Estamos en plena Semana de la Pequeña Empresa en Canadá, días que permiten ver a los emprendedores con otros ojos, conocer aun más sus realidades e incluso, desde la empatía, ponerse en los zapatos de un emprendedor en tiempos de pandemia.
Lo vemos cuando salimos a caminar por nuestros vecindarios: el café de la esquina, la peluquería que visitamos desde hace años, la tienda ecológica que vende productos reciclados… pero las estadísticas dan cuenta de una realidad compleja, en la que muchos están en modo supervivencia y en la que capacidad de planificar los meses siguientes, clave para cualquier negocio, se ha vuelto casi imposible.
Amplíen ahora ese recorrido por el vecindario e imaginen que el café de la esquina, la peluquería que visitamos o la tienda ecológica es de alguien de origen latinoamericano. Imaginen su realidad, no porque sean más importantes , sino porque conocemos bien lo que significa emprender en el país de acogida.
Manuel Ribeiro, presidente del Cámara de Comercio Latinoamericana de Quebec (CcLaQ) lo explica muy bien. “Para los empresarios inmigrantes, en general, es un poco más difícil. No tenemos la misma red de contactos, ni el historial crediticio, ni activos… Inmigrar es una aventura; inmigrar y ser empresario es una doble aventura; inmigrar y ser empresario en pandemia… triple aventura”.
Ribeiro, quien ha podido palpar la realidad de los pequeños empresarios hispanos que hacen vida en Quebec -además de su propia experiencia- coincide con estudios que indican que buena parte de los emprendedores están en estos momentos en modo supervivencia.
Explica a RCI que las ayudas gubernamentales, como subsidios salariales o préstamos, han dado una mano a los empresarios en general, pero la realidad actual, incluso para aquellos que la pandemia ha significado algún tipo de crecimiento o expansión, no se ha traducido en más ingresos. Mucho menos ven en el panorama tiempos de planificación o de inversión.
“Nadie esta invirtiendo. La plata que tiene el empresario la tiene guardada”, comenta. Esa es también su propia experiencia con su empresa, dedicada precisamente al impulso de las pymes -y trabaja en gran medida con emprendedores hispanos- y que actualmente emplea cinco personas.
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Un cambio duro
Mónica Linares, presidenta de la Cámara de Comercio Hispana de Toronto (THCC por sus siglas en inglés) coincide con su colega quebequense en que los empresarios sobreviven en este momento. Reconoce, según dijo a RCI, que la pandemia ha sido un golpe muy duro para los pequeños empresarios. Dio como ejemplo los que están en el sector de la restauración.
Cuando se piensa en los pequeños empresarios más afectados por la pandemia, tanto Ribeiro como Linares hacen mención a los que están en el sector de restaurantes. Sobre todo considerando que a diferencia de otros sectores, quienes tienen restaurantes no tienen la opción de volcarse completamente al mundo digital. Claro, muchos ofrecen comprar para llevar o para entrega a domicilio, pero la experiencia no es la misma.
“La industria de alimentos es la más golpeada. Desde la cadena de proveeduría hasta los establecimientos. Por ejemplo, hay más consumo en la SAQ, pero los pequeños importadores privados de alcohol están sufriendo y pasa lo mismo en toda la cadena productiva. Los dueños de pequeños restaurantes están sufriendo enormemente y no pueden irse a lo digital”, explica por su parte Ribeiro.
Otros empresarios, que sí vieron rápidamente la oportunidad de negocio en el mundo digital -o que sus empresas están vinculadas a este sector- han vivido una experiencia diferente. Ribeiro menciona como ejemplo las dedicadas al marketing digital y a la creación de páginas web. Sin embargo, el empresario resalta que si bien están teniendo trabajo, esto no se está traduciendo, necesariamente, en más ingresos, porque igualmente se han tenido que adaptar a las nuevas reglas impuestas por la pandemia.
Para muestra un botón
Lorena Meneses, propietaria de Mareiwa Café Colombien tuvo que cerrar su café, ubicado en Saint-Hyacinthe, Quebec, en la primera etapa de la pandemia. Cuando tuvo la luz verde del gobierno provincial, volvió a abrir, pero para ello adaptó el espacio. Invirtió en plexiglás para separar las mesas y así garantizar el distanciamiento físico entre sus clientes, y en litros y litros de gel antibacterial, para permitir que sus clientes y empleados se laven sus manos constantemente. Con la llegada de la segunda ola sigue vendiendo café, pero ahora solo para llevar.
No ha despedido personal -emplea en total a unas 15 personas- y se ha beneficiado parcialmente de las ayudas gubernamentales, pero comenta que para ella es prácticamente imposible planificar en estos momentos.
Meneses tiene también otra rama dentro de su negocio, pues vende el producto terminado (Combia) en varias cadenas de supermercados de la provincia. La pandemia llegó justo cuando estaba por introducir el producto al mercado, por lo que tuvo que retrasarlo hasta junio. La fábrica siguió produciendo, pero con la pausa de los contratos las ventas se vieron afectadas.
Creciendo
José Alfonso Herrera es el presidente de JH World Services, una empresa con 14 años que tiene sede central en Mississauga, Ontario, pero que opera en varias ciudades de Canadá. Emplea en la parte administrativa a ocho personas.
Esta compañía tiene también varios brazos de negocio: limpieza, agencia de empleo, restauraciones y venta virtual de artículos de aseo.
Con la pandemia, Herrera ha visto su negocio crecer. Aunque 50% de su clientes (restaurantes, discotecas, salas de banquete) se vieron afectados por la realidad de la COVID-19, la pandemia le ha permitido expandir su negocio. Sin embargo, tal y como están experimentando muchos pequeños empresarios, esa expansión no se ha traducido en más ingresos.
Lo positivo
Para la presidenta de la THCC, el adaptarse a la nueva realidad es imperante para pasar por la etapa más difícil de esta pandemia global. Dentro de la cámara, por ejemplo, se han comenzado a hacer actividades virtuales y así mantener informados a sus miembros.
Linares recomienda a quienes puedan, porque su sector así lo permite, volcarse al mundo digital y a quienes no, manejar las nuevas reglas para así sobrevivir.
Ribeiro coincide, reconociendo que la pandemia dejará lecciones en todos. “Dentro de todo lo malo estoy contento, porque hemos aprendido a manejar el estrés. Hace tres años, con el nivel de riesgo que estamos manejando no hubiese dormido. Ahora duermo”.
Herrera, por su parte, tiene muchas expectativas sobre lo que traerá el 2021. Se ve creciendo en su negocio a una velocidad extraordinaria. “Hay muchas cosas por hacer”.
Por su parte, para Meneses sí hay un aspecto positivo de la pandemia, a pesar de todos los obstáculos: la gente ha tomado más conciencia de la importancia de apoyar lo local.
Apoyar a los empresarios hispanos en tiempos de pandemia, en la medida de lo posible, puede aliviar el peso de pasar por lo más difícil de estos tiempos.
Fuentes: Cámara de Comercio Latinoamericana de Quebec, Cámara de Comercio Hispana de Toronto
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