Una de las recomendaciones de la UNICEF para el retorno de los niños a la escuela es que en la medida de lo posible se favorezcan las clases al aire libre. (Foto: CBC)

El futuro de la escuela: clases al aire libre

Los pueblos indígenas en Canadá sostienen que una persona aprende mucho en contacto con la naturaleza. La eclosión de la pandemia está forzando a los sistemas educativos canadienses a considerar las formas de aplicar esta receta a fin de limitar las posibilidades de contagio con el nuevo coronavirus.

Esta educación al exterior es una posibilidad para los niños que acuden a la Escuela al Aire Libre de Guelph, una pequeña ciudad de unos 132.000 habitantes al suroeste de la provincia de Ontario.

Esta escuela se encuentra al exterior de la ciudad.  Un cartel de madera a unos cinco minutos del camino más cercano indica el lugar donde funciona esta escuela. Allí, en un claro del bosque, hay una mesa de registro, la única infraestructura visible.

En este lugar se dan cita decenas de niños que llegan por un sendero, equipados con sombreros y repelente de insectos, lo necesario para pasar un día completo al aire libre. Organizados en grupos de diez niños, juegan, recorren a pie una serie de senderos trillados, estudian los huesos de aves encontrados y aprenden cosas como cómo saber qué planta es comestible y cuál es venenosa.

Los juegos de «Físicamente distanciados» son parte de la diversión en la Escuela al aire libre de Guelph. (Sarah Bridge/CBC)

Considerando el aviso de los médicos, que dicen que el aire fresco al exterior es una forma de reducir el riesgo de transmisión del Covid-19, más madres y padres están viendo el mérito de que sus hijos estudien al exterior, en programas como este.

Chris Green, un antiguo maestro que comenzó esta escuela al aire libre hace ocho años, dice que hay una gran demanda por este tipo de educación. Él y su equipo han añadido siete nuevos programas este año, los que han ido llenándose. También se han asociado con una escuela local Montessori para ofrecer una opción de tiempo completo, donde unos 30 niños, divididos en dos grupos, pasarán la mitad del día en un aula y la otra mitad al aire libre.

«Para mí, siempre tuvo sentido tener a los niños al aire libre», dijo Green. «Y ahora tiene mayor sentido, ya que ha pasado de ser una iniciativa educativa y de desarrollo, a una iniciativa de salud pública preventiva».

Incluso aquellos que ya estaban convencidos por las ideas de la escuela ahora la evalúan de manera diferente.

Los niños de la Escuela al Aire Libre de Guelph admiran una vista durante una caminata. (Foto: David Common/CBC)

El atractivo de las actividades al aire libre durante la pandemia del Covid-19 tiene fundamento en la ciencia. La doctora Linsey Marr de la Universidad Tecnológica de Virginia estudia cómo se propagan los virus a través del aire. Ella dijo que la transmisión del Covid-19 por aire está ocurriendo. «Realmente ya no hay duda», dice ella.

Interrogada por qué hay un menor riesgo de transmisión en el exterior, ella mencionó la imagen de un fumador. Al exterior el humo exhalado se dispersa rápidamente por la atmósfera y se diluye mientras que al interior, el humo queda atrapado.

Aunque las máscaras, el distanciamiento físico y la ventilación adecuada pueden ayudar mucho a frenar la propagación del virus en las escuelas, la doctora Marr dijo que se debe aprovechar cualquier oportunidad que se presente para trasladar una actividad al exterior».

La Junta Escolar del Distrito de Toronto (TDSB) está tratando de aumentar esas oportunidades para sus estudiantes, animando a los profesores a llevar a cabo clases al aire libre siempre que sea posible este año. Pero las escuelas que no tienen un bosque en su propiedad necesitarán pensar de manera diferente sobre el uso del espacio más allá de sus puertas.

Los maestros de escuela tendrán que ser creativos para desarrollar formas de enseñar fuera de las salas de clases.(Foto: GEOFF ROBINS / AFP a través de Getty Images)

El principal coordinador de la educación al aire libre de la TDSB, David Hawker-Budlovsky, dice que aunque no será posible para muchas escuelas grandes del centro de la ciudad de Toronto tener un día completo de programación al aire libre, dijo que los profesores podrán programar el tiempo en el patio, mientras escalonan las entradas y salidas para mantener la distancia física.

Los profesores y los estudiantes tendrán que acostumbrarse a «viajar y usar la comunidad como aula también», dijo David Hawker-Budlovsky. Las ideas van desde la lectura en voz alta ante una clase en el patio, a la enseñanza sobre el cambio climático en una quebrada cercana, o el aprendizaje de la historia local mientras se camina por el vecindario.

Hawker-Budlovsky dijo que habrá desafíos, y admitió que el plan tiene escépticos. Pero está entusiasmado con la idea de que los niños salgan más a menudo.


«Creo que lo realmente importante es poder ver esto [con] una mente abierta, ser creativo y ser tan flexible como sea posible».

David Hawker-Budlovsky, coordinador de la educación al aire libre de la Junta Escolar del Distrito de Toronto.


La apertura mental será sin duda un rasgo valioso para los que den clases al aire libre en el invierno canadiense. Pero de acuerdo con Pamela Gibson, una ex profesora que ahora provee asesoramiento sobre sostenibilidad y educación al aire libre para la organización Learning for a Sustainable Future (LSF), Aprendizaje para un futuro sostenible, los estudiantes y los profesores pueden vencer el desafío de llevar a cabo clases al exterior durante el invierno.

«No hay mal tiempo», dijo. «Sólo hay mala ropa». Con el tiempo, dijo, la gente puede aprender a vestirse adecuadamente para esos días fríos del invierno canadiense.

A principios de la década de 2000, como profesora en la Escuela Pública Belfountain en el pueblo de Caledon, Ontario, Gibson comenzó a experimentar con la idea de dar clases al aire libre. La idea fue inicialmente impulsada por un grupo de padres que quería que sus hijos pasen más tiempo al aire libre en la propiedad de 10 acres alrededor de la escuela.

Los profesores que busquen adoptar programas similares en otros lugares, dijo, tendrán que ser creativos. Pero desde la experiencia de Belfountain, incluso un árbol puede ser visto como un «posible programa de estudios».

Un árbol puede servir para desarrollar todo un programa de aprendizaje para los estudiantes sobre diversos temas.
(Foto: Ryan Mariotti)

Gibson sugirió que los educadores se pregunten, «¿Qué matemáticas hay en ese árbol? ¿Cuál es la ciencia en ese árbol? ¿Dónde están las artes en ese árbol?» Ella cree que todas estas posibilidades de estudio se encuentran en un solo árbol.

Dar clases al aire libre en la comunidad no sólo es posible, dijo Gibson, sino que es «crucial», incluso más allá de la pandemia. Un plan de estudios, dijo, «se supone que es lo que los niños necesitan aprender para funcionar en el mundo, no sólo dentro de los edificios o de sus casas».

Con la amenaza del Covid-19 empujando a los educadores a considerar de forma diferente sus aulas, Gibson dijo que estamos frente a «una oportunidad para un gran cambio», y tal vez incluso una oportunidad de mejorar el sistema para el futuro.

Por su parte la UNICEF también recomendó en un documento el pasado 8 de junio mover las aulas a espacios provisionales o al aire libre, además de escalonar el comienzo y el cierre de la jornada escolar, escalonar las horas de comer y crear turnos para reducir el número de alumnos por clase.

Fuentes: CBC / S. Bridge / D. Common / UNICEF / Canadian Press / RCI

Categorías: Salud, Sociedad
Etiquetas: ,

¿Encontró un error? ¡Pulse aquí!

Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.