU, como en Colombia, pero su plan general aún está esperando ser implementado. Ha acogido a miles de refugiados sirios.
Pero Ottawa ha hecho de la defensa de las niñas y las mujeres una de sus prioridades de desarrollo internacional.
Esta proyección de los costos para el año fiscal 2016-2017 fue hecha pública en respuesta a una pregunta del diputado conservador Guy Lauzon.
RCI/Radio Canadá/ Louis Blouin, corresponsal parlamentario en Ottawa
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