La viceprimera ministra de Canadá está acostumbrada a hacer frente a negociaciones difíciles con su vecino estadounidense. Fue ella que lideró las discusiones que llevaron a la firma del nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México que entró en vigor el 1º de julio.
A pesar de ese acuerdo, la política agresiva estadounidense hacia Canadá no da tregua.
El jueves de la semana pasada el presidente Donald Trump dijo que impondría un arancel del 10 por ciento a algunos productos de aluminio importados de Canadá, acusando al país de renegar de una promesa de no «inundarlo» con sus exportaciones.

Esta no es la primera vez que el primer ministro Justin Trudeau y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se enfrentan a los aranceles de los metales. (Patrick Doyle / Reuters, Patrick Semansky / The Associated Press)
Chrystia Freeland calificó la medida de «injustificada e inaceptable» y dijo que Canadá implementará «contramedidas dólar por dólar».
Ottawa anunció luego que llevará a cabo una consulta de un mes con los canadienses para determinar también aranceles de represalia sobre productos de metales de Estados Unidos.
Freeland puso sobre la mesa una cifra: $ 3.6 mil millones en contramedidas punitivas que serán aplicadas después de la consulta con empresarios y otros canadienses.
Este martes Chrystia Freeland dijo que las conversaciones con Washington continúan unos días antes de que entren en vigor los nuevos aranceles estadounidenses sobre el aluminio canadiense previstos para el 16 de agosto.
La represalia arancelaria de Ottawa está prevista para un mes después, el 16 de septiembre.
“Quiero decirle a la gente de Saguenay, de Lac-Saint-Jean, que apoyamos la industria, que vamos a apoyar la industria. Vamos a hacerlo en nuestro trabajo con los Estados Unidos», dijo, reconociendo la importancia económica de esta industria para la región de Quebec.
Pero también aclaró que había que actuar de manera inteligente. “Es muy importante que el apoyo gubernamental no pueda ser considerado como un subsidio», advirtió.
La nueva amenaza de Trump no goza de un apoyo masivo en su propio país, como lo habían destacado el New York Times y el Washington Post la semana pasada. Tampoco contaba con el apoyo de la Cámara de Comercio de EE.UU. y de los principales productores de aluminio de EE.UU., que no pueden producir suficiente aluminio para satisfacer la demanda y que han expresado una fuerte oposición a la imposición de aranceles a Canadá a partir del 16 de agosto.
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A ese respeto, Chrystia Freeland dijo tener la esperanza de que las voces disidentes contra el anuncio del presidente Trump tengan un impacto en la imposición de los aranceles, que considera «inaceptable» e «injusto».
“Creo que cuando se trabaja con esta administración americana, hay que tener esperanza en el mejor resultado, por un lado, pero por otro lado hay que estar preparado para lo peor», destaca la agencia Canadian Press.
Reiteró su opinión de que la administración Trump es la administración estadounidense «más proteccionista» en la historia de los Estados Unidos.
Freeland no descarta la posibilidad de que el presidente Trump imponga otras medidas proteccionistas contra sectores de la economía canadiense en el período previo a las elecciones presidenciales de noviembre, a pesar de la entrada en vigor del Acuerdo Canadá-EE.UU-México (CUSMA/USCMA/T-MEC) el mes pasado.
«Creo que debemos estar preparados para todas las eventualidades, en todo momento».
El viernes, en una entrevista con el diario La Presse de Montreal, Chuck Grassley, senador republicano de Iowa y presidente en funciones del Senado de EE.UU., le dijo a la viceprimera ministra que estaba de acuerdo con ella, y que también consideraba “inaceptable el encubrimiento comercial y que hará todo lo posible por hacer entrar en razón a la administración Trump”.
Como presidente en funciones del Senado, Grassley es el segundo funcionario más importante del Senado después del vicepresidente de los Estados Unidos Mike Pence.
La presse canadienne-La Presse de Montrel-RCI
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