El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par de Corea del Norte, Kim Jong Un, iniciaron su segunda cumbre el miércoles 27 de febrero, el que el tema central será el programa nuclear norcoreano.
La reunión entre ambos mandatarios no suscita la atención que logró la precedente, llevada a cabo en junio de 2017, y que constituyó el primer encuentro entre los responsables gubernamentales de ambas naciones, enfrentadas por intereses militares de uno y otro lado.
El titular de la Casa Blanca dijo estar satisfecho por la evolución de la situación desde el último encuentro, aunque reconoció que sería mejor si se avanzara más rápidamente.
Por su parte, Kim Jong Un se hizo eco de esas declaraciones, prometiendo poner la mejor voluntad de su parte para que la reunión sea un éxito.

Los interesados pudieron seguir el encuentro a través de la televisión estatal norcoreana. REUTERS/Kim Hong-Ji.
Trump dijo que no lo urge conseguir el fin del plan nuclear norcoreano, pero que una extensión de la suspensión de los ensayos sería una medida satisfactoria.
Corea del Norte llevó a cabo su prueba nuclear más reciente en septiembre de 2017 y probó un misil balístico intercontinental en noviembre del mismo año.
El país asiático inicio hace tiempo un programa destinado a dotarse de armas nucleares y en varias ocasiones dijo contar con proyectiles de ese tipo, que podrían alcanzar el territorio estadounidense.
A pesar de la moratoria en los ensayos, Trump evitó pronunciarse respecto a una proclamación oficial del cese de los enfrentamientos entre ambos países.
Tras el encuentro inicial, ambos mandatarios compartieron una cena en la que también estuvieron presentes el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo y el jefe de Gabinete de la Casa Blanca Mick Mulvaney.

El nuevo testimonio de Cohen preocupa al equipo presidencial. REUTERS/Jonathan Ernst.
Por su parte Kim estuvo acompañado por Kim Yong Chol, un ex jefe de los servicios de espionajes militares, y Ri Yong Ho, ministro de Relaciones Exteriores.
La cumbre permitió al jefe de la Casa Blanca tomar un poco de distancia respecto a la situación de la política doméstica estadounidense, donde su ex abogado, Michael Cohen, se apresta a declarar nuevamente y, según los analistas, estaría decidido a decir que el presidente es una racista y un tramposo.
Cohen debe declarar ante una Comisión de la Cámara de Representantes y en la ocasión podría decir a los legisladores que Trump lo obligó a mentirles durante una comparecencia anterior. Las cuestiones a tratar durante la sesión abarcan los presuntos contactos del equipo del entonces candidato republicano con Julian Assange, responsable de Wikileaks, para obtener información que dañara las posibilidades electorales de su rival demócrata Hillary Clinton y el presunto pago a una mujer con la que el actual presidente habría mantenido contactos íntimos, para lograr el silencio de esta.
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